La ciudad de Colorado donde se hablan más de 30 idiomas y es un refugio para miles de migrantes
Con más de 11.000 habitantes, Fort Morgan es el hogar de los extranjeros que llegan a EE.UU. en busca de una mejor calidad de vida; los niños van a la escuela y a los adultos se les ofrece apoyo legal
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En 2010, Fort Morgan, en Colorado, tenía apenas poco más de 11.000 habitantes. Esta comunidad, situada a casi 130 kilómetros al oeste de Denver, llama la atención más allá de sus atractivos, como el Museo Fort Morgan o el puente Rainbow Arch. Ahí es donde los migrantes han encontrado su refugio, lejos del bullicio de grandes metrópolis y con una notable comunidad organizada, que ha ayudado a muchos a conseguir apoyo legal y amigos después de duras travesías para allegar a ese país.
En esta pequeña localidad, los migrantes comenzaron a construir sus vidas. Contrario a lo que pasa en metrópolis como Nueva York o Chicago, que en este momento están en su máxima capacidad y enfrentan una crisis al no poder administrar el flujo de llegadas, en Fort Morgan los migrantes formaron una sólida comunidad, construida a través de generaciones. Así, se volvió una bendición para los recién llegados, que muchas veces no saben qué pasos debían seguir.
El nacimiento de una comunidad migrante en EE.UU.
De acuerdo con AP, que da detalles sobre cómo funciona esta ciudad y de cómo se creó la red de ayuda, la Organización de Naciones Unidas utilizó la comunidad como parte de su estudio de caso para la integración de los refugiados rurales, luego de que 1000 somalíes llegaron a trabajar en plantas de envasado de carne a fines de la década de 2000. En 2022, grupos de base enviaron a los migrantes que vivían en casas móviles para que contaran sus historias en el Congreso.
Hace un siglo, la producción de remolacha azucarera llevó a la migración alemana y rusa a la zona. En tanto que ahora, muchos trabajan dentro de plantas lácteas. En la actualidad, las vías del tren dividen un parque de casas móviles, donde viven muchos migrantes, de las propiedades más antiguas de esta ciudad.
En Fort Morgan se hablan más de 30 idiomas en su escuela secundaria, que tiene traductores para los más comunes. Este cambio demográfico ha hecho que la comunidad tenga que adaptarse a su población migrante. Según señala la agencia citada, las organizaciones locales mantienen grupos de apoyo mensuales, capacitación a los estudiantes sobre sus derechos, se aseguran de que los niños vayan a la escuela y canalizan a las personas con abogados de inmigración. De esta manera, hacen de alguna forma la carga más ligera para los migrantes.
Precisamente, el elemento central que los ayuda a sentirse apoyados son las organizaciones locales, que auxilian a los recién llegados a saber qué hacer en su nuevo entorno. Además de lo anterior, también actúan como una especie de intermediarios para que puedan encontrar trabajo o educación para sus hijos.
Desde la perspectiva de quienes viven ahí, en medio de la crisis por los migrantes en otros destinos de Estados Unidos y los pedidos para más concesiones de asilo, Fort Morgan es un recordatorio de que es posible hacer una comunidad.
Sin embargo, aun así, hay problemas. Algunas personas que se establecieron desde hace tiempo consideran injusto el trato que reciben actualmente las personas que ingresan a Estados Unidos. Aunque no se pueden resolver todos los desafíos, por ahora tienen la certeza de que a todos los unen dos fenómenos: la migración y la búsqueda de una mejor calidad de vida.
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