Miami se tiñe de celeste y blanco: de la pasión al ritual infaltable de los argentinos en la ciudad en la que son casi locales
El epicentro es Collins y 73 en Miami Beach; a los miles de argentinos se suma el aliento de cubanos, colombianos, puertorriqueños, venezolanos, chilenos y uruguayos.
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MIAMI. El hombre llegó a buscar al hijo al colegio en horario de clase para llevarlo a una visita médica. Martes 13, a las 13 hs. La cola era larguísima, y daba una vuelta por afuera de la secretaría. ¿Qué pasa?, preguntó de lo más intrigado el americano, extranjero en su tierra. “The World Cup”, le dijo el de adelante, uno de los tantos argentinos de la cola. Cada tanto, se abría una reja y salían hordas de estudiantes con la celeste y blanca: estaba por arrancar Argentina-Croacia. “No damos abasto, y eso que somos ahora cuatro secretarias para agilizar la salida. Esto pasa cada vez que juega Argentina y también con los brasileños cuando juega su selección”, dice personal del colegio de la ciudad Weston, un Pilar o Nordelta, alejado del downtown, de mayoría inmigrantes.
La misma situación se replicó en Key Biscayne. Largas colas para retirar temprano a aquellos chicos que fueron al colegio. Los estudiantes que llevan uniforme fueron autorizados para vestir la camiseta albiceleste.
A horas de la final entre Argentina y Francia, en Miami la comunidad argentina está cada vez más organizada. Los primeros festejos tímidamente masivos se dieron en Miami Beach, fuera del restaurante Manolo, en la costera Collins y la calle 73. Con cada partido la asistencia fue creciendo. Manolo incluso, cobra una entrada de 30 dólares para sentarse a la mesa. El martes pasado, los hinchas argentinos cortaron la calle, llevaron una bandera gigante, bombos, y se quedaron horas cantando y saltando. ¿Está allí la mayor concentración de argentinos? No, pero esa zona, que en 2001 se llamó Little Buenos Aires por cobijar muchos exiliados de la crisis (gran parte de los cuales se volvieron por falta de papeles o luego se mudaron) quedó como emblema de reunión para cacerolazos, protestas y festejos. Es, además, un punto elegido por los que están de vacaciones.
Alejandra Murcia fue allí a festejar con hijos propios y postizos. “Se vivió intensamente. Lo que más me gustó es la respuesta y emoción de los jóvenes. Muchos se criaron acá en Estados Unidos y es un orgullo la pasión que cargan de ser argentino para esta generación. Lo viví desde esa perspectiva y no hay palabras que describan mi emoción de ese momento. La pasión que sentimos por el futbol está en nuestro ADN y no se perdió por irnos a otro país”, cuenta.
A 200 metros también están la pizzería Banchero y la confitería Buenos Aires Bakery. Pero, si algo faltaba para hacer de esas cuadras “el obelisco local” para el partido de mañana, es el espectáculo que ofrecerá la ciudad en el anfiteatro público Miami Beach Bandshell, pegado a la playa y frente a Manolo, donde se pondrá una pantalla de cine y se invitó a reservar lugares gratis. Los tickets se agotaron volando por una sola razón: Collins y 73 será el epicentro de los eventuales festejos, donde podrían congregarse miles de argentinos.
En Fort Lauderdale, el estadio de futbol del Inter Miami, también abrirá sus puertas al público. La “watch party” empieza a las 8:30 de la mañana (el partido se juega a las 10 hora local), e invita a llevar una sillita de playa para sentarse en la cancha. Una pantalla gigante transmitirá la final, y luego habrá fiesta de cierre del mundial. Se pueden reservar un máximo de cuatro lugares.
No solo los argentinos hinchan por su selección. Si bien Miami, por su cantidad de residentes, podría ser más grande que varios de los municipios de la provincia de Buenos Aires, otras nacionalidades también alientan a Argentina, o a Messi. “Nuestra canchita es un club, una familia”, cuenta Andrea Gamarra, dueña de una cancha de fútbol en la ciudad de Doral, donde corre un club una parte del día y alquilan las canchas el tiempo restante. “Hemos televisado todos los partidos en el bar. Con cada uno hicimos comidas típicas nuestras, choripán o milanesas, y decoramos el bar con banderas. Al principio, teníamos de todos los países, porque aquí viene gente de todas las nacionalidades. Lo más gracioso, es que ahora todos hinchan por Argentina: uruguayos, colombianos, venezolanos, puertorriqueños, y chilenos. Porque la mayor cantidad de padres del club no son argentinos”, aporta. Para la final compró un proyector y pantalla y lo transmitirá desde la misma cancha, para tener más capacidad y abrir al resto del público. Ofrecerán medialunas caseras, y si gana la selección prenderán la parrilla y ofrecerán asado de almuerzo.
La comunidad de Key Biscayne tiene sus citas en Novecento y Milanezza, donde hay pantallas grandes con mesas afuera en un gran patio para ver el partido.
En Weston, otro bastión argentino, el festejo será en el Town Center, su pequeño centrito de colores. Ya hubo una celebración espontánea el martes pasado. Allí está el restaurante argentino Grazzianos, y al lado la heladería Lucciano’s. “El partido pasado, los adolescentes festejaron en un parque público, y los adultos en el Town Center. Esta vez los adolescentes quieren ir afuera de Manolo, pero estamos a una hora de auto. La idea es que podamos juntarnos todos en el Town Center, tratar de implantarlo como punto más local para el festejo de acontecimientos argentinos, ya que somos tantos”, aporta una vecina de Weston.
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