Es vecina de Florida y estuvo a punto de perder su casa porque incumplió un código que no sabía que existía

Village of the Arts es un colorido vecindario en la ciudad de Bradenton, Florida, que se caracteriza por peculiares casas de campo que datan de los años 1920 y 1930, mismas que los artistas que ahí viven han remodelado para convertirlas en estudios. Ahora, una de las fundadoras de esa vibrante comunidad podría perder su vivienda debido al incumplimiento de un código local que le generó una creciente ola de multas y a la fecha suma varios miles de dólares.

En el 2000, Marina Adair compró la propiedad construida en 1925 con la idea de que algún día fuera su casa de retiro, pero ahora todos sus planes futuros son un misterio por una demanda de parte del ayuntamiento, que pretende cobrarle una acumulación de multas por una violación al código de la ciudad que se impuso en 2014 por “suciedad, moho y humedad” y “pintura en mal estado” en las paredes exteriores de la casa.

La residente creyó que el asunto se había resuelto cuando contrató a un empleado de mantenimiento para resolver los problemas señalados. No obstante, los representantes del gobierno hicieron una inspección posterior y alegaron que no se habían cubierto las fallas según dicta el reglamento. Por su parte, Adair aseguró que nunca le informaron de esa nueva advertencia.

Desde entonces, la cantidad a pagar por la infracción aumentó US$100 cada día, hasta llegar a un total de US$75.000, el monto máximo de sanción establecido por los estatutos de la ciudad. Sin embargo, desde agosto de 2022 la mujer ha sostenido una batalla legal para llegar a un acuerdo que no pusiera en riesgo su patrimonio. “Es un robo legalizado. No está bien”, declaró al Brandenton Herald.

Aunque la mujer de 63 años tuvo que mudarse a San Antonio, Texas, para cuidar a sus padres enfermos, afirmó que durante todo el tiempo se mantenía en contacto con las autoridades de Brandenton para enterarse de si había algún problema con su propiedad y acusó que los representantes nunca le comunicaron de la multa pendiente por pagar.

A pesar de que durante el proceso legal la ciudad le ofreció pagar US$30.000 para saldar esa cuenta, Marina Adair aún debía retirar dinero de sus cuentas de jubilación para cubrir el monto. Tras más negociaciones y la intervención del administrador de la ciudad, Rob Perry, finalmente se pactó que pagaría US$10.000 con el compromiso de mantener la propiedad en buen estado para cumplir con los códigos de la ciudad.

En Bradenton existen al menos 37 demandas de este tipo, según reveló una investigación separada del Miami Herald, que también indagó que detrás de estos juicios por multas sin pagar estaría el abogado privado Matt Weidner, quien recibe una parte de lo que la ciudad recupera al ejecutar la hipoteca sobre las casas y venderlas en subasta o llegar a acuerdos con los propietarios. Este sistema con el gobierno local le ha generado ganancias al defensor por más de US$230 mil en los últimos tres años, según el diario.

“Estoy muy agradecida de que se haya investigado y haya atraído la atención necesaria sobre lo que sucede. Espero que esto no le ocurra a nadie más en el futuro”, expresó Adair, quien espera que el gobierno respete el último trato negociado. Aun así, su experiencia ha cambiado su opinión sobre la ciudad y la ha hecho reconsiderar su plan de jubilación en Bradenton.

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