Guerra Rusia-Ucrania: así es la carrera de Occidente para dotar a Ucrania de armamento pesado y más sofisticado
Ahora apunta al envío de armas de largo alcance, como obuses, sistemas antiaéreos, misiles antibuques, drones armados, camiones y transportes blindados, e incluso tanques
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BRUSELAS.- La carrera ya empezó. Cuando las columnas de tanques rusos ingresaron en Ucrania, hace casi dos meses, Estados Unidos y sus aliados empezaron a proveer a Kiev de armas y equipos para la que según todos sería una guerra corta: rifles de francotirador, cascos, botiquines médicos, sistemas de comunicación encriptada, miles de balas y los misiles Javelin y Stinger, sistemas portátiles que se lanzan desde el hombro y que rápidamente se convirtieron en íconos de este conflicto bélico.
Contra todas las probabilidades, Ucrania logró sostener su capital y expulsó a Rusia del norte del país. Y ahora que el Kremlin cambia de rumbo y empieza a concentrar sus esfuerzos en el este, los aliados también dan un giro y avanzan para dotar a Ucrania de armamento más pesado y sofisticado para que pueda defenderse en una muy probable guerra de desgaste.
Occidente ahora apunta al envío de armas de largo alcance, como obuses, sistemas antiaéreos, misiles antibuques, drones armados, camiones y transportes blindados, e incluso tanques: el tipo de armas que el presidente Joe Biden fue seleccionando para frenar “el amplio asalto sobre Ucrania Oriental que va a lanzar Rusia”.
“El suministro ininterrumpido de armas ha contribuido al fracaso de los planes iniciales de Putin para esta guerra, que eran conquistar y controlar Ucrania”, dijo Biden la semana pasada. “No es momento de aflojar”.
Se espera que en los próximos días Biden anuncie un nuevo paquete de ayuda militar que estaría a la par del paquete de armas y artillería de 800 millones de dólares anunciado la semana pasada.
Pero la estrategia entraña un grave riesgo: antagonizar con Rusia hasta tal punto que se desate una conflagración mundial más amplia. En los últimos días, Rusia le advirtió formalmente a Estados Unidos que la entrega a Ucrania de los sistemas de armas “más sensibles” podía tener “consecuencias impredecibles”.
Los funcionarios norteamericanos dicen que la advertencia de Rusia demuestra que los envías de armas están logrando torcer el rumbo en el campo de batalla. Así que al menos en Washington, el temor al envío de armas que Rusia pueda considerar “escalatorias” parece haber cedido, así como la preocupación inicial de que Ucrania pudiera usar las armas de largo alcance, como cazabombarderos, para lanzar un ataque sobre Moscú, desatando una guerra total.
Ahora en Washington los funcionarios tienen que decidir cuánta información de inteligencia darles a los ucranianos sobre las bases dentro de Rusia, sobre todo teniendo en cuenta que los ucranianos ya han realizado pequeños ataques con helicópteros a los depósitos de combustible rusos. La Casa Blanca también se abstuvo de suministrar armas que podrían alcanzar a las fuerzas rusas del otro lado de la frontera, como cohetes de artillería, aviones de ataque aire-tierra y drones de mediano alcance.
Algunos argumentan que los estadounidenses toman demasiadas precauciones. “Hace apenas siete semanas, estaban discutiendo sobre si darle misiles Stinger, y hoy aquel debate ya parece una tontera”, dice el teniente general retirado Frederick B. Hodges, que excomandante del Ejército de Estados Unidos en Europa. “Nos contuvimos por un miedo exagerado a todas esas cosas que podrían llegar a pasar”.
Temor en Berlín
Pero el miedo a que la guerra se extienda persiste entre varios aliados de la OTAN, y el más ostensible de ellos es Alemania, que teme que el envío a Ucrania de vehículos de combate de infantería Marder –considerado uno de los mejores blindados del mundo–, sea percibido por Rusia como una participación directa de Berlín y la OTAN en la guerra.
Robert Habeck, un influyente ministro del gobierno de Alemania, dijo que el envío de tanques implicaría una escalada y debería ser consensuado dentro de la OTAN y la Unión Europea. “Armamento pesado es sinónimo de tanques, y hasta ahora eso fue descartado por todos los países de la OTAN, para no convertirse en objetivos bélicos”, dijo Habeck.
Pero estas son decisiones soberanas, no de la alianza, y lo cierto es que de todos modos Washington y varios aliados ya están enviando ese tipo de armas, sobre todo de la era soviética que los ucranianos saben cómo usar, y algunas armas occidentales cuyo funcionamiento los ucranianos pueden incorporar con facilidad.
Pero el ataque de Rusia no da tregua y eso complica el tránsito de estas nuevas armas desde las fronteras occidentales con Polonia, Rumania y Eslovaquia hacia el actual campo de batalla, en el este de Ucrania. Y eso entraña otro riesgo: que los ataques rusos también crucen la frontera de Ucrania y hagan blanco en algún país de la alianza atlántica, “cada centímetro” de la cual Biden ha prometido defender con la fuerza militar.
El resultado de esta carrera logística puede ser determinante para el resultado de la guerra. Las fuerzas rusas, que debieron retirarse vergonzosamente del norte de Ucrania y los suburbios de Kiev, se reposicionaron y han dado un giro ofensivo para capturar el este de Ucrania, según el Kremlin y los propios funcionarios ucranianos. A diferencia de los choques anteriores de esta guerra, se cree que ahora tendrán preponderancia las batallas de tanques a campo abierto, con artillería de largo alcance y drones.
El esfuerzo occidental es amplio y costoso, e involucra a casi 30 países, no todos miembros de la OTAN. Ahora la intención es lograr que los países que tienen tanques, artillería y tal vez incluso aviones de combate de la era soviética se los proporcionen a Ucrania, con la promesa de que, a cambio, Estados Unidos se las reemplazará por armas más modernas de fabricación occidental. De hecho, las fuerzas ucranianas tienen una escasez aguda de proyectiles de 152 milímetros para el obús soviético estándar, ya que la OTAN usa proyectiles de 155 milímetros.
Estados Unidos también acordó proporcionar obuses de 155 milímetros, y está en tratativas para comprar municiones soviéticas estándar a los países que todavía las usan.
Pero a Hodges no le parece suficiente. “Seguimos sin pensar en grande. Seguimos sin pensar en términos de que Ucrania gane esta guerra”.
Steven Erlanger, Eric Schmitt y Julian E. Barnes
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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