Joe Biden anunció que el líder de ISIS, Abu Ibrahim al-Hashimi al Qurayshi, murió en un operativo de Estados Unidos en Siria
El terrorista, sucesor de Al-Baghdadi desde 2019, se inmoló cuando estaba rodeado, confirmó el mandatario estadounidense; “Eligió volarse a si mismo antes que enfrentar a la justicia”, dijo
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WASHINGTON.- Estados Unidos logró eliminar al líder de Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, en una operación militar en el noroeste de Siria que le asestó un nuevo golpe a la organización terrorista, y marcó un logro para el presidente Joe Biden en un momento en el que su presidencia aparece absorbida por los desafíos domésticos del país y por encontrar una salida al conflicto con Rusia en Ucrania.
La redada militar ordenada por Biden tenía como objetivo la captura de Al-Qurayshi, quien asumió como jefe del grupo militante el 31 de octubre de 2019, pocos días después de que el líder anterior, Abu Bakr al-Baghdadi, muriera durante otro operativo de las tropas norteamericanas ordenado por el entonces presidente, Donald Trump.
Biden dijo que Al-Qurayshi murió de la misma manera que lo hizo Al-Baghdadi, inmolándose a si mismo con una bomba que lo mató a él y a miembros de su familia, incluidas mujeres y niños, cuando fuerzas de elite norteamericanas se acercaban para capturarlo en su búnker. El operativo, remarcó, fue planeado para minimizar las víctimas civiles.
“Sabiendo que este terrorista había elegido rodearse de familias, incluidos niños, tomamos la decisión de realizar una redada de las Fuerzas Especiales con un riesgo mucho mayor para nuestra propia gente en lugar de atacarlo con un ataque aéreo”, explicó Biden.
“A medida que nuestras tropas se acercaban a capturar a los terroristas, en un último acto de cobardía, sin importar la vida de su familia y de otras personas en el edificio, eligió volarse a si mismo antes que enfrentar a la justicia por los crímenes que cometió”, agregó el mandatario, en un muy breve mensaje en la Casa Blanca luego de que anunciara la operación a través de un comunicado.
La redada militar de Estados Unidos fue el mayor operativo en la provincia de Idlib –controlada por rebeldes–, desde el asalto que acabó con la vida del líder del grupo extremista Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi. Al líder terrorista se lo conocía también como Amir Muhammad Sa’id Abdal-Rahman al-Mawla y le decían “el destructor”, porque se caracterizaba por su brutalidad. Biden dijo que no hubo bajas entre los soldados norteamericanos, y el Pentágono calificó la misión como “un éxito”.
Biden dio la luz verde para la misión el martes por la mañana en el Salón Oval, indicaron fuentes oficiales al tanto del operativo, que se planificó durante meses. Todo comenzó de una manera calcada a las misiones que terminaron con la vida de Osama ben Laden y Al-Baghdadi: con un trabajo de inteligencia que permitió localizar al líder de Estado Islámico en Atmeh. A fines del año anterior, la inteligencia norteamericana ya sabía que vivía en el tercer piso de un edificio residencial. El operativo presentaba un problema: en el mismo piso donde vivía Al-Qurayshi vivía una familia siria sin aparente conexión con el terrorista.
President Biden, Vice President Harris and members of the President’s national security team observe the counterterrorism operation responsible for removing from the battlefield Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi — the leader of ISIS. pic.twitter.com/uhK75WeUme
— The White House (@WhiteHouse) February 3, 2022
El operativo
La misión se llevó a cabo con helicópteros que llevaron a los comandos a su posición después de la medianoche, rodeando la residencia en Atmeh, una ciudad cercana a la frontera con Turquía en la provincia de Idlib controlada por los rebeldes. Poco después de que las tropas especiales llegaron, se escucharon advertencias en árabe por parlantes. Al-Qurayshi detonó sus bomba y la explosión fue tan grande que hubo cuerpos que volaron a través de las ventajas del edificio. Las tropas norteamericanas avanzaron en el edificio y cruzaron disparos con un lugarteniente del líder terrorista y su esposa, que murieron. Cuatro niños fueron evacuados.
Idlib está controlada en su mayoría por combatientes respaldados por Turquía, pero también es un feudo de Al-Qaeda y varios de sus altos cargos residen allí. Otros insurgentes, incluyendo miembros de la milicia rival Estado Islámico, también se han refugiado en la región.
“Los primeros momentos fueron aterradores, nadie sabía qué estaba pasando”, dijo Jamil el Deddo, residente en un campo de refugiados próximo. “Todos estábamos preocupados porque podía ser la aviación siria, lo que nos recordó las bombas de barril que solían arrojarnos”, agregó, en referencia a los contenedores de cargados de explosivos empleados por las fuerzas del presidente Bashar al-Assad contra los opositores durante el conflicto civil.
La planta superior de la vivienda en donde transcurrieron los hechos quedó prácticamente arrasada tras la incursión, que derribó el tejado y las paredes. Se podían ver manchas de sangre en las paredes y en el piso de la estructura que quedó en pie, con un dormitorio destrozado con una cuna de madera en el suelo. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo opositor al gobierno sirio con sede en Gran Bretaña que monitorea el conflicto, el operativo dejó 13 fallecidos, entre ellos cuatro niños y dos mujeres.
La Defensa Civil Siria, un grupo de emergencias gestionado por la oposición llamado también Cascos Blancos, contabilizó 13 personas fallecidas en los bombardeos y enfrentamientos posteriores al asalto. Su recuento incluía seis menores y cuatro mujeres.
Un funcionario estadounidense señaló que uno de los helicópteros del operativo sufrió un problema mecánico y tuvo que ser volado en tierra.
La operación se produjo en un momento en el que Estado Islámico estaba reafirmándose, perpetrando algunos de sus mayores ataques desde su derrota en 2019. En las últimas semanas y meses, la milicia radical lanzó una serie de operaciones en la región, incluyendo un asalto de 10 días para tomar una prisión en el noreste de Siria, con al menos 3000 detenidos del grupo, a finales de enero.
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