Guerra Rusia-Ucrania. Críticas y frustración por la débil respuesta de Occidente contra Rusia
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, pidió reforzar las sanciones, y el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, se mostró decepcionado por la falta de determinación en la reacción de las potencias occidentales; Hillary Clinton pidió ir contra los oligarcas rusos
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WASHINGTON.- Visiblemente agotado, sin afeitar, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, se paró detrás del atril para informarle a los ucranianos sobre la guerra en su país. Zelensky aprovechó también para despachar su frustración contra Occidente por la reacción ante la invasión ordenada por Vladimir Putin. Dijo que las sanciones habían sido “insuficientes”, y lamentó la falta de ayuda: “Estamos defendiendo nuestro país solos”, afirmó.
Zelensky no fue el único que cargó contra la falta de contundencia de la reacción y las sanciones aplicadas por Estados Unidos, el Reino Unido y Europa al Kremlin. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo que estaba decepcionado porque las potencias occidentales no habían mostrado una postura “seria, determinada” para hacer frente a la agresión de Putin, y que era necesaria una acción mucho más decidida. Hillary Clinton, quien fue candidata presidencial en 2016 y secretaria de Estado de Barack Obama, dijo que era imperioso aumentar las sanciones más rápido y apuntar a los oligarcas de Putin.
Las sanciones anunciadas hasta ahora contra Rusia representan el castigo más amplio y severo que se haya aplicado a Moscú. Pero la estrategia calibrada y escalonada que eligieron las potencias occidentales para castigar a Putin se encontró de todos modos bajo fuego apenas salió a la luz, denostada por su ineficacia y envuelta en la noción de que llegó demasiado tarde, y fue menos de lo que se esperaba. Para algunos, incluso, más que debilitar a Putin, tuvo el efecto contrario.
Rodeado por el asedio de las tropas rusas a Kiev, el propio Zelensky había hecho un llamado desesperado a Europa anoche, cuando se sumó a una reunión virtual de los líderes del Viejo Continente del Consejo Europeo. “Esta puede ser la última vez que me vean vivo”, les dijo, según indicaron dos fuentes al sitio Axios. El primer ministro italiano, Mario Draghi, dijo que fue un “momento verdaderamente dramático”.
“Las sanciones deben ser reforzadas”, afirmó en la madrugada del viernes Zelensky en uno de sus mensajes en su perfil en Twitter, donde se suceden los desesperados pedidos de ayuda.
“Necesitamos aumentar las sanciones y el respaldo en defensa”, insistió después.
En medio de las críticas y mientras las tropas rusas asediaban Kiev, Occidente subió la presión sobre el Kremlin: Europa sancionó a Putin y a su canciller, Sergei Lavrov, congelando sus activos y bienes en suelo europeo. El Reino Unido y el gobierno de Biden se sumaron después a la inédita medida.
Con todo, Estados Unidos y Europa mantienen en carpeta las sanciones más duras a la economía rusa.
Ni la Casa Blanca ni el Viejo Continente han querido usar lo que se ha llamado la “opción nuclear”: restringir las exportaciones de energía de Rusia –existe un temor a ambos lados del Atlántico de que esa medida puede descarrilar a la economía global y empeorar la inflación– y prohibirle utilizar el sistema SWIFT para las transacciones financieras internacionales. Biden dijo que uno de los motivos por los que no habían sido más duros era porque Europa no estaba de acuerdo en cómo avanzar. Europa depende además del gas ruso, y las importaciones se pagan justamente a través del sistema SWIFT.
Además de las súplicas de Zelensky, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, apeló directamente al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, para que aplique su “influencia” sobre los países europeos que dudan acerca de excluir a Rusia del sistema SWIFT. Otro castigo extremo que Occidente todavía no ha puesto sobre la mesa es bloquear al Banco Central de Rusia, que podría impedirle a Putin acceder a las reservas rusas por más de 600.000 millones de dólares.
“Creo que las sanciones han sido bastante fuertes y formidables”, dijo a LA NACION Max Bergman, analista del Center for American Progress y exfuncionario del Departamento de Estado. “Lo que estamos viendo es que la administración no quiere usar todas las balas de inmediato. Reconocen que va a ser un proceso, Rusia ya invadió, pero vamos a ver más agresiones de Rusia, crímenes de guerra, escalada de violencia, y quieren seguir ampliando las sanciones. Vendrán sanciones más fuertes”, completó.
Las primeras sanciones de las potencias occidentales ya habían sido recibidas con una ola de críticas y un ánimo de frustración ante lo que muchos vieron como una reacción demasiado tibia, y demasiado tardía ante la brutal ofensiva desplegada por Putin, que terminó en un relampagueante blitz que rodeó a Kiev, la capital ucraniana, en menos de 48 horas. La exasperación por la falta de reacción de Occidente había quedado en evidencia durante el discurso de ayer por la tarde del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuando varios periodistas le preguntaron por qué había mantenido en reserva los castigos más duros contra Moscú. “Respetuosamente, señor, ¿qué más está esperando?”, le preguntó un periodista.
Zelensky también pidió una mayor asistencia militar para reforzar la defensa ante la brutal ofensiva rusa. El ejército ucraniano es mucho más chico que el ruso. Esa opción parece mucho más lejana. El secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo además que la alianza transatlántica iba a brindarle a Kiev sus sistemas de defensa aérea y más armas.
“Tarde”, dijo Anne Applebaum, investigadora de la Universidad Johns Hopkings y escritora de la revista The Atlantic.
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