Ganó millones de dólares en la lotería, pero cometió errores irreparables y terminó de la peor manera
Tras gastar el dinero en propiedades, autos de lujo y drogas, el pozo millonario de un ganador de la lotería quedó vacío, llevándolo así a la quiebra y a una situación sin retorno
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Un hombre nacido en Ashland, Kentucky, ganó 27 millones de dólares en 2001, tras haber salido de la cárcel y en una segunda oportunidad de la vida. Lo habían condenado por robo a mano armada, por lo que pasó varios años en prisión. Sin trabajo y dinero, le pidió efectivo prestado un amigo para pagar la factura del agua y lo demás lo gastó en dos billetes de la lotería. Como si una fuerza superior lo hubiera escuchado, su vida cambió de forma radical al llevarse el pozo de 27 millones de dólares. Ese éxito se esfumó en despilfarros y el destino del ganador pasó a la desdicha y a su muerte unos años más tarde.
En declaraciones a la prensa junto a su novia de 27 años, David Lee Edwards admitió en ese momento que su vida había estado llena de errores y prometió que ganar la lotería no sería uno de ellos. “Mucha gente no tiene trabajo. Apenas tienen algo, así que no quiero aceptar este dinero diciendo que voy a comprar mansiones y coches. Me gustaría recibirlo con humildad. Quiero que este dinero dure, para mí, para mi futura esposa, para mi hija y las generaciones futuras”.
Aunque su discurso conmovió, no podría estar más alejado de la realidad. Cuando todavía no cobraba el cheque, pidió un préstamo inmediato para irse de fiesta a Las Vegas. Luego, al recibir el pozo, compró una mansión por un valor de 1,6 millones de dólares en el exclusivo barrio de Palm Beach, Florida, así como otra casa cercana por US$600 mil. Los gastos siguieron: adquirió un jet de 1,9 millones, tres caballos de carreras, un Lamborghini y un Dodge Viper.
Después de volverse millonario, Lee Edwards le pagó a su exesposa medio millón de dólares por la custodia de su hija, Tiffani, de 11 años, y compró un carrito de golf para ella, a pesar de que no tenía edad para conducirlo, según recordó Daily Star.
El dinero desapareció en las facturas. Los tres primeros meses costaron un millón de dólares cada uno. Luego de un año, el hombre se había gastado 12 millones. Cuando la prensa local lo buscó para documentar su historia, los reporteros se dieron cuenta de que había mentido. En la entrevista con NBC News presumió que su reloj tenía incrustaciones de diamantes y que su anillo costaba US$159 mil.
Tenía una fuerte adicción
Además del lujo y de la opulencia, tanto Edwards como su pareja, Shawna Maddux, tenían una fuerte adicción a las drogas, por lo que gastaron gran parte del dinero en estas sustancias, así como en rehabilitación.
Este estilo de vida, además de costoso, fue insostenible. Aquel pozo que parecía lleno dejó ver su fondo final. Fue así como apenas unos años después de haberse vuelto millonario, Lee Edwards lo perdió todo.
El hombre pasó a vivir a un almacén, con comida podrida, sus propios deshechos y drogas alrededor. Después, Maddux lo abandonó y se volvió a casar, mientras que su hija Tiffani, que había sido matriculada en una costosa academia privada, ya no pudo pagarla y comenzó a trabajar en un parque de atracciones de Virginia. Con tan solo 58 años y con miles de dólares en deudas a sus amigos, Lee Edwards murió.
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