Pasó 17 años en el corredor de la muerte en Florida por un crimen que no cometió, pero se salvó gracias a una inesperada confesión
Juan Roberto Meléndez-Colón se dedica a dar charlas en universidades y organizaciones, donde aboga por los derechos humanos; los detalles de su estremecedora historia
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Juan Roberto Meléndez-Colón es un puertorriqueño que pasó 17 años en el corredor de la muerte en Florida, resultó ser inocente y ahora es activista por los derechos humanos. El sujeto, que trabaja para abolir la pena capital, lleva su historia a universidades y diferentes organizaciones con el fin de que lo que al él le pasó no le vuelva a ocurrir a otra persona.
En 1984, Meléndez fue condenado por el asesinato de Delbert Baker, un cosmetólogo en Auburndale, Florida. La condena fue obtenida sin evidencia física, y se basó principalmente en los testimonios de dos individuos: David Luna Falcon y John Berrien. Ambos hombres tenían historias inconsistentes y, en el caso del primero, se sabía que mantenía una rivalidad personal con el acusado, señaló la Universidad de Michigan en un artículo publicado en su portal oficial. A pesar de esto, el jurado condenó a Meléndez-Colón a muerte en septiembre de ese año.
Durante el juicio, la defensa presentó testigos que confirmaban su coartada: la noche del asesinato, el condenado se encontraba con una mujer llamada Dorothy Rivera. Sin embargo, sus testimonios fueron ignorados. Además, un testigo clave, Vernon James, quien habría confesado el crimen a varias personas, se negó a testificar en el juicio, alegando su derecho a no incriminarse.
Una larga lucha por justicia en el corredor de la muerte en Florida
A lo largo de los años, Meléndez agotó varios recursos de apelación, todos negados por el sistema judicial. En 1996, tras más de una década en prisión, uno de los testigos clave del caso, John Berrien, se retractó de su testimonio original y admitió que había sido presionado por la policía para declarar en contra del presunto asesino. Sin embargo, esto no fue suficiente para revertir la pena en ese momento.
En el año 2000, una nueva investigadora, Rosa Greenbaum, descubrió una transcripción que cambiaría el rumbo del caso: la confesión de James, quien admitió haber sido parte del asesinato de Baker. Este testimonio había sido ignorado por las autoridades y nunca fue presentado en el juicio de Meléndez.
La exoneración y liberación de Juan Meléndez
Gracias a este nuevo hallazgo, en 2001 se realizó una nueva audiencia donde se presentaron más testigos que respaldaban la inocencia de Meléndez. La jueza a cargo del caso, Barbara Fleischer, decidió anular la condena. La fiscalía optó por no llevar a cabo un nuevo juicio y el puertorriqueño fue liberado el 3 de enero de 2002.
Tras pasar 17 años en prisión, Meléndez recibió una compensación de apenas 100 dólares, una camisa y un pantalón, según su propio relato publicado por la organización abolicionista de la pena de muerte Witness to innocence. Como si esto fuera poco, nunca obtuvo una disculpa oficial por parte del estado de Florida.
De víctima del sistema a activista
Desde su liberación, Juan Meléndez se ha convertido en un activista en contra de la pena de muerte. Su historia es un testimonio vivo de los errores que pueden cometerse en el sistema judicial. Como parte de su trabajo diario, cooperó con organizaciones como la Coalición Nacional para Abolir la Pena de Muerte. En cada presentación, insiste en la necesidad de reformar el sistema judicial y afirma que su caso no es único. “No podemos devolver la vida a los inocentes ejecutados”, suele decir el hombre.
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