Las claves para entender el referendum de Cuba por el matrimonio y las adopciones igualitarias

En julio, Cuba dio un paso histórico rumbo al reconocimiento de los derechos humanos de grupos históricamente desplazados, cuando el Código de las Familias, que considera el matrimonio igualitario, la responsabilidad parental y el vientre solidario, fue aprobado por la Asamblea Nacional de Cuba tras reuniones comunitarias y discusiones a diferentes escalas. Sin embargo, faltaba que el pueblo cubano manifestara su voluntad en el plebiscito del domingo, un llamado al que finalmente respondieron más de 5 millones de personas.

Este lunes, el Consejo Electoral Nacional del país anunció que, con alrededor del 94% de los votos contabilizados, el 66.87% votó a favor del Código de las Familias y el 33.13% lo hizo en contra. Con una amplia mayoría, los cubanos dieron su aprobación para que personas de la comunidad LGBT se casen y entonces puedan acceder a la adopción de niños.

Pero estos no eran los únicos tópicos a votar en el referendo, el tercero en la historia de Cuba desde la revolución en 1959. La prohibición del matrimonio infantil y la legalización de la gestación subrogada también se encontraban en el paquete legislativo, que además de ofrecer medidas de protección a mujeres en caso de violencia de género intrafamiliar, amplía los derechos de los abuelos para mantener la comunicación con los nietos tras un divorcio o incluso la posibilidad de solicitar la “responsabilidad parental” ante la desaparición del concepto de “patria potestad”.

“¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias?”, fue la pregunta inscrita en las boletas. Las campañas de comunicación se inclinaban por el “sí” en las urnas, mientras que la oposición alentaba a votar por el “no” o al abstencionismo, opción que finalmente exhibió cifras históricas con un 26%. La discusión sobre la aprobación del matrimonio entre parejas del mismo sexo fue la más polémica y, como ha ocurrido en otros países, los argumentos por parte de grupos religiosos en defensa de la “familia tradicional y sus valores” motivaron el rechazo entre algunos sectores.

Este nuevo código deja atrás el texto que limitaba los derechos de las personas de la diversidad sexual al considerar al matrimonio como “la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer” y da paso a una nueva concepción: “La unión voluntariamente concertada de dos personas con aptitud legal para ello, con el fin de hacer vida en común, sobre la base del afecto, el amor y el respeto mutuos”.

Otra de las decisiones importantes tomadas en las urnas fue la prohibición del matrimonio infantil, que protegía a quienes lo practicaban desde 1975 bajo las únicas restricciones de autorización de los padres y edad: 14 años cumplidos de las niñas, 16 en el caso de los niños. Ahora establece los 18 años como edad mínima.

En el caso de la gestación subrogada, un tema tan polémico como el matrimonio igualitario, establece que debe ocurrir por motivos altruistas y no bajo una negociación que implique beneficio económico.

Tras conocer el resultado del plebiscito, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se manifestó en Twitter: “Ganó el Sí. Se ha hecho justicia. Aprobar el #CódigoDeLasFamilias es hacer justicia. Es saldar una deuda con varias generaciones de cubanas y cubanos, cuyos proyectos de familia llevan años esperando por esta Ley. A partir de hoy seremos una nación mejor”.

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