El peligroso camino que une a Colombia con Panamá no era tan frecuentado por estos latinos; sin embargo, su presencia se disparó desde 2022 e incluso superaron a los venezolanos
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Tres horas tardó Bertha en huir de Ecuador con sus ocho hijos. De un momento a otro, un conocido le propuso el año pasado que se fuera a Estados Unidos atravesando a pie la selva del Darién. Ella no lo pensó demasiado. “Nos vamos todos”, dijo.
Había perdido uno de sus trabajos durante la pandemia y su sueldo de apenas US$300 no les alcanzaba ni para comer. “La situación era muy grave. Ya ni siquiera podía mandar a mis hijos a la escuela”, cuenta a BBC Mundo la mujer de 40 años, desde su nuevo hogar en Estados Unidos.
“Cuando me ofrecieron ayudarme a pagar el viaje, solo pensé en que tendríamos una mejor vida. Nunca me imaginé todo lo que pasaríamos en la selva”. Sin embargo, repetiría esa travesía.
“No quiero volver a Ecuador. No por ahora. Pasé por cosas muy difíciles en mi país. Los criminales abusaron de mis hijas. No me dejaron poner la denuncia. Atacaron mi casa con piedras. Nos amenazaron. Siento que nos salvamos y Dios sabe por qué nos trajo hasta acá”.
Hasta hace poco, la selva del Darién —el peligroso paso que une a Colombia con Panamá— no era tan frecuentada por los ecuatorianos. No obstante, desde 2022 su presencia se ha disparado. Incluso, en octubre del año pasado, el número de migrantes provenientes de Ecuador llegó a superar al de los haitianos.
Este año, el flujo de ecuatorianos por la selva se mantiene en aumento. Según datos del Ministerio de Seguridad Pública de Panamá, más de 37.000 personas han atravesado el Darién hasta el 15 de febrero y al menos 9536 son ecuatorianos.
Por primera vez, superan a los venezolanos en su intento por llegar a Estados Unidos a través de la selva y pelean con los haitianos ese dudoso honor de ser los primeros. “Se trata de un flujo que no tiene precedente en Ecuador”, asegura Lorena Mena, directora de Continente Móvil, un centro de estudios sobre migración. “Es preocupante porque la condición de riesgo es alta y llama la atención por la rapidez con la que se hace. Se trata de un intento por salvar la vida”.
“Estamos frente a una situación difícil y dolorosa. Los ecuatorianos que viajan por el Darién no solo se exponen a riesgos por la topografía, sino también por las extorsiones, violaciones o accidentes de tránsito, como ocurrió hace poco”, admite en diálogo con BBC Mundo la viceministra de movilidad humana de Ecuador, Silvia Espíndola.
Aunque Ecuador ha sido tradicionalmente un país de migrantes, existe una serie de factores que explica por qué ahora vuelve a haber otro éxodo hacia Estados Unidos y, en concreto, por el Darién.
Soledad Álvarez, antropóloga ecuatoriana de la Universidad Illinois de Chicago, cree que entre las razones hay algunas nuevas y otras de vieja data.
“El abuelo migró, el padre migró y ahora le toca al hijo. Se ha convertido en un modus vivendi o, mejor dicho, sobrevivendi (modo de sobrevivir)”, dice.
“Estamos viviendo otro pico de la historia migratoria de Ecuador como consecuencia de problemas estructurales no resueltos. Ecuador está afectada por la pobreza y la desigualdad, pero también por la proliferación del crimen organizado y el miedo a la inseguridad. La clase media, media baja y baja están saliendo para sobrevivir y buscar protección”.
A continuación, cuatro factores para entender por qué los ecuatorianos son ahora los sudamericanos que más cruzan la selva del Darién camino a EE.UU.:
1. La escalada de violencia
Ecuador cerró 2022 como el año más violento de su historia, al contabilizar 4450 asesinatos, según datos de la Policía Nacional. Las muertes por parte de los sicarios a plena luz del día se volvieron algo común en ciudades como Guayaquil, donde se registraron 1537 casos.
En un año, se convirtió en una de las ciudades más violentas del mundo, al pasar de la posición 50 al puesto 24 del ranking elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México.
Detrás de esta violencia, se esconde el aumento del narcotráfico. De acuerdo con el portal especializado Insight Crime, Ecuador se ha convertido en los últimos años en la “autopista de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa”. Incluso, más de un tercio de la producción de cocaína de Colombia llega en la actualidad por este país.
Ahora, estas organizaciones criminales extranjeras se han aliado con las bandas delictivas locales, como Los Choneros, Los Lobos y Los Lagartos, entre otras. En consecuencias, sus líderes no solo buscan el control de las cárceles, sino también de los territorios asociados con la droga.
2. Miedo a “las vacunas”
Los comerciantes ecuatorianos están huyendo de las llamadas “vacunas”, que constituye un tipo de extorsión por parte de los grupos criminales con la que piden dinero a cambio de una supuesta protección.
Quienes se niegan a pagar se arriesgan a ser asesinados o reciben constantes amenazas contra su integridad o sus familiares hasta que decidan pagar.
“Lo que se está viviendo en Ecuador es un espiral de violencia”, afirma William Murillo, director de 1800Migrante, una ONG que ayuda a los que dejan el país. “El control de las cárceles, el sicariato, las vacunas, el tráfico de drogas… Si no pagas, te matan o te quitan el negocio. Te secuestran, ponen coches bomba. En Quito o en Guayaquil es donde más se siente la violencia. La gente se ve obligada a salir como sea”.
3. México vuelva a exigir visa
En noviembre de 2018, la administración del presidente Enrique Peña Nieto eliminó a los ecuatorianos el requisito de contar con una visa mexicana para viajar por turismo o actividades no remuneradas por un lapso de 180 días.
Ello le hizo el camino más sencillo a los ecuatorianos para migrar hacia Estados Unidos, después de que terminara el mandato de Rafael Correa, que contuvo la salida de nacionales bajo su promesa de recuperación e inyección de inversión social.
Luego de la medida, la cifra de viajeros se disparó de 39.956 a 119.220 entre 2017 y 2019. No todos iban por turismo. Solo uno de cada tres ecuatorianos regresaba a Ecuador.
En consecuencia, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador dio marcha atrás a la medida y reanudó la visa de entrada a los ecuatorianos a partir del 4 de septiembre de 2021.
Unos días después, Guatemala se sumó a la medida, lo que significó un aumento en las dificultades de los ecuatorianos para llegar a la frontera sur de Estados Unidos. Sin embargo, la imposición del visado tampoco frenó la migración. Más bien obligó a explorar otras rutas más peligrosas, como la del Darién.
4. Las secuelas de la pandemia
Ecuador fue uno de los países de la región más golpeados por el covid-19. Aquellas imágenes de los muertos tirados en las calles de la provincia de Guayas, en Guayaquil, mostraban el drama de una nación que no pudo hacer frente a la pandemia por la precariedad de su sistema de salud.
Además de los miles de víctimas, el covid-19 le costó a Ecuador más de US$16.382 millones entre marzo y diciembre de 2020, según cifras del Banco Central. Ello sin contar que la paralización de actividades significó la destrucción de 532.359 empleos.
“Los efectos del covid se reflejaron en la disminución del empleo y, a su vez, en el aumento de la pobreza”, comenta Luis Bayardo Tobar, director de la carrera de economía de la Universidad Politécnica Salesiana. “Los indicadores de pobreza extrema pasaron de 8,9 a 15%”, añade.
Desde entonces, la situación no se ha podido revertir. “Se perdieron más de 500.000 empleos con la pandemia y no se han recuperado”, agrega Murillo, de 1800Migrante. “La economía está estancada. No despega el turismo y la falta de inversión directa se siente”.
Aparte, existen cinco millones de ecuatorianos que están subempleados, lo que significa que ganan menos del salario mínimo (US$450) para subsistir.
“Si no se soluciona el empleo, la migración continuará”, apunta Tobar. “Los jóvenes entre 15 y 24 años no tienen trabajo. Tampoco tienen opción de ir a la universidad. En mayo, postularán 300.000 estudiantes y solo existen 150.000 cupos. La mitad se quedará sin nada qué hacer”.
En Estados Unidos aspiran tener un mejor futuro. “El sueño americano tiene un peso importante en la cultura ecuatoriana”, asegura la antropóloga Álvarez. “La idea de que existen más oportunidades en Estados Unidos ya forma parte del imaginario colectivo”.
La viceministra de movilidad humana de Ecuador, Silvia Espíndola, explicó a BBC Mundo que desde mediados del año pasado el gobierno ha estado trabajando en campañas de prevención para informar sobre los riesgos que supone hacer este viaje por el Darién; en identificar las redes de tráfico de personas y en ofrecer oportunidades de emprendimiento o trabajo a los ecuatorianos para que desistan de migrar.
Sin embargo, Espíndola compara la situación de Ecuador con la de sus países vecinos.
“La situación de Ecuador no es distinta a la que enfrenta la región. Por eso, tuvimos una reunión con otros viceministros para articular acciones en conjunto, porque las medidas aisladas no tienen resultado. La migración va a seguir buscando nuevas vías”, dice.
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