Fue condenado a muerte en Louisiana por un crimen que no cometió y lo liberaron gracias a un ADN: así está hoy
Ryan Matthews tenía 17 años cuando lo detuvieron por el crimen de un comerciante; lo sentenciaron a pena capital, pero cinco años después, pudo salir de la cárcel; su nueva vida y su lucha por dejar el pasado atrás
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Ryan Matthews fue condenado a muerte en Louisiana, Estados Unidos, en 1999. Fue declarado culpable del asesinato de un comerciante durante un intento de robo en Bridge City, luego de que testigos del hecho lo identificaran como la persona que disparó contra la víctima. Sin embargo, en 2004, el caso dio un vuelco inesperado: una prueba de ADN realizada sobre un pasamontañas hallado en la escena del crimen demostró que no tenía nada que ver con el hecho y lo exoneraron.
Tras ser liberado, Matthews luchó por dejar atrás esa etapa de su vida. Se casó, tuvo cuatro hijos y, mientras trabajaba casi 12 horas diarias, se dedicó a estudiar para poder darle una vida mejor a su familia. Casi 20 años después del día en que lo condenaron, obtuvo un Master en Administración de Negocios. “Quiero seguir avanzando”, expresó.
Una causa basada en testimonios cuestionables y la condena a muerte
Una tarde de abril de 1997, Matthews y su amigo Travis Hayes, ambos de 17 años, paseaban en coche por Bridge City cuando los detuvo la Policía. Los llevaron a una comisaría y comenzaron a interrogarlos por el crimen de un comerciante, según explicó en un artículo publicado por la Universidad de Mujeres de Texas (TWU, por sus siglas en inglés).
Los agentes sostenían que había testigos que pudieron identificar a Matthews como la persona que salió corriendo de la tienda tras el asesinato y que se metió por la ventanilla del lado del pasajero en un auto que lo esperaba en la puerta. Sin embargo, les explicó que el coche en el que viajaban los adolescentes era diferente al usado para cometer el robo y asesinato. Tenía un color similar, pero otra carrocería.
Tras horas de interrogatorio, Matthews se quedó dormido. Al despertar supo que su amigo, exhausto, había confesado que había conducido hasta la tienda y que Matthews había entrado al negocio y que, tras unos disparos, salió corriendo, para luego escapar juntos. Así, fueron enviados a una prisión para adultos.
La madre de Matthews, Pauline, y su hermana, Monique Coleman, le contaron a TWU que buscaron un abogado y que, si bien sabían que era inocente, se prepararon para que fuera condenado, ya que los acusados eran afroamericanos y la víctima y los integrantes del jurado, blancos.
El caso llegó a juicio en 1999. Los testimonios revelaron que el coche que conducían los jóvenes no podía ser el auto de la huida, porque la ventanilla del lado del pasajero por la que supuestamente saltó Ryan no bajaba. Además, algunos testigos señalaron que el sospechoso era mucho más bajo que Ryan. Sin embargo, los dos fueron condenados: Travis a cadena perpetua y Ryan a pena de muerte.
El rol de la familia, la lucha de los abogados y la prueba de ADN
A pesar de la condena, la familia de Matthews nunca dejó de luchar por su libertad. Trabajaron junto a organizaciones como el Proyecto Inocencia de Nueva Orleans y el Centro de Crisis de Luisiana para demostrar la inocencia de Ryan. Pauline testificó en la Legislatura de Luisiana y acudió a foros universitarios, mientras que Monique viajó con una delegación a Roma para reunirse con el Papa Juan Pablo II, buscando generar conciencia sobre su situación.
El giro decisivo llegó en 2004, gracias a una prueba de ADN realizada sobre un pasamontañas encontrado en la escena del crimen que descartó a Ryan como sospechoso. Los datos genéticos encontrados en la prenda apuntaron a un hombre llamado Rondell Love, quien estaba encarcelado por otro asesinato y que se había jactado de haber escapado impune del crimen que le costó la vida al dueño de la tienda. Así, tras cinco años de calvario, Matthews fue liberado.
La nueva vida de Matthews y el deseo de superación
Una vez liberado, la vida de Matthews no fue fácil. Tras haber pasado casi toda su adolescencia en prisión, “salió” al mundo con 24 años, sin experiencia laboral ni estudios. “No quería dejar que todo eso me frenara”, dijo. Su deseo de seguir adelante lo llevó a retomar sus estudios.
Fue entonces que conoció a Candacee, con quien se casó y tuvo cuatro hijos. La mujer remarcó el sacrificio que hizo Matthews para poder avanzar: trabajaba en turnos nocturnos de 12 horas en una empresa de embalajes y luego iba a la universidad.
En 2019, se graduó en con una licenciatura en Artes y Ciencias Aplicadas en la Universidad de Mujeres de Texas. Pero ese fue solo un paso en su camino: luego estudió un MBA en Administración de Negocios, también en TWU, y se recibió en 2023. Ahora busca forjar un nuevo destino para él y su familia. “Fui bendecido de tener esta oportunidad y no quiero desaprovecharla”, concluyó.
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