La periodista que se infiltró en un hospital psiquiátrico y se topó con un terrible hallazgo: “¿Cómo me van a sacar?”
Las entrevistas y reclamos de Nelly Bly fueron la antesala para mejorar la calidad de vida de muchas mujeres
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Muchas personas dicen que fueron testigos de hechos paranormales. Sin embargo, algunos relatos suenan como historias fantásticas, casi que sacadas de una película de terror y que solo son posibles en un contexto cinematográfico. También son muy populares los programas o videos en donde un incauto o incauta entra a una casa abandonada con una cámara de video y una linterna en busca de espectros u otras cosas que sean impresionantes para el ojo humano. Nelly Bly, periodista estadounidense, forma parte de este grupo.
La mujer inmortalizó sus vivencias luego de estar dentro de un manicomio por diez días, lapso en el cual fue testigo de hechos aterradores y muy siniestros. El drama comenzó cuando le preguntó al famoso y legendario periodista Joseph Pulitzer: “¿Cómo me van a sacar una vez que esté ahí?”. A lo que el editor le respondió con un claro, corto y conciso: “No sé, pero te sacaremos”. Esa respuesta supuso para Bly una introducción al mundo en el que entró en aquel año, 1887, cuando tenía 23 años.
La casa de la locura
Haciéndose pasar por una inmigrante con problemas económicos y psicológicos, la joven se infiltró en el psiquiátrico para mujeres Blackwell ‘s Island, en Nueva York, Estados Unidos. Ya en el interior del lugar, comenzó a escribir lo que sería su futuro libro, Diez días en un psiquiátrico. En este narró de forma detallada los tratos que les daban a las pacientes de ese misterioso lugar.
En la introducción, relató: “Mientras el carruaje era conducido rápidamente por los bellos parajes hacia el asilo, mi sensación de satisfacción por haber logrado mi meta se vio ligeramente empapada por la expresión de desesperación en las caras de mis compañeras”.
En ese momento, no fue consciente del sufrimiento de las otras mujeres, las cuales no podían contener la angustia ante el hecho de tener que ingresar a un psiquiátrico. Más adelante se daría cuenta del sitio al que entró. Lo primero que vio en su entrada fue el deteriorado estado físico y mental de las pacientes, quienes eran víctimas de todo tipo de maltratos.
“Qué cosa tan misteriosa es la locura. He visto pacientes cuyos labios han sido sellados a perpetuidad en el silencio. Viven, respiran, comen; la vida humana está ahí, pero hay algo que el cuerpo humano no necesita, pero que no puede existir sin él, y que ha desaparecido”, sostuvo. Más allá de una breve descripción del lugar, Bly también sacó a flote sus impresiones de este, puesto que fue testigo de hechos macabros en cuanto al trato que recibieron las pacientes.
Más adelante, contó una anécdota en la que una compañera de cuarto suya temblaba de frío, mientras que las enfermeras dormían con sábanas, al punto de que tuvo un ataque que la hizo desmayarse. Ante la situación y los reclamos de la periodista, una de las asistentes se limitó a decir: “Déjenla caer al suelo y aprenderá la lección”.
Esto quedó para siempre en la mente de Bly, quien en medio de su trabajo, no podía creer los maltratos a los cuales las pacientes eran sometidas. Muchas de las internadas no tenían estabilidad económica, por lo que al no tener techo, mendigaban por las frías calles de la Nueva York del siglo XIX. Luego de 10 días encerrada en el manicomio, salió con un cuaderno lleno de registros de sus experiencias, que se revelaron en su obra literaria. Sin embargo, la Corte la citó para que diera explicaciones sobre cómo logró engañar a la Policía para poder entrar a ese macabro lugar.
Periodismo rudo y efectivo
La editora también escribió varios libros y artículos sobre las condiciones laborales de las mujeres norteamericanas en ese entonces. Un ejemplo fue un artículo para el diario New York World, el cual, sin tapujos y siendo consciente de la situación racial en su país, tituló “Nellie Bly nos cuenta qué significa ser una esclava blanca”.
En ese artículo, denunció las condiciones laborales de las mujeres que trabajaban en la fábrica Lower East Side, ubicada en la Gran Manzana, en donde también hizo trabajo de campo como en el manicomio.
Su nivel de relevancia en los medios neoyorquinos le hizo recibir muchas críticas por parte de sus colegas hombres en los diferentes medios del país. El ejemplo más claro es el de Erasmus Wilson, un periodista que no estaba de acuerdo con que las mujeres ejercieran la misma profesión. En sus palabras, le parecía “una monstruosidad que las mujeres trabajaran fuera del hogar”.
Sin embargo, las denuncias de Bly dieron sus frutos. Gracias a sus reportajes, libros y artículos en los medios, hubo grandes avances en materia de condiciones de vida, trabajo y salud para las mujeres en el país. Además, sus reclamos ganaron fuerza por la creciente intención de legalizar el voto legal para las mujeres estadounidenses.
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