La dura advertencia de una argentina que trabaja como au pair en Estados Unidos: “No todo es color de rosa”
Abril es una joven que decidió emigrar para cumplir uno de sus sueños; no obstante, considera que vivir en ese país no es tan perfecto como muchos lo pintan; cómo es su vida como niñera en Nueva Jersey
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Dejar tu país de origen para ir a trabajar a un lugar en donde no conoces a nadie siempre es un reto para las personas que aplican en el programa Au Pair. Este es el caso de Abril Pérez, una joven argentina de 22 años que decidió cumplir uno de sus sueños: irse a vivir a Estados Unidos con un trabajo estable y un sitio en el cual vivir. Llegó hace poco tiempo al país norteamericano, pero ya disfrutó de todos los beneficios que han estado a su alcance y, sus redes, dice sentirse muy contenta. Aunque, en entrevista para LA NACION, reveló que no todo es “color de rosa” y que vivir en este sitio también tiene algunos aspectos negativos.
Abril se enteró del programa y de inmediato cumplió los requerimientos necesarios para emprender su viaje al extranjero. Estaba decidida a dejar su natal San Rafael, Mendoza, para ir en busca del sueño americano, así que hizo todo lo necesario para lograrlo. Por supuesto que lo más difícil fue dejar a su familia, a sus amigos y principalmente a su hermano menor, según su propio testimonio.
No obstante, terminó su licenciatura como docente en Educación Física y emprendió el camino hacia Nueva Jersey. Allí se instaló para vivir junto a una madre soltera y de inmediato se adaptó a la familia. No todo fue sencillo, pero aseguró que hasta este momento se encuentra feliz con su decisión y que su host family es “muy buena” con ella. Ahora son una linda familia de cuatro integrantes.
Abril lleva tres meses en territorio estadounidense, y desde su llegada, se dedica al cuidado de los mellizos de la mujer: una niña y un niño, ambos de 7 años. A pesar de que cuidar menores de edad siempre es cansador, ella considera que tiene las facilidades para vivir con comodidad.
“Mi trabajo depende de la época del año. Ahora que estamos en verano los nenes van a un campamento casi todo el día, así que los preparo antes de que se vayan y luego los cuido hasta las ocho o nueve de la noche. Mientras no están, tengo todo el tiempo libre para mí”, contó a LA NACION.
Asimismo, añadió que se siente agradecida de que su empleadora le brinde dos días de descanso: sábado y domingo, ya que no a muchas trabajadoras de Au Pair se los dan. Ella utiliza los fines de semana para viajar a ciudades circunvecinas, como Nueva York, donde ha vivido múltiples experiencias que le han dejado muy buenas amistades.
En cuanto a las prestaciones y el sueldo que le ofrece el programa, aseguró que está cómoda porque hasta el día de hoy ha hecho todo lo que se ha propuesto, incluidos los viajes y todos los lugares que ha visitado durante su estadía. “Sé que hay muchas chicas que dicen que quieren viajar, ahorrar, comprarse ropa, pero la verdad es que no se puede y tenés que elegir entre alguna de esas cosas porque no te da. Pero igual yo no me quejo porque sabía lo que iba a ganar desde que me vine”, aseveró.
No todo es color de rosa
Abril reveló que, a pesar de que para ella todo ha marchado bien, es consciente de que no todo es perfecto y vivir en Estados Unidos no es como la mayoría lo imagina. Aunque sí es un punto muy cómodo para residir, consideró que también tiene muchos aspectos negativos, entre ellos la seguridad, la calidad de vida y algunos puntos del programa Au Pair. “No es todo color de rosa, cosas malas van a pasar y hay que estar preparados”, recalcó.
En palabras de la joven, el país norteamericano es un lugar muy inseguro, por lo que se vive con un miedo constante. “Vos en Argentina tenés miedo de salir y que te roben el celular, pero acá te da miedo salir y encontrarte con un loco que te pegue un tiro, porque eso pasa muchísimo más de lo que se habla y es otro tipo de miedo. Te sentís muy inseguro en esos aspectos”.
La familia es otro de los aspectos que ella piensa que son elementales para una buena calidad de vida. Así que recomendó a todos los que son muy arraigados a sus seres queridos elegir otro país para vivir. Consideró que a veces no se valoran los momentos en familia, porque en América Latina es una actividad rutinaria y a la que se está acostumbrando. Sin embargo, al vivir en Norteamérica, ella se dio cuenta de que los habitantes no acostumbran mucho a reunirse para celebrar un cumpleaños o para comer juntos los fines de semana.
“Lo pintan como lo mejor y a mí el estilo de vida de acá no me gusta para nada. Las personas son máquinas de trabajar y cuando llegan a casa lo único que quieren es descansar y no pasan tiempo en familia. Eso acá casi ni lo hacen. Desde que estoy acá no se juntaron para ningún cumpleaños, no ven a su familia porque viven todos muy lejos. Si hay alguien a quien no le interese mucho eso, capaz no le afectará tanto, pero si hay personas que son familieras, este país no les va a gustar”, mencionó.
Respecto al programa, recalcó que si ella pudiera cambiar algo, sería la mecánica de residencia. Es decir, que ella propondría que las niñeras vivieran en una casa ajena a la familia, ya que por más de que las personas pueden ser amables, uno nunca se logra sentir como en la casa propia. No obstante, es consciente de que ese no es un punto negociable sobre trabajar como au pais, pero “vale soñar”.
Finalmente, hizo énfasis en que se debe elegir meticulosamente a la familia con la que se desea trabajar, ya que irse con la primera impresión y la primera opción sería un error. Habló sobre la experiencia de varias compañeras y enfatizó en que hay algunas que la pasan mal con sus host families, pero no pueden regresar a su país de origen porque el programa dura un año como mínimo.
En ese sentido, exhortó a todas las personas que desean seguir sus pasos a evaluar todos los aspectos para elegir bien a los niños y los padres con quienes trabajarán por un largo tiempo. “Hagan muchas videollamadas con la familia para dejar todo en claro antes de viajar”, concluyó.
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