Encontró un anillo de casamiento con su detector de metales y al dárselo a su dueña recibió una respuesta inaudita
Regularmente cuando este hombre encuentra artículos perdidos, sus propietarios le agradecen; no obstante, en esta ocasión se topó con algo completamente inesperado y sorprendente
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No todas las historias tienen un final feliz, menos si cargan consigo un duro recuerdo. Steve Andrews se llevó una desilusión al esperar un desenlace de ensueño luego de encontrar un objeto ajeno que aparentemente estaba perdido. El hombre es detector de metales y en una de sus expediciones encontró un anillo de compromiso entre las olas, así que decidió buscar a su dueña para entregárselo, sin imaginar que le darían una respuesta que lo dejó atónito.
Todo ocurrió en la isla de Jersey a principios de año. El hombre estaba entusiasmado de poder alegrarle la vida a alguien al encontrar un artículo preciado, así que publicó en el grupo de Facebook Jersey Lost Ring Metal Detecting una fotografía de la sortija con el objetivo de que se difundiera de manera masiva y así conseguir localizar al propietario.
“Anillo de bodas muy lejos en St. Aubin’s Bay. Está marcado en 1989, así que puede haber estado allí hasta durante 33 años. Largo recorrido, lo sé”, decía la descripción de su posteo, mientras mostraba también una fotografía del signo de la alianza, que era una banda de oro convencional.
Andrews esperó por varios meses para obtener una respuesta, mientras los usuarios de la red social compartían la historia sin cesar, también con la esperanza de que el rompecabezas del amor encontrara la pieza faltante. En septiembre, Steve fue contactado por una mujer, aparentemente la dueña del anillo, quien le dijo que lo devolviera al mar porque “no quería verlo nunca más”.
Es que detrás del severo comentario de la desconocida se escondía una compleja historia. La propietaria había arrojado su sortija de matrimonio al océano después de un “tormentoso divorcio” y quería que permaneciera allí para siempre. Tras encontrarla con su detector de metales, Andrews no se imaginó que se encontraría con tal anécdota, ya que regularmente suele hacer felices a las personas a quienes les entrega sus objetos perdidos.
Pero como esta no fue la ocasión, aseguró en su mismo posteo que devolvería el anillo al mar tan pronto como estuviera ahí otra vez.
Una historia más feliz del detector de metales
El hombre está acostumbrado a tener anécdotas variadas y no tan agrias, como una en la que también localizó una alianza de matrimonio de un hombre que la había perdido justo en su luna de miel. Richard y Anne Whetter, de Bristol, estaban en la isla de Jersey dos días después de su boda y entraron a nadar al mar.
“Cuando salimos del agua, tomé mi teléfono y mi billetera instintivamente y mis zapatos, olvidándome por completo de mi anillo de bodas. Cuando volvimos al coche me di cuenta de que no estaba allí. Mi corazón se hundió, supuse que el anillo se perdería para siempre”, recordó.
Afortunadamente, allí estaba Steve. Los recién casados le contaron al portero de su hotel lo que había sucedido y este de inmediato llamó al detector de metales: “Richard me dio una muy buena indicación de dónde estaría su anillo de bodas y una vez que comencé a buscarlo, lo localicé en no más de diez minutos”, cerró Andrews.
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