La anécdota de Tom Hanks frente a la Mona Lisa durante la grabación de El Código Da Vinci: “¿Quién puede?”
Quizá ningún espectador se habría imaginado lo que ocurrió detrás de cámaras, pero el actor no dejó nada a la imaginación y lo contó todo sobre su experiencia en el Museo de Louvre, en París
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El actor Thomas Jeffrey Hanks, mejor conocido como Tom Hanks, recordó una de sus experiencias más graciosas y sublimes durante la grabación de la película El Código Da Vinci. Relató con alegría la noche de su cumpleaños en la que se cambió los pantalones frente a la icónica pintura de la Mona Lisa, de Leonardo Da Vinci. El estadounidense consideró que esta es una experiencia que no cualquiera podría vivir, ya que además lo festejaron con un pastel en el Gran Salón.
El famoso museo del Louvre en París fue el escenario para la fechoría de Hanks, que hasta ahora la recuerda como una de las más divertidas de su carrera, según dijo en entrevista para The New York Times. El actor declaró que ese momento memorable compensó la pésima crítica y la decepción que causó esa franquicia luego de su estreno.
Además, a pesar de que sus puntos de vista sobre la cinta no coinciden con la producción, aseguró que tiene muchos buenos recuerdos sobre este rodaje: “Era mi cumpleaños número cuarenta y tantos. Estábamos filmando en el Louvre de noche. ¡Me cambié los pantalones frente a la Mona Lisa! ¡Me trajeron un pastel de cumpleaños en el Gran Salón! ¿Quién puede tener esa experiencia? ¿Algo de cinismo allí? ¡Claro que no!”, recordó Hanks.
Tom Hanks, insatisfecho con las cintas de El Código Da Vinci
El intérprete de 65 años admitió que para él, la adaptación de la novela El Código Da Vinci de Dan Brown y las dos películas que le dieron continuación, fueron “tonterías”. Hanks comentó que tanto la cinta de 2006, como Angels & Demons de 2009 e Inferno 2016, son producto de una “empresa comercial”. Y es que hay que recordar que esos filmes no representaron las mejores participaciones del actor, según la crítica.
Las películas en las que interpreta a Robert Langdon, un profesor de historia del arte y simbología, fueron destruidas por los conocedores del séptimo arte y Hanks obtuvo tres de las peores críticas de su carrera actoral: “Dios, esa fue una empresa comercial. Sí, esas secuelas de Robert Langdon son una tontería. El Código Da Vinci fue una tontería”, sentenció.
Hanks se refirió a las películas como “deliciosas búsquedas del tesoro que son tan precisas para la historia como las películas de James Bond lo son para el espionaje”. Al parecer, las críticas le dejaron un mal sabor de boca de estas producciones, a pesar de tener recuerdos gloriosos como el que tuvo frente a la Mona Lisa.
“Quiero decir, Dan Brown, que Dios lo bendiga, dice: ‘¡Aquí hay una escultura en un lugar de París! No, está muy lejos. ¿Ves cómo se forma una cruz en un mapa? Bueno, es una especie de cruz’. Pero son tan cínicos como un crucigrama. Todo lo que estábamos haciendo era prometer una distracción”, dijo.
Finalmente, aclaró que no está en contra de los proyectos comerciales, pero que con la tercera entrega de la saga, ya eran unas cintas “indefendibles”: “No hay nada de malo en el buen negocio, siempre que sea un buen negocio. Para cuando hicimos el tercero, demostramos que no era tan buen negocio”, agregó.
La trilogía dirigida por Ron Howard ganó poco más de 1,5 mil millones de dólares en todo el mundo.
LA NACION
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