La pequeña isla a diez minutos de Portland que esconde un ‘mágico’ secreto para sus visitantes
Mackworth Island es una escapada obligatoria para quienes visiten esa ciudad este otoño, el paisaje de ensueño y las leyendas que habitan el lugar garantizan la mejor experiencia para una salida en familia
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Quienes visiten Portland este otoño no pueden dejar de conocer la Isla Mackworth, un enclave natural de unas 40 hectáreas donde los magníficos paisajes boscosos y las costas rocosas se entrelazan con historias mágicas.
Llegar a Mackworth Island es muy sencillo, la isla está conectada al continente por un camino que puede recorrerse en unos 8 minutos en automóvil o 20 en bicicleta, al que se accede a través de Andrews Avenue fuera de la Ruta 1 en Falmouth.
Para los amantes del senderismo, Mackworth es la indicada, ya que está íntegramente rodeada por un camino que permite recorrer su perímetro en una hora a ritmo moderado. En el trayecto se puede ver la bahía de Casco y Portland, los barcos y transbordadores que navegan por las aguas del Atlántico y las gaviotas y águilas pescadoras que habitan en la zona.
El área fue donada al estado de Maine en 1946 por el gobernador Percival Proctor Baxter, para fines públicos estatales y “como santuario para bestias salvajes y aves”. De hecho, también alberga un cementerio de mascotas donde descansan catorce de los setters irlandeses de Baxter y uno de sus caballos.
Asimismo, Mackworth es sede de El Centro Educativo de Maine para Sordos e Hipoacúsicos Escuela para Sordos Governor Baxter, aunque no está abierta al público, y quienes deseen visitarla deben solicitar una cita.
La zona boscosa de Mackworth también es asombrosa, ya que está rodeada de bosques de pinos y robles, con una amplia variedad de plantas silvestres y flores de estación, donde además se pueden apreciar pequeños mamíferos como ardillas y conejos.
Si todo en Mackworth parece maravilloso, su mayor atractivo decididamente lo es, puesto que la isla alberga la aldea permanente de casas de hadas, donde se pueden ver y construir viviendas para los “seres mágicos” que viven en la zona.
Si bien los orígenes de la tradición no son claros, su arraigo entre los residentes es decididamente sólido, al punto que difícilmente se pueda visitar Mackworth y no terminar asumiendo la construcción de una vivienda para las hadas de la isla.
Los materiales, obviamente, están a la mano, los palos, conchas marinas, hojas, flores, piñas y rocas que se encuentran en cada rincón de Mackworth invitan a vivir la experiencia. Luego todo es creatividad y empeño, además de observar bien las técnicas que se utilizaron para realizar las casas más sólidas que dejaron otros visitantes.
Para los niños, la vivencia es sumamente emocionante, aunque al llegar a Mackworth se podrán ver personas de todas las edades, concentradas en sumarse al juego de construir pequeñas viviendas para estos mitológicos seres.
“La idea detrás del pueblo de las hadas es que los visitantes recojan todos los materiales que puedan encontrar en su caminata, pero deben ser de la tierra. Por ejemplo, algunas personas hacen mini cabañas de madera con pequeñas ramas y rocas, mientras que otras usan bayas para decorar”, detallan desde WJBQ.
Además, por si quedan dudas como instrucciones generales, un cartel advierte: “Se pueden construir casas pequeñas y escondidas para las hadas, pero por favor no utilizar materiales vivos o artificiales. Los mejores materiales se encuentran en el paisaje del propio pueblo, pero si se elige traer materiales naturales, por favor regresar los que no se usan. Gracias por tratar a la isla con cuidado y respeto. Esto ayuda a que las hadas regresen”.
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