Emigraron de Venezuela a Miami y encontraron un negocio rentable con pocas condiciones: “Nos va bien con esto”
Un emprendimiento que surgió de la necesidad se convirtió en una fuente de ingresos estable que le demostró a una pareja que es posible prosperar desde cero en un nuevo país
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En 2017, “Pocho” Pereira y Erika Rodríguez tomaron una de las decisiones más significativas de sus vidas: emigrar de Venezuela a Miami en busca de un futuro mejor. La crisis socioeconómica que afectaba a su país natal los impulsó a buscar nuevas oportunidades en tierras extranjeras. Rodríguez, quien había estudiado odontología y ejercido su profesión durante un año, y Pereira, que trabajaba en la panadería de su padre, se embarcaron en una experiencia desconocida.
Llegar a Miami no fue fácil. Ambos tuvieron que adaptarse a una nueva cultura y comenzar desde cero. Tuvieron varios trabajos, desde niñeros hasta camareros. Sin embargo, estas experiencias iniciales les permitieron conocer mejor el mercado laboral e idiosincrasia estadounidense.
Un negocio inesperado
El camino hacia el negocio de las subastas y la restauración de autos comenzó casi por casualidad. Pereira había vendido una Jeep, operación de la cual había obtenido una ganancia. A raíz de eso, Rodríguez pensó que quizás la idea de comprar y vender autos podía ser una buena opción de negocio.
Así fue que iniciaron su investigación sobre el funcionamiento de este mercado. Con el tiempo, descubrieron que podían actuar como intermediarios en subastas y facilitar el proceso de la compra de autos.
En diálogo con LA NACIÓN, la pareja relevó en qué consiste su negocio. “Nosotros realizamos la subasta por el cliente. Somos el intermediario entre la persona natural y la subasta. El cliente solo debe indicarnos el número de lote del auto que desea y pagar el depósito de seguridad para proceder con la compra”, explica Pereira.
Además, ofrecen autos ya restaurados en su dealer, donde ayudan a los clientes a encontrar el vehículo ideal según su presupuesto y necesidades, con opciones de pago financiado. El negocio creció significativamente desde sus comienzos. Actualmente, venden entre 30 y 35 autos restaurados al mes y, como brokers en subastas, facilitan la compra de entre 150 y 200 autos mensuales.
“Actualmente, compramos vehículos de entre 2020 y 2024. Estos tienen un costo aproximado de entre 8 y 14 mil dólares. Y, normalmente, nuestro porcentaje de ganancia va entre un 10 y 20 por ciento. Nos va bien con esto”, revelan.
Qué hay detrás de las subastas
En cuanto a las subastas, estas no se limitan al estado de Florida. “Hay subastas en todo el país, organizadas por empresas como Copart, IAA, Adesa y Manheim. Muchas de estas subastas son en línea, lo que facilita la participación de nuestros clientes desde cualquier ubicación”, añade Pereira.
“Para participar en una subasta, necesitas una licencia de dealer. Si alguien quiere participar en la subasta, pero no tiene la licencia, puede contactar a un broker, que funciona como intermediario”, cuenta Rodríguez, quien hasta hoy recuerda la primera compra en una subasta. “Fue un Honda Accord 2012. La ganancia fue mínima, de USD 500, aproximadamente. El segundo carro fue un Elantra 2009, que fue casi imposible venderlo. En esta segunda compra perdimos dinero incluso”, recuerda la venezolana.
En aquel entonces, la pareja tenía algunos ahorros. Con USD 15 mil obtuvieron la licencia de dealer y rentaron el local. “Luego nos quedamos sin dinero para comprar carros”, cuenta Rodríguez antes de introducir la magia de los floor plans, líneas de crédito a las que definieron como “armas de doble filo”.
“Además de cobrarte un porcentaje por el interés del préstamo, también te dan una cierta cantidad de días para devolverlo”, explica. “A nosotros nos habían aprobado USD 75 mil, que sólo podían destinarse a comprar carros de subasta. El mejor consejo es no invertir el dinero todo junto, sino comprar de a un vehículo y ver qué tal funciona”, precisa.
Aquel préstamo inicial quedó atrás. Hoy, con más de 30 empleados, todos latinoamericanos, esperan que el staff siga creciendo. Más allá del equipo, tanto Pereira como Rodríguez tienen roles bien definidos en la empresa. Rodríguez se encarga de la gestión de redes sociales, videos y marketing; Pereira se ocupa de la atención al cliente, las compras, las grúas y los estimados de compra. Esta distribución de tareas permite que cada uno enfoque sus esfuerzos en áreas específicas.
El éxito en el negocio de las subastas y la restauración de autos mejoró su calidad de vida y también contribuyó a la comunidad latina en Miami a través del empleo. “Nuestro objetivo es seguir creciendo y expandir nuestras operaciones para ayudar a más personas a encontrar los autos de sus sueños”, concluyen.
El secreto del negocio
Los emprendedores comparten algunos detalles sobre todo lo que hay que saber para dedicarse a este negocio en el estado de la Florida. Respecto a la licencia de dealer, mencionada anteriormente, agregan que tiene ciertos requisitos. “Varía según cada estado. Por ejemplo, en Florida, además de tener una tienda, te piden un mínimo de dos carros dentro del negocio, dos fuera, una oficina y un baño. También exigen que tengas un seguro de responsabilidad civil y te solicitan las huellas dactilares para ver tu historial. Además, debes hacer un curso”, profundizan.
Si bien Miami es un mercado con mucha competencia, la pareja venezolana subraya que “hay clientes para todo el mundo”, ya que “es una ciudad donde llega gente todos los días”.
Hicieron énfasis también en la elección de vehículos en las subastas. “Es un proceso complejo que implica una cuidadosa evaluación de múltiples factores”, introducen. Evaluar si el vehículo está en buenas condiciones mecánicas y estéticas es lo primero, explican los expertos. “Junto a esto, el historial del vehículo proporciona información valiosa sobre accidentes anteriores, reparaciones y mantenimiento. El historial de un vehículo es como su historia médica. Nos dice todo lo que pasó y qué problemas podría tener en el futuro”, completan.
El valor de reventa y la demanda en el mercado son otros criterios esenciales. Conocer el valor actual de mercado y la popularidad del modelo ayuda a estimar el posible margen de ganancia. Sobre esto, Rodríguez precisa que un vehículo puede estar en perfecto estado, pero si no hay demanda para él, será difícil venderlo. “Entender el mercado, y qué modelos son más buscados, es clave”, asegura.
Los costos de reparación también deben ser cuidadosamente calculados, ya que impactan directamente en la rentabilidad del vehículo. “No se trata solo de arreglar lo que está roto”, enfatiza Pereira, “sino de asegurarse que el vehículo esté en las mejores condiciones posibles para maximizar su valor”.
Otro pilar del negocio llega una vez completadas las reparaciones. “El vehículo debe pasar por una inspección estatal rigurosa, que verifica que todas las reparaciones se hayan realizado correctamente y que el vehículo cumpla con los estándares de seguridad exigidos por la ley. Si el vehículo pasa esta inspección, se emite un nuevo título que designa al vehículo como rebuilt o reconstruido”, profundiza Pereira.
Este título es vital para la legalidad del vehículo, ya que permite que sea registrado y conducido en las carreteras nuevamente. “Más importante aún, asegura a los compradores que el auto es seguro para su uso”, cierran.
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