La criatura escamosa que huyó de los científicos durante décadas y finalmente encontraron entre las rocas
Tras un siglo de búsquedas fallidas, los investigadores por fin ubicaron el hábitat de un lagarto enigmático y esto los condujo a otro insólito descubrimiento
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En un rincón remoto de Angola, en el suroeste de África, sobre las rocas de una región montañosa, habita una enigmática criatura que durante más 100 años se volvió una obsesión de los científicos, quienes fracasaron en sus intentos por investigar más. Finalmente, después de exhaustivas búsquedas, un equipo de expertos logró redescubrir a esta escurridiza especie, que apareció con una sorpresa adicional.
El misterioso animal es un tipo de lagarto, conocido como Cordylus angolensis, una especie escamosa de la que se tenían pocas pistas. El primer espécimen conocido lo recolectó en 1895 el naturalista portugués José Alberto de Oliveira Anchieta quien, a su vez, lo entregó a su compatriota Jose Vicente du Bocage, para realizar los únicos estudios detallados que se conocen. Tristemente, este ejemplar histórico desapareció hace 45 años tras un voraz incendio que consumió el Museo de Historia Natural de Lisboa.
Debido a la escasa información actualizada sobre esta especie, los expertos tuvieron profundas discusiones sobre el parecido con otras familias de lagartos que habitan en una amplia región del territorio africano que atraviesa por Sudáfrica, Botswana, Namibia y Angola, pero los detalles de la identidad y la ubicación exacta de Cordylus angolensis seguían como un misterio.
En años recientes, un equipo de científicos emprendió una nueva expedición a las tierras altas de Angola ,con el objetivo de aclarar las dudas y descubrir la verdad detrás del también llamado lagarto armadillo angoleño. Finalmente, después de seguir los rastros, lograron reencontrarse con esta especie y publicaron todos los detalles de su investigación en un extenso artículo de la revista científica Vertebrate Zoology.
Con la aplicación de técnicas modernas de análisis genético y morfológico, el equipo examinó cuidadosamente los animales que recolectaron en la región, pero conforme avanzaron los estudios, el grupo descubrió algo aún más fascinante y que hace una importante aportación a la creciente variedad de reptiles y anfibios de Angola.
El misterioso animal reapareció, con un extra
Durante los trabajos de campo, el grupo que seguía al Cordylus angolensis se sorprendió al percatarse de que estos lagartos no estaban solos en su hábitat rocoso. Junto a ellos, encontraron otra especie de lagarto que hasta ahora era desconocida para la ciencia, y la bautizaron como Cordylus momboloensis. Ambas especies compartían muchas similitudes, pero también características que las distinguen entre sí, como los patrones de color, la forma de los ojos y las escamas.
En los resultados de su investigación, el equipo liderado por el profesor Michael F. Bates, de la Universidad del Estado Libre de Bloemfontein en Sudáfrica, resaltó que el descubrimiento de estas dos especies de lagartos en las tierras altas de Angola tiene valiosas implicaciones para la conservación de la biodiversidad en la región centro-oeste del país africano.
“Angola es un país de sorpresas, nunca sabes lo que puedes encontrar y dónde. Empezamos a entender los patrones de distribución de las especies, pero continuamente nos llevamos sorpresas con descubrimientos que no esperábamos”, declaró a National Geographic el investigador Pedro Vaz Pinto, director de la Fundación Kissama y miembro de la Universidad de Porto, quien también formó parte del grupo. “Numerosas especies que fueron descritas en la época colonial siguen desaparecidas. Por lo tanto, saber si esas especies son válidas, realmente existen o si se extinguieron, es uno de los mayores retos que nos encontramos hoy en día”, complementó.
Cabe mencionar que el territorio que habitan los lagartos de Angola, que ahora sorprenden a la comunidad científica, fue escenario de conflictos armados del pasado e inestabilidad política que complicaron el trabajo de los especialistas. “Esta investigación resalta la importancia de proseguir la exploración científica en regiones con problemas políticos históricos, ya que puede revelar valiosos conocimientos sobre la biodiversidad y la historia evolutiva”, describen las conclusiones del trabajo, donde se menciona también que estos hábitats montañosos son reconocidos como centros donde suelen habitar especies únicas y vulnerables que encuentran refugio.
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