Más unidos que nunca: contra los deseos de Putin, Occidente cierra filas para convertir a Rusia en un paria
Lejos de fracturar a sus rivales, la invasión de Rusia a Ucrania fortaleció a la OTAN, arraigó la alianza de Estados Unidos con sus socios europeos y elevó la presencia de tropas occidentales en el este de Europa, el escenario que el Kremlin buscaba evitar
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CORRESPONSAL EN EE.UU.Rafael Mathus Ruiz
WASHINGTON.- Si el sueño de Vladimir Putin era dividir a Occidente, deprimir militarmente a Europa y fortalecer a Rusia, la realidad lo está empujando a una pesadilla. Lejos de fracturar a sus rivales, su decisión de invadir Ucrania ha tenido el efecto opuesto: fortaleció a la OTAN, arraigó la alianza de Estados Unidos con sus socios europeos, que tejieron un sólido frente común, y elevó la presencia de tropas occidentales en el este de Europa, justo el escenario que Putin buscaba impedir.
Estados Unidos desplegó más tropas en Europa, y amplió la asistencia militar a Ucrania. La Unión Europa decidió, por primera vez, proveer armas a un país en guerra, Ucrania. Y Alemania dio uno de los grandes giros geopolíticos: cambio su doctrina y abandonó su histórico pacifismo que había adoptado tras la Segunda Guerra Mundial, y aumentó su presupuesto militar a 100.000 millones de euros y autorizó el envío de armas al gobierno del presidente Volodimir Zelensky para que pueda resistir a la invasión rusa. Suecia y Finlandia, bajo amenazas de Putin por un eventual ingreso a la OTAN, y sus vecinos nórdicos, Dinamarca y Noruega, también se plegaron al envío de armamento para sostener a Kiev.
Hasta el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien mantiene vínculos tirantes con Europa y Washington y se había acercado a Putin, se comprometió a cerrar el estrecho del Bósforo a los buques de guerra rusos.
“El presidente Putin ha sido uno de los mayores unificadores de la OTAN en la historia moderna”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Pero la ofensiva más frontal de las potencias occidentales se vio con las sanciones económicas, un verdadero blitskrieg que escaló dramáticamente con el avance de Rusia sobre Ucrania, el resultado de un silencioso trabajo diplomático detrás de escena que comenzó hace meses entre el gobierno de Joe Biden, la Unión Europea y los socios del G7. Como evidencia de la unidad occidental, Suiza dejó de lado su histórica tradición de neutralidad para sumarse a las sanciones ordenadas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Un alto funcionario de la Casa Blanca dijo que el gobierno de Biden, que se ha preocupado por reparar las alianzas históricas de Washington, lleva trabajando desde noviembre en el paquete de medidas punitivas que ahora comenzó a desplegarse para imponer un castigo severo a Putin y aislar a Rusia ante la invasión a Ucrania.
“Hemos venido trabajando con nuestros aliados desde el principio del mandato del presidente Biden para construir la confianza necesaria para tomar estas medidas”, indicó.
Robert Gates, quien comandó el Pentágono durante la presidencia de George W. Bush y Barack Obama, acusó a Putin de cometer “gigantescos errores de cálculo” en su incursión en Ucrania, incluida su especulación de que la unidad de Occidente, que ha dejado a Rusia totalmente aislada, podía llegar a zozobrar o mostrar fracturas.
“Descarriló”, dijo Gates en una entrevista con CNN. “Uno de sus errores de cálculo fue que pensó que iba a dividir a la OTAN, que la OTAN se iba a caer a pedazos, y le dio la OTAN un nuevo sentido de propósito, un nuevo sentido de unidad, y está aumentando sus fuerzas. Quería alejar a la OTAN de las fronteras rusas, y va a terminar con más tropas de la OTAN en el este de Europa y en los países bálticos por el futuro previsible. Creo que pensó que traería de vuelta a Ucrania a la órbita de Rusia, y está llevando a los ucranianos a ser más pro-occidentales. Todo esto es muy diferente a sus expectativas”, completó.
Gates, famoso por haber dicho hace unos años que Biden “se ha equivocado en casi todas las principales políticas exterior y de seguridad nacional de las últimas cuatro décadas”, elogió esta vez a su administración por la manera en la cual ha manejado la crisis en Ucrania, y por haber mantenido la unidad de la OTAN.
Gates no fue el único que elogió a Biden y la unidad de la OTAN. Condoleezza Rice, secretaria de Estado de George W. Bush, dijo en una entrevista con Fox News que Biden había logrado unir a la alianza transatlántica “de una manera en la que no pensé que vería de nuevo después del fin de la Guerra Fría”.
La ofensiva del frente occidental contra Putin dio un claro giro luego del primer día de guerra en Ucrania. El paquete inicial de sanciones generó críticas por su falta de contundencia. Pero con el avance de la agresión de Putin a Ucrania –y su abierto desafío a Occidente– y una dramática súplica directa de Zelensky a los líderes europeos el jueves por la noche, Europa, Estados Unidos y los socios del G7 desplegaron una brutal escalada que aisló a Rusia del mundo, le propinó un garrotazo a su economía al cortar el acceso del Banco Central a sus reservas y de bancos rusos al principal sistema de transacciones globales y despejó dudas sobre el compromiso de la comunidad internacional.
Funcionarios europeos dijeron al Washington Post que el papel de Zelensky fue decisivo para terminar de torcer la voluntad del Viejo Continente. Biden había dicho que había reticencias en Europa, que depende del gas ruso, para ir a fondo con las sanciones económicas. Eso comenzó a cambiar el viernes, luego de la cumbre virtual de líderes europeos. “Esencialmente nos decía que estaban muriendo por ideales europeos”, dijo un funcionario europeo citado por el Post.
Al quinto día de guerra en Ucrania, Rusia sufría una corrida bancaria y el rublo un fuerte derrape que forzó a Putin a imponer un cepo, las potencias occidentales se comprometían a reforzar el flanco oriental de la OTAN y Zelensky firmaba la aplicación de Ucrania para sumarse a la Unión Europea. Suecia y Finlandia desoían las advertencias de Putin sobre un eventual ingreso a la alianza transatlántica, una obsesión del líder del Kremlin.
“Quiero ser muy clara. Es Suecia por si misma e independientemente la que decide nuestra línea de política de seguridad”, dijo la primera ministra sueca, Magdalena Andersson.
La unidad y la ofensiva contra Rusia iba incluso más allá de los gobiernos. La FIFA y la UEFA anunciaron la suspensión de los clubes de fútbol de Rusia de la Liga de Campeones, y de la selección del Mundial de Qatar 2022. La UEFA cortó su vínculo con la energética estatal rusa Gazprom. Y las principales petroleras occidentales anunciaron gigantescas desinversiones en Rusia. La petrolera británica British Petroleum, una de las principales energéticas globales, dijo que venderá su participación de casi el 20% en la petrolera rusa Rosneft. La noruega Equinor también dijo que saldrá del país. La multinacional Shell dijo que se retirará de sus proyectos en Rusia “ante la pérdida de vidas en Ucrania debido a una agresión militar sinsentido que pone en peligro la seguridad europea”. Shell tiene un 27,5% del proyecto de gas y petróleo Sakhalin 2, de Gazprom. Y el grupo naviero danés Maersk está considerando suspender todas las reservas de contenedores dentro y fuera de Rusia, ante las sanciones y restricciones impuestas contra el país.
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