Las peleas políticas en Washington, un nuevo obstáculo para la asistencia militar a Ucrania
Los enfrentamientos entre demócratas y republicanos por el financiamiento del gobierno federal puede llegar a complcar el envío de armamento a Kiev; el nuevo conflicto entre Israel y Hamas, otro foco de incertidumbre
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WASHINGTON.- La primera vez que una agencia del gobierno federal de Estados Unidos debió “cerrar” por una disputa política sobre el presupuesto fue en 1980, cuando Jimmy Carter era presidente. La Comisión Federal de Comercio dejó de funcionar un día porque el Congreso la dejó sin fondos. Desde entonces, los “shutdown” se han vuelto más frecuentes y costosos. Ronald Reagan sufrió tres; Bill Clinton y Barack Obama, dos cada uno, y Donald Trump, otros dos, uno de ellos, el más largo de todos: 35 días. Las recurrentes peleas por el presupuesto se han convertido en un símbolo de la disfuncionalidad política de Estados Unidos, y ahora, por primera vez, han puesto en duda la asistencia militar a Ucrania, una ayuda crítica para sostener a Kiev y las alianzas occidentales ante la invasión rusa.
La última puja entre demócratas y republicanos por los fondos para financiar al gobierno federal se resolvió sobre la hora, tal como es habitual en la política norteamericana, y a medias: el Congreso deberá buscar un nuevo acuerdo o para evitar que el gobierno cierre antes del feriado de Thanksgiving, el más popular del año. El presidente Joe Biden, quien lleva medio siglo en Washington –asumió por primera vez como senador por Delaware en 1973–, mostró su exasperación por la última pelea en un discurso en la Casa Blanca en el que afirmó que Estados Unidos tiene que dejar de “gobernar por crisis”.
“Estoy harto y cansado de la política de riesgos calculados. Y el pueblo estadounidense también”, se quejó Biden. “He estado haciendo esto, todos ustedes me lo señalan mucho, desde hace mucho tiempo. Nunca he visto a un Congreso republicano ni a ningún otro Congreso actuar así”, lamentó el mandatario.
Biden no miente sobre el estado de ánimo del país. Un reciente estudio del Centro Pew brindó un duro panorama al recabar la opinión de los norteamericanos sobre su política. Apenas el 4% de los norteamericanos cree que el sistema político funciona “muy bien”, y sólo el 16% confía en el gobierno federal, uno de los niveles más bajos en décadas, según un reciente estudio del Centro Pew. Casi dos tercios del país dice que se siente “exhausto” de la política, y las dos palabras más comunes para describir a la política son “divisiones” y “corrupción”. Más de ocho de cada diez estadounidenses, el 86%, cree que una buena descripción de la política es la siguiente: “Republicanos y demócratas están más centrados en luchar entre sí que en resolver problemas”. Y esta encuesta de Pew es previa a la última pelea en el Congreso.
La pelea reciente en el Congreso tuvo un desenlace histórico: por primera vez en la historia del país, el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, fue echado del cargo en una votación de la Cámara baja. La caída de McCarthy nació de un pecado original. Para llegar a la presidencia, McCarthy debió hacer enormes concesiones al ala dura de la bancada republicana, incluido permitir que cualquier miembro pueda presentar cuando quisiera una “moción de vacancia” para pedir su reemplazo. Fue lo que finalmente ocurrió. McCarthy había hecho además enemigos a ambos lados del pasillo, quebrando compromisos con los demócratas y la Casa Blanca y ofreciendo concesiones imperdonables para los republicanos más duros.
Su caída dejó al Congreso paralizado, al menos hasta la elección de un nuevo “speaker”, y a Washington enterrado otra vez en la disfuncionalidad. Pero también dejó en jaque la asistencia de Estados Unidos a Ucrania, pilar de la defensa del gobierno de Volodimir Zelensky a la invasión rusa ordenada por Vladimir Putin. El principal candidato para reemplazar a McCarthy, el congresista Jim Jordan, quien ya recibió el respaldo formal de Donald Trump, ha dicho que Ucrania no es el tema principal, sino la frontera, y se opuso en respaldar un paquete de ayuda a Kiev. “Estoy en contra”, le dijo Jordan a la prensa en el Congreso. “El tema que más apremia en la mente de los norteamericanos no es Ucrania, es la situación en la frontera y el delito en las calles. Y todo el mundo sabe eso, así que ocupémonos de eso”, cerró.
La intransigencia de una facción de la bancada republicana puede llegar a verse exacerbada por el nuevo ataque de Hamas a Israel, principal aliado de Washington en Medio Oriente. El apoyo inquebrantable a Israel es una de las políticas respecto de la cual los republicanos parecen estar decididamente unidos. Y Estados Unidos comenzó a transitar ya el camino hacia la elección presidencial del año próximo, un período en el cual los acuerdos políticos son prácticamente imposibles.
Biden reconoció abiertamente esta semana que le preocupa la posibilidad de que el Congreso rechace ampliar el envío de armas a Ucrania, aunque dijo que existe una mayoría de congresistas en ambos partidos que respaldan el financiamiento a Kiev. Los sondeos comienzan a además a marcar un declive en el respaldo al gobierno de Zelensky entre los norteamericanos, una tendencia que podría complicar aún más la aprobación de nuevos en el Capitolio.
El Congreso ya le ha asignado al gobierno de Biden 113.000 millones de dólares para asistir a Ucrania desde el inicio de la invasión. La Casa Blanca ha solicitado un nuevo paquete de 24.000 millones de dólares, y el propio Zelensky visitó el Congreso durante su última a Washington para garantizar su aprobación. Pero el paquete quedó afuera del último parche presupuestario, que solo compró tiempo: el Congreso debe lograr un nuevo acuerdo antes del 17 de noviembre para evitar un nuevo “shutdown”. Para conseguir mayor respaldo a Ucrania, el gobierno de Biden y los demócratas quizá deban hacer concesiones a los republicanos en otras áreas. Esta semana, Biden le dio luz verde a una obra para ampliar el muro en la frontera con México, una obra que el Congreso aprobó en 2019, durante la presidencia de Trump, y que hasta ahora no se había hecho. Con esa decisión, Biden quebró una promesa de campaña y se ganó críticas dentro de su partido.
Las dificultades políticas de Estados Unidos, consecuencia de una mayor polarización y un mayor extremismo partidario, preocupan a Europa. El mismo fin de semana que el Congreso norteamericano discutía hasta altas horas para evitar el trauma de un “shutdown”, Eslovaquia elegía un nuevo gobierno liderado por Robert Fico, cercano a Moscú, quien prometió terminar con el envío de armas a Kiev. Los líderes europeos se reunieron en Granada, España, y muchos de ellos no ocultaron su inquietud.
“Ciertamente Europa no puede reemplazar a Estados Unidos”, reconoció Josep Borrell, alto Representante de la Unión Europa para Asuntos Internacionales, indicando que, si bien Europa puede hacer más y hay ofertas para ampliar la asistencia sobre la mesa, el respaldo de Washington es “imprescindible”.
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