El lugar más “secreto” y perfecto para ver una puesta de sol en Florida que solo los locales conocen
Un rincón escondido cerca de Jacksonville ofrece vistas incomparables al atardecer y un contacto estrecho con la naturaleza
- 3 minutos de lectura'
Florida esconde rincones que sus visitantes rara vez descubren, pero que los locales conocen muy bien. Uno de ellos es la Isla Amelia, en el noreste del estado del sol, a casi 60 kilómetros —poco más de 40 minutos en auto— de la ciudad de Jacksonville, que cuenta con un tranquilo y mágico mirador para ver la puesta del sol de una manera inolvidable y que pocos conocen, lo que lo convierte en un “secreto” que los turistas se aventuran a descubrir.
Se trata de Walker’s Landing, ubicado en 70 Marsh Creek Road, Fernandina Beach, un rincón casi desconocido que no suele aparecer en las guías turísticas. Allí, cuando el sol se oculta, el cielo se transforma y quienes tienen la fortuna de experimentar ese momento pueden apreciar una explosión de colores y conexión total con la naturaleza.
Situado en el corazón de la Isla Amelia, este mirador ofrece una perspectiva única sobre los pantanos de la región, con bancos de madera y columpios que invitan a contemplar el paisaje.
Según indicó el sitio Southern Living, desde allí también se puede ver un muelle privado donde los locales guardan sus kayaks. Además, el espacio también cuenta con una cabaña rústica que los residentes pueden alquilar para bodas o eventos especiales.
Otras atracciones en la Isla Amelia: bosques, gastronomía e historia
Aunque la Isla Amelia, también llamada la “Isla de las Ocho Banderas” —por su historia de múltiples ocupaciones— es principalmente conocida por sus asombrosas playas, también ofrece una combinación de historia, belleza natural y comunidades alegres, con la esencia del sur de Estados Unidos.
Además de sus costas vírgenes, es hogar de paisajes variados, por sus playas, marismas, y densos bosques de robles. Con sus 21 kilómetros de costa, el lugar destaca por su amplia oferta de actividades al aire libre. Entre ellas, se encuentran los paseos a caballo en la playa, una experiencia que quienes tuvieron la oportunidad de disfrutarla destacan como pintoresca y tranquila.
También hay paseos en bicicleta a lo largo del sendero Amelia River to Sea Trail, que conecta el río Amelia con el océano Atlántico. Esta ruta de casi cinco kilómetros permite disfrutar del entorno natural, mientras que el sendero Amelia Island Trail atraviesa la ciudad con puntos de interés que incluyen tiendas y restaurantes locales.
La experiencia de la isla Amelia no se limita a sus paisajes. Su escena culinaria ofrece una rica variedad de sabores. El Salty Pelican Bar and Grill es uno de los mejores lugares para disfrutar de una cena relajada con mariscos frescos mientras se observa la puesta de sol. Los restaurantes aquí combinan ingredientes locales y opciones diversas, desde tapas de inspiración española hasta fusión asiática en locales como Wicked Bao. Muchos también visitan la cervecería local Amelia Island Brewing Co.
Además, la isla cuenta con una rica historia local. El parque Fort Clinch State contiene un fuerte de la Guerra Civil que permite a los visitantes recorrer galerías y aprender sobre la vida de los soldados de ese lugar. También hay un centro histórico, Fernandina Beach, con calles llenas de tiendas victorianas, cafés y el Palace Saloon, el bar más antiguo de Florida.
Temas
Otras noticias de Agenda EEUU
¿Cuánto valen? El detalle en estas monedas de cinco centavos que las hace muy valiosas: hasta US$3 millones
Temporada. Cómo es el pueblo a solo una hora de Kansas City que ofrece un festival navideño al estilo victoriano
¿Qué documentos presento? Así es el trámite de licencia de conducir que pueden solicitar los extranjeros en Florida
- 1
Por qué los mayores de 60 años no deberían tomar vitamina D
- 2
Simeone, De Paul, Álvarez, Molina: el Asadito mecánico del Atlético de Madrid cocinó un triunfo histórico en Barcelona
- 3
John Goodman, el actor de Los Picapiedra, luce irreconocible tras su gran cambio físico
- 4
Dinero, control policial y culto a la personalidad. El sistema que montó Gildo Insfrán en Formosa y que la Corte buscó clausurar