Por qué los cubanos de Florida votan a Donald Trump y no a Kamala Harris
El 68% de los electores de la isla lo harán por el republicano, el doble del apoyo que le dieron en 2016
- 15 minutos de lectura'
El día que conoció a Donald Trump, el cubano Enrique Tur llevaba encima un cansancio de 15 horas en las que manejó un Ford azul rentado desde su casa en Rockwall, Texas, hasta Asheville, al oeste de Carolina del Norte. Nada en él, sin embargo, mostraba señales de agotamiento. Estaba impecable, con su camisa blanca y ligera, el pantalón negro, un crucifijo colgante en la oreja izquierda y el pelo intacto, moldeado con algún tipo de fijador. Hacía unas semanas el fotorreportero Evan Vucci había capturado la icónica foto del candidato republicano durante un mitin de campaña en Pensilvania: un Trump invencible, custodiado por algunos de sus escoltas, que levanta el puño con la bandera estadounidense de fondo mientras unas líneas de sangre le salpican el rostro.
El intento de asesinato de Thomas Matthew Crooks —que terminó hiriendo la oreja derecha del expresidente con su fusil semiautomático AR-15, un incidente que hizo titubear a los votantes y pensar a los expertos que casi tenía las elecciones ganadas— llamó la atención de Enrique. Se fue al estudio donde trabaja como tatuador a las afueras de Dallas, agarró la foto de Vucci, hizo un óleo casi exacto de 30 x 44 pulgadas y luego averiguó dónde quedaba el rally más cercano para entregárselo a Trump.
Rentó el Ford azul, se despidió de su esposa y sus hijos, y manejó cuanto pudo para estar a tiempo en el Auditorio Thomas Wolfe del Harrah’s Cherokee Center el 14 de agosto. “Llegué, estaba nervioso, solo. Allí había muchas personas americanas, blancas, me sentía fuera de lugar, pero dije, bueno, yo vine a traer lo que yo hago, no le tengo que agradar a nadie”, cuenta. “Tragué en seco, me puse mis gafas para no tener contacto visual y rompí la envoltura del cuadro”.
Minutos después, Enrique era la sensación de los republicanos asistentes al mitin, de la prensa local, de los guardias de seguridad, que lo condujeron a un salón para que le diera el regalo al candidato.