Los momentos más tensos del discurso del Estado de la Unión de Joe Biden: gritos y abucheos de los republicanos, y una respuesta irónica

WASHINGTON.- El presidente Joe Biden estaba a la mitad de su discurso del Estado de la Unión el martes cuando una legisladora republicana trató de silenciarlo con una sola palabra: “¡Mentiroso!”.

Era la representante Marjorie Taylor Greene, de Georgia, a quien el presidente había provocado acusando a los republicanos de querer amenazar los programas de derechos como el Seguro Social.

Más adelante en el discurso, cuando Biden pidió el fin de la crisis del fentanilo en Estados Unidos, otro legislador gritó: “¡Es su culpa!” -una referencia a la cantidad de drogas que se pasan de contrabando a través de la frontera entre Estados Unidos y México-. Otro legislador gritó una mala palabra.

Su segundo discurso sobre el Estado de la Unión estuvo marcado por arrebatos, abucheos y carcajadas burlonas, pero Biden le dio la vuelta a sus oponentes republicanos y discutió en tiempo real con ellos. Parecía ser el comienzo de su campaña de reelección.

Cuando los republicanos respondieron a gritos que no, que no estaban amenazando al Seguro Social, Biden sonrió, pareció disfrutar de la pelea e improvisó que estaba complacido de que todos estuvieran de acuerdo.

“Me alegra ver, no, les digo, disfruto de la conversión”, dijo Biden. Es poco probable que se gane a un gran número de republicanos para que apoyen la legislación, pero su respuesta al contingente encabezado por Greene pretendía ser un recordatorio poco sutil de que pasó 36 años como senador trabajando para ganar votos republicanos para sus esfuerzos legislativos.

Biden entró en su discurso enfrentando bajos índices de aprobación y números de encuestas en rojo intermitente que sugieren que los estadounidenses no sienten que sus políticas económicas los hayan ayudado. También entró en una cámara llena de personas que en silencio (y no tanto) han cuestionado cómo un presidente de 80 años podría postularse para la reelección.

Sin embargo, Biden parecía tener el control mientras se tomaba su tiempo para decir “¿Cómo están?”, recorriendo el pasillo de la cámara de la Cámara antes de llegar al estrado, donde esperaban la vicepresidenta Kamala Harris y el presidente de la Cámara Kevin McCarthy, republicano por California. Rompiendo con el estado de ánimo combativo de la cámara, Harris y McCarthy entablaron una pequeña charla, y el republicano saludó calurosamente a Biden.

El presidente tuvo un comienzo inestable en el teleprompter mientras repasaba rápidamente sus comentarios y estropeaba algunas líneas, aunque tenía mucha energía. Fue aún más complicado cuando comenzaron los abucheos y abucheos de los republicanos, y estaba más animado cuando se desvió del teleprompter y se dirigió a ellos directamente ante una audiencia televisiva de millones de personas. Por momentos, el pleno de la Cámara parecía el Parlamento británico, donde son tradición los silbidos y los insultos a gritos del partido contrario.

En 2009, se consideró una farsa cuando el representante Joe Wilson, un republicano de Carolina del Sur, le gritó “mientes” al presidente Barack Obama durante un discurso conjunto ante el Congreso. En ese entonces, fue reprendido formalmente por toda la Cámara.

Los tiempos cambiaron. Los legisladores republicanos gritaron tanto “mentiroso” como “tonterías” en partes del discurso de Biden, y nadie pareció sorprendido. Después del discurso, el representante Andy Ogles de Tennessee se defendió gritando “es su culpa” cuando Biden describió la crisis del fentanilo y dijo a los periodistas que era “una respuesta visceral”.

Aunque McCarthy parecía dispuesto a actuar como pacificador en momentos en que las tensiones amenazaban con desbordarse (el presidente de la cámara hizo callar a los republicanos que le gritaron a Biden por llamar a codificar la ciudadanía para los estadounidenses traídos a Estados Unidos cuando eran niños), su papel en los próximos meses será ser oponerse virtualmente a toda la agenda de Biden.

El martes, los republicanos dedicaron gran parte de su tiempo a señalar que ayudarían en esa misión. Algunos legisladores incluso se prepararon para burlarse de Biden por adelantado: Greene llevó un globo de helio blanco alrededor del Capitolio, burlándose de la respuesta de Biden al globo espía chino gigante que atravesó Estados Unidos la semana pasada antes de que explotara un F-22 estadounidense sobre la costa de Carolina del Sur.

En algunos momentos, Biden bajó el volumen y pidió una reforma policial al destacar a los padres afligidos de Tyre Nichols, quien murió después de una brutal golpiza el 7 de enero a manos de agentes de policía de Memphis. El presidente pidió enfáticamente más investigación para acabar con el cáncer. Y habló directamente a los estadounidenses “olvidados” que están luchando financieramente.

“Los trabajos están regresando”, dijo Biden. “El orgullo está regresando, debido a las decisiones que tomamos en los últimos años”.

Cuando se le preguntó si Biden estaba preparado para las burlas de los republicanos, un alto funcionario de la administración dijo que los medios de comunicación lo habían subestimado, un estribillo común de los asesores de Biden.

Jeff Nussbaum, exredactor de discursos de Biden, elogió a Biden por “hacer un gran trabajo al buscar un terreno común y definir un terreno sagrado”.

“Hacer algo durante 50 años tiene algunas cosas buenas”, dijo Greg Schultz, el primer director de campaña de 2020 de Biden. “Tiene algunos riffs que simplemente no van a cambiar nunca”.

Cuando el presidente regresó a la Casa Blanca el martes por la noche, el personal se puso de pie y lo aplaudió.

Por Katie Rogers

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