Parques nacionales de EEUU buscan sanar heridas de los nativos americanos
Cuando Raeshaun Ramon se puso por primera vez el característico uniforme verde y gris de los "rangers" estadounidenses, los guardabosques de los parques nacionales, estaba "indeciso".
Al principio, este miembro de la tribu nativa americana Tohono O'odham no quería hablar demasiado de su nuevo trabajo en el Parque Nacional Saguaro, en Arizona (oeste). "Tenía miedo de lo que mi gente pudiera pensar de mí", dice el joven de 28 años. "¿Por qué trabajar para un lugar que nos ha hecho tanto daño en el pasado?", se preguntaba.
Antes de convertirse en parques nacionales, estos amplios espacios abiertos formaban parte de las tierras ancestrales de los pueblos nativos. A partir del siglo XIX, estos pobladores fueron expulsados de ellas u obligados a cederlas mediante tratados con cláusulas fácilmente incumplibles.
Es un pesado legado, que, sin embargo, rara vez se asocia a estos tesoros naturales adorados por los estadounidenses.
Raeshaun Ramon es el primer "ranger" del Parque Saguaro que pertenece a la nación Tohono O'odham -en español, la "gente del desierto"-, a pesar de que este es su territorio histórico.
En medio de los cactus, cuenta a la AFP el alivio que sintió cuando su entorno se alegró por fin de que "alguien que se ve como ellos" ocupara ese puesto.
Él, que "no se sentía bienvenido" en el parque cuando era joven, ahora se ve como un "puente" entre sus colegas, los visitantes y su tribu. Una "gran responsabilidad", asegura.
Su historia ilustra los cambios que se están produciendo lentamente en el Servicio de Parques Nacionales estadounidense (NPS, por sus siglas en inglés) para mejorar sus relaciones con los pueblos indígenas.
Por primera vez, desde 2021, el director de esa agencia gubernamental es un nativo americano. Una señal clara en un intento de reparar profundas heridas históricas.
- Tradición -
"Los visitantes deben darse cuenta de que se trata de tierras de nativos americanos, trabajadas por ellos durante siglos", subraya Mike Turek, autor de uno de los pocos libros sobre la relación entre estos pueblos y los parques.
"Hubo violencia cuando se arrebataron estas tierras" a los amerindios y luego se "restringió" su acceso, al tiempo que se intentaba hacerlos "invisibles", explica el experto.
En Yellowstone, el primer parque creado en 1872, los responsables afirmaban que los nativos americanos nunca habían entrado en él, supuestamente asustados por los géiseres, fuentes termales intermitentes. El objetivo en aquella época era "restar importancia a la historia amerindia de los parques", explica Turek.
En algunos casos, el enfrentamiento con los colonos fue sangriento: poco antes de la creación del Parque Nacional de Yosemite, los nativos americanos fueron expulsados por la fuerza o asesinados.
Hoy en día, el uso tradicional de la tierra por parte de estas tribus es uno de los principales puntos de la discordia, afirma el experto.
Jacelle Ramon-Sauberan, de 35 años, también miembro de los Tohono O'odham, recuerda lo difícil que era la relación con los empleados del Parque Saguaro, que les "gritaban" cuando ella acudía de niña a recoger los frutos de los famosos cactus, considerados sagrados.
Esta tradición ha sido practicada por su pueblo desde "tiempos inmemoriales", relata frente a un pequeño campamento instalado en los límites del parque. El almíbar, elaborado a partir del fruto, se utiliza en ceremonias y como medicina.
Según esta especialista en estudios amerindios, a mediados del siglo pasado el NPS intentó incluso prohibir por completo su recolección. Hoy están sujetos a un permiso.
"La relación entre el parque y los Tohono O'odham no siempre ha sido la mejor", afirma. "Pero últimamente las cosas han mejorado. (...) Vamos en la dirección correcta, la de ser socios, con comunicación y respeto".
- Asociaciones -
En 2021, en la revista estadounidense The Atlantic, el escritor nativo americano David Treuer defendía una idea radical: "Devolver los parques a las tribus", un símbolo poderoso que restauraría "su dignidad".
El nuevo director del NPS, Chuck Sams, defiende el desarrollo de asociaciones.
Actualmente, existen unos 80 acuerdos de cogestión entre esa agencia federal, a cargo de más de 400 sitios en todo el país, y algunas de las más de 500 tribus indígenas americanas.
En el norte de Montana, Termaine Edmo, de 35 años, participa en el programa Native America Speaks, que cada verano permite a los miembros de su tribu, la nación Blackfeet (pies negros), compartir su historia con los visitantes del Parque Nacional Glacier.
Pero esta mujer comprometida, con el ceño fruncido, tiene duras palabras contra quienes administran la tierra "robada" a su pueblo, donde las cosechas de plantas siguen racionadas.
"Todavía nos oprimen", dice Edmo, cuya matrícula vehicular empieza por las letras "DECO", en referencia a la palabra "descolonización" en inglés.
El pasado ha dejado su huella: las reservas, creadas cerca de los parques para los nativos americanos expulsados de sus hogares, son predominantemente pobres, con altas tasas de suicidio y adicciones.
Edmo lamenta que tan pocos visitantes se detengan en su reserva, ya que los beneficios económicos van a parar a los otros pueblos.
Como coordinadora de cambio climático en su tribu, le gustaría desarrollar el ecoturismo en torno a proyectos de preservación natural (retención de nieve, pastoreo regenerativo, etc.) y así atraer viajeros.
A pesar de todo, los funcionarios del parque intentan hoy "ser abiertos", admite. Y "trabajar con nosotros" como "nunca antes", agrega.
El año pasado se reintrodujeron unos cuarenta bisontes para repoblar el parque.
- Rehabilitación -
Nuevas directrices de 2022 pretenden reforzar los acuerdos de cooperación que, según el director Sams, deberían permitir "reconocer la existencia de heridas profundas y, con suerte, curar algunas de ellas".
Pero también tomar mejores decisiones de preservación, basadas en los conocimientos ancestrales de las tribus.
Recientemente, por ejemplo, se han recuperado las técnicas amerindias de quemas controladas, para despejar la vegetación y evitar incendios catastróficos.
El aumento de la contratación de empleados nativos americanos también debería contribuir a cambiar las cosas.
De los aproximadamente 20.000 empleados del NPS, alrededor del 2,5% son indígenas americanos o nativos de Alaska. La propia agencia señala que esta cifra es "todavía notablemente baja".
A Raeshaun Ramon, el nuevo guardabosques del Parque Nacional Saguaro, le gustaría empezar por rediseñar algunos de los paneles informativos. Lo haría para incluir nombres en su lengua tradicional o porque algunos carteles "dicen que una vez hubo una población viviendo aquí", pero "ahí se acaba todo", explica.
"Los visitantes me preguntan: '¿Qué fue de la gente que vivía aquí?'. Yo les sonrío y les digo: 'Siguen aquí. Porque yo estoy aquí'".
la/dp/db/arm/mar/nn
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