Irene Garza: era reina de belleza, fue a la iglesia a confersarse y apareció brutalmente asesinada
El violador y asesino fue condenado 57 años después por homicidio
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La lluvia caía suavemente sobre los techos de las casas del pueblo de McAllen, Texas. Era un Sábado Santo, cuando la maestra de segundo grado, Irene Garza, había salido a misa a confesarse.
Con sus zapatos blancos de tacón, una blusa blanca, una falda larga color café con hojas verdes y azules, y un bolso negro de cuero, había llegado a la Iglesia del Sagrado Corazón. Ese sábado 16 de abril de 1960, varios feligreses vieron cuándo había entrado al recinto, pero nadie la vio salir.
Una mujer ejemplar
Irene Garza nació el 15 de noviembre de 1934. Creció con bastantes comodidades, ya que sus padres Nicolás y Josefina Garza tenían una famosa tintorería en McAllen. Entre sus privilegios, tuvo la suerte de poder asistir a la escuela de la ciudad e incluso fue la primera latina en ser parte de las bailarinas de la orquesta durante su época por la secundaria.
Después de su educación, participó en el certamen Miss All South Texas Sweetheart en 1958, en donde, con tan solo 23 años, quedó en el primer lugar, convirtiéndose en reina de belleza.
Pero su físico no era lo único que llamaba la atención. Garza era reconocida por su gran corazón y bondad. Para el momento de su desaparición, trabajaba como maestra en la escuela primaria Thigpen Elementary.
Quienes la conocían la definían como una joven tímida, pero muy entregada al servicio y a la comunidad, así como a su fe católica. Era miembro voluntario del movimiento mariano ‘Legión de María’, además de ir a misa y hacer la comunión todos los días. Por otro lado, en 1960, a sus 25 años, aún vivía con sus padres y cuidaba de ellos.
¿Un saco en el agua?
Garza fue vista por última vez cuando salió a confesarse un Sábado Santo, hace casi 60 años. Como era bastante conocida en el pueblo, en el momento de hacer la investigación varios testigos afirmaron que sí había entrado a la iglesia, se había quedado en misa, pero que al final no había salido.
Sus padres también empezaron a sospechar cuando se dieron cuenta de que ya era casi la media noche y su hija no llegaba. Optaron por creer que se había quedado a misa de medianoche, en donde se conmemora la resurrección de Jesús y suele tener lugar a esa hora; pero cuando el sol comenzó a salir y vieron que no había rastros de ella, fueron al Departamento de Policía para reportar su desaparición.
Durante dos días las autoridades se dedicaron a recopilar toda la información, hasta que el lunes 18 de abril dieron con una pista clave. Desde el primer momento, decenas de habitantes se ofrecieron como voluntarios para encontrar a la chica. En uno de los recorridos, precisamente uno de ellos encontró el pequeño bolso negro y uno de sus zapatos de tacón.
Fue ahí cuando la Policía comenzó a temer lo peor y cinco días después descubrieron que lamentablemente sus sospechas eran ciertas. Su cuerpo fue encontrado en un canal, golpeada, agredida sexualmente y asfixiada.
El 21 de abril el cuerpo de Garza fue encontrado en un canal, a varios metros de distancia de las primeras evidencias. Un hombre llamado Arnold fue quien descubrió el cuerpo aquella mañana. “Primero pensé que era un saco flotando. Después me di cuenta de que era el cadáver de una joven”, declaró en su momento a la agencia de noticias AP.
Se estima que los investigadores interrogaron a unas 500 personas en varias ciudades de Texas, incluidos delincuentes sexuales conocidos y familiares, compañeros de trabajo y exnovios. Entre ellos también estaba la última persona que vio con vida a Irene: el sacerdote John Bernard Feit, quien con 27 años se estaba formando para pertenecer a la iglesia oficialmente. Sin embargo, desde el primer momento negó saber lo que había sucedido.
John Feit, el principal sospechoso
Durante la investigación, varios miembros de la iglesia informaron que el sacerdote John Bernard Feit había entrado y salido del confesionario varias veces a lo largo de la noche, y que en efecto Garza había estado allí.
Debido a esto, el sacerdote fue interrogado en varias oportunidades y dio diferentes versiones sobre aquella noche, siempre negando tener algo que ver con el crimen. La primera vez dijo que ni siquiera la había confesado.
Mientras tanto, el canal donde Irene había sido encontrada estaba siendo drenado en busca de evidencias. Efectivamente, la policía halló allí un visor de diapositivas, el cual pertenecía al sacerdote. De hecho, fue él mismo quién llamó a decir que era suyo.
Pero lo interesante fue que Feit no solo aceptó que el aparato era suyo, sino que también admitió que sí había atendido a la joven esa noche, pero que no había sido en el confesionario. Por otro lado, el padre O’Brien, quien trabajaba en la Iglesia del Sagrado Corazón, declaró que había visto a Feit llevar a Irene a rectoría para escuchar su confesión, lo cual era algo poco común, pero no imposible. Además, también comentó que había visto rasguños en sus manos y brazos.
El acusado se defendió diciendo que esa noche, al regresar a su casa pastoral, no tenía la llave, por lo que tuvo que subir a la casa en el segundo piso. Dijo que sufrió rasguños en sus manos, debido a los ladrillos que tuvo que trepar. A pesar de las dudas, los detectives dijeron no poder vincular el caso con el cura que la había confesado aquella noche.
”Simplemente no tenemos una pista convincente en este momento”, le dijo el jefe de la Policía de McAllen, al diario The Ocala Star-Banner el 22 de abril de 1960.
La justicia llegó 57 años tarde
En 1970 Feit dejó la iglesia. Tres semanas después del cierre de la investigación, una estudiante de 20 años denunció un intento de abuso sexual por parte del cura. La Policía lo arrestó por intento de violación y fue llevado a juicio en 1961.
En 1962 el acusado se consideró culpable, pero simplemente le aplicaron una pena de una multa de 500 dólares. Después, el sacerdote en formación fue trasladado por la Iglesia a un monasterio en Missouri y, luego, a un convento en el estado de Nuevo México. Allí estuvo hasta que en 1970 se retiró y decidió formar una familia.
Hasta el momento el caso de Irene parecía una lucha perdida. Tuvieron que pasar 40 años, hasta que en el año 2002, el jefe de Policía de McAllen, Víctor Rodríguez, reabrió el caso. El monje Dale Tacheny fue quien lo delató, ya que en Missouri se había enterado del crimen. Ese mismo año, el examinador de polígrafo que había examinado a Feit en 1960 dijo que cuestionaba los resultados informados, porque habían salido inconclusos.
Esto hizo que la investigación tomara un rumbo más fuerte, hasta que pudieron encontrar pruebas y testimonios lo suficientemente concretos para generar una orden. En febrero de 2016 fue arrestado y acusado del asesinato. El 7 de diciembre de 2017, Feit fue declarado culpable por homicidio y condenado a cadena perpetua. En cuanto al delito de violación, este no pudo convalidarse por la falta de pruebas.
“El arresto de John Feit es el primer paso para administrar justicia por el asesinato de la señorita Irene Garza”, declaró el fiscal de distrito del condado de Hidalgo, Ricardo Rodríguez. Feit murió en febrero de 2020 a sus 87 años por un infarto fulminante. Solamente cumplió tres años de condena.
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