Por temor al espionaje, EE.UU. les declara la guerra a los componentes chinos y rusos de los autos autónomos
Una nueva restricción para los vehículos que utilizan software y hardware desarrollados en esos países entraría en vigor en los modelos fabricados a partir de 2027 y 2030
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En busca de mitigar las amenazas a la seguridad nacional, el gobierno estadounidense propuso una nueva regulación que afecta a los vehículos autónomos. Se trata de la prohibición de la venta y la importación de automóviles, camiones y autobuses conectados Internet que contengan software y hardware fabricado en China y Rusia, ante la posibilidad de que sean utilizados como herramienta de espionaje o controlados de forma remota mientras circulan por las carreteras del país.
La preocupación por el riesgo de que los adversarios extranjeros obtengan datos sobre los hábitos de conducción estadounidenses o manipulen los medios de transporte modernos es cada vez mayor. Por esta razón, la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de Estados Unidos tomó la decisión tras siete meses de deliberación, según The Washington Post.
En este sentido, Gina Raimondo, secretaria de Comercio, explicó: “Los coches de hoy en día tienen cámaras, micrófonos, seguimiento GPS y otras tecnologías conectadas a Internet. No se necesita mucha imaginación para entender cómo un adversario extranjero con acceso a esta información podría representar un grave riesgo tanto para nuestra seguridad nacional como para la privacidad de los ciudadanos estadounidenses”.
Por su parte, los funcionarios chinos creen que este es un nuevo intento de Estados Unidos de atacar a las empresas de su país. “China se opone a la ampliación del concepto de seguridad nacional por parte de Estados Unidos y a las acciones discriminatorias adoptadas contra las empresas y productos chinos”, declaró Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.
A qué vehículos autónomos afectará la restricción
Si bien hay pocos vehículos chinos en las carreteras de Estados Unidos, los legisladores expresaron su preocupación en torno a los que tienen funciones de conducción autónoma en particular. Se trata de aquellos automóviles que pueden conectarse con computadoras remotas mediante WiFi, Bluetooth o tecnología celular gracias a su software y hardware, con el fin de permitir que los medios de transporte operen sin un conductor.
De esta manera, la regulación de la administración Biden se aplicará a todos los automóviles, camones y autobuses con ruedas que tengan funciones de conducción autónoma y operen en la vía pública. En cambio, no afectará a los vehículos agrícolas o mineros que se conducen en carreteras privadas.
De acuerdo con Business Insider, la propuesta podría impactar a los robotaxis de Waymo. Estos vehículos de próxima generación serán construidos por la empresa Zeekr, aunque su sistema de conducción autónoma está diseñado y ensamblado en Estados Unidos. Asimismo, la prohibición impediría que las compañías chinas de vehículos autónomos puedan realizar sus pruebas en las carreteras estadounidenses.
Por su parte, PBH podría ser incluida en la lista de entidades no confiables de China debido a una posible discriminación contra productos fabricados en la región de Xinjiang, lo que podría impedir que la firma propietaria de marcas como Calvin Klein y Tommy Hilfiger haga negocios en el país asiático.
Tal como indica BBC, las prohibiciones sobre el software entrarían en vigor en los modelos fabricados a partir de 2027, mientras que las respectivas al hardware lo harían a partir de 2030, lo que le daría a la industria más tiempo para reestructurar sus cadenas de suministro.
Una nueva medida contra los vehículos chinos
Esta prohibición de la administración no es la primera restricción que impone a los vehículos chinos, sino que ya había impuesto aranceles de hasta el 100% a los vehículos eléctricos del país asiático en mayo de 2024. Esta decisión tenía el objetivo de proteger a las compañías automotrices estadounidenses ante la lucha por ejecutar una transición planificada de los combustibles fósiles.
Los subsidios del gobierno chino propiciaron la producción de 10 millones de vehículos más cada año de los que se pueden vender en China. Esto provocó que los fabricantes del país reduzcan los precios de sus modelos para descargar su producción excedente, lo que representa una amenaza para los fabricantes de automóviles en Estados Unidos.
Ante esto, Lael Brainard, director del Consejo Económico Nacional, señaló: “No podemos permitir una situación en la que nuestras cadenas de suministro de automóviles dependan de China”.
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