La desgarradora historia de Sama, la niña que está perdiendo su pelo por la guerra en Gaza: “Tiene terror”

Lejos de la trinchera, pero afectada por los horrores de la guerra, una niña en la ciudad de Gaza perdió gran parte de su cabellera debido al estrés de vivir rodeada de bombardeos y muertes. Sama tiene ocho años y su madre, Olfat Tabeel, contó la historia de cómo se le comenzó a caer el pelo en medio del conflicto bélico.

Tiene ocho años, vive al sur de Franja de Gaza y perdió su cabello

Hamas, en octubre del año pasado, lanzó un ataque en el sur de Israel, capturando a 251 personas, y desencadenó la guerra en Gaza. El enfrentamiento resultó en una serie de bombardeos y ataques aéreos que causaron numerosas bajas civiles y daños extensos a la infraestructura de la zona.

La guerra ha llevado a la destrucción de viviendas, hospitales y escuelas, dejando a muchas personas sin acceso a servicios básicos. Además, ha desatado una crisis económica y humanitaria, con una alta tasa de desplazamiento interno y un impacto significativo en la salud mental de los residentes, especialmente en los niños. En ese contexto vive Sama Tabeel, de ocho años, junto a su madre y su hermana.

Sama se encuentra en el campamento Khan Younis, al sur de Franja de Gaza. Su madre, Olfat, de 33 años, explicó que tuvieron que desplazarse de asentamiento en asentamiento. “Nuestra casa se ha ido, mi abuelo se ha ido y mi tía se ha ido. Perdí mi cabello y tengo miedo de perder a uno de mis hermanos, mi madre y mi padre”, contó la niña en diálogo con NBC News.

Los efectos de la guerra en Sama comenzaron hace un tiempo. Según contó la madre, se encontraban una noche en una tienda en la ciudad de Rafah cuando el sonido de los bombarderos las despertaron. Todos lograron escapar y corrieron hasta un hospital. Sin embargo, otra vez fueron atacados. A los pocos días, la niña se estaba peinando cuando llamó gritando a su madre: se había desprendido un gran mechón de pelo de su cabeza.

“Sama estuvo expuesta al horror, al miedo y al pánico”, señaló Olfat. La madre llevó a su hija ante distintos médicos para que analicen qué le ocurría en su cabellera. Algunos pensaron que era alopecia, pero no podían explicar la caída repentina de pelo, cuando con la enfermedad sucede de forma paulatina. Otro le recomendó que se hiciera un estudio especial en el cuero cabelludo, pero no está disponible en Gaza. “Más de un doctor nos dijo que es un estado psicológico y miedo, y necesita vitaminas y comida saludable”, indicó.

“Tengo terror de los bombardeos”, le contó la niña a los periodistas. Sama usa en público un pañuelo para ocultar su calvicie. La hermana, en solidaridad, también lo hace. Según la madre, siempre tuvo un gran apego a su cabellera y le gustaba hacerse distintos peinados. “A menudo me despierto por la mañana y encuentro a mi hija sosteniendo el espejo y gritando”, relató.

La historia de Sama es una de las tantas sobre los problemas que ocasionó la guerra en los niños. Un informe de la organización Save the Children marca que, en los últimos meses, los especialistas detectaron distintos problemas en la salud mental de los más chicos debido al enfrentamiento bélico. Desde la falta de interés en alimentarse, hasta dejar de hablar. También la pérdida de la capacidad de pensar en el futuro.

La madre de Sama dijo que la niña “necesita estabilidad psicológica”, ya que “su estado mental está destruido”. Mientras tanto, Sama le comentó a los reporteros que sueña con poder regresar a su hogar en el norte de Gaza y encontrar sus juguetes y vestidos. También quiere ver cómo su cabello le vuelve a crecer. Espera que esto comience a pasar en octubre, cuando cumpla nueve años.

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