La increíble criatura con 20 brazos que apareció en el Atlántico y desconcertó a los investigadores
Por casi una década, los exploradores marinos recopilaron información para confirmar el importante hallazgo que amplía el catálogo de especies que se ubican abajo del mar
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En una serie de expediciones a las profundidades del océano Atlántico, un equipo internacional de investigadores hizo el asombroso descubrimiento de una criatura que desconcertó a los miembros de la comunidad científica por la peculiar forma de su cuerpo, dado que desafía la imagen tradicional de los animales marinos. Además, tiene una impresionante cantidad de extremidades, que parecen una especie de brazos de dos tamaños diferentes.
Según la investigación publicada en la revista Invertebrate Systematics, se trata de una nueva especie cuyo cuerpo es más o menos triangular, con la parte inferior peculiarmente abultada y llena de protuberancias circulares que hacen que se vea como una frutilla. Los investigadores la apodaron Promachocrinus fragarius, derivado de la palabra en latín fragaria, que se usa para denominar al fruto rojo.
Este curioso ser, conocido como estrella de mar plumosa antártica, está rodeado por enormes “brazos” que también se parecen a las plumas de un ave. De acuerdo con las primeras observaciones, pueden tener de 10 a 20, sin que hasta ahora se conozcan detalles de la razón de esta variación en la cantidad de extremidades ni medidas exactas de su tamaño. Los científicos únicamente refieren que son “grandes” y su coloración puede variar desde un tono “purpúreo” hasta un “rojo oscuro”.
La nueva variante de las estrellas de mar plumosas antárticas suele habitar en profundidades que varían desde poco menos de 20 metros, hasta tres kilómetros o más, lo que lo convierte en un verdadero residente del fondo del océano, donde se alimenta de algas y otros pequeños organismos que flotan en el agua. La región donde se ubica está en el extremo sur del planeta, entre las islas Georgias del Sur y la Antártida continental.
Los científicos pudieron confirmar que se trata de una especie única mediante análisis de ADN y una inspección detallada de su forma corporal, que la diferencian del Promachocrinus kerguelensis, como se conocía de manera generalizada hasta ahora a estos animales que forman parte de la familia Antedonidae de los equinodermos. Pese a su remota ubicación, también son frágiles y muy susceptibles al cambio climático y la contaminación.
¿Cómo llegaron los científicos a este increíble hallazgo?
Entre 2008 y 2017, los científicos, Emily L. McLaughlin, Nerida G. Wilson y Greg W. Rouse, de la Institución Scripps de Oceanografía y la Universidad de California, San Diego, se aventuraron a las gélidas profundidades del océano Atlántico para realizar sus investigaciones que ahora dan origen la publicación de los resultados.
Los intrépidos exploradores se dieron a la tarea de buscar lo que ellos llaman “biodiversidad críptica”, que son los tesoros ocultos de la naturaleza que aún no han sido identificados a detalle. El equipo de investigadores resaltó que este descubrimiento no solo ha traído a la luz la llamada “fresa antártica”, sino que también reveló tres especies más de estrellas de mar plumosas antárticas llamadas: unruhi, uskglassi y wattsorum, lo que amplió considerablemente la lista de la vida marina y resaltó la compleja biodiversidad que existe bajo las aguas del planeta.
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