En su momento, Donald Trump repudió el ataque al Capitolio, pero ahora parece haber cambiado de postura
El 6 de enero de 2021 el expresidente repudió el asalto, pero dos años y medio después, toda señal de arrepentimiento o condena parecen haberse esfumado, mientras se encamina a un probable procesamiento
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NUEVA YORK.- El 7 de enero de 2021, un día después de la toma por asalto del Capitolio norteamericano, el todavía presidente Donald Trump repudió a los violentos que atravesaron las barricadas, se trenzaron en una batalla campal con las fuerzas de seguridad y obligaron a huir en estampida a los miembros del Congreso que se habían reunido para certificar formalmente que había perdido la reelección.
“Como todos los norteamericanos, estoy indignado por la violencia, el caos y el desprecio por la ley”, dijo entonces Trump a través de un video, donde condenó ese “atroz ataque”.
Su repudio a los hechos tardó en llegar y solo lo hizo por las críticas generalizadas, incluso de sus correligionarios republicanos, por su rol en la agitación del caos. Pero dos años y medio después, toda señal de arrepentimiento o condena parecen haberse esfumado, mientras Trump se encamina a un probable procesamiento por sus intentos de revertir el resultado de las elecciones de 2020.
Ahora, el aparente favorito para la candidatura republicana en 2024 minimiza sistemáticamente la violencia, exalta a los insurrectos como patriotas, y difunde afirmaciones falsas sobre quiénes estuvieron involucrados en los hechos. No solo prometió que si gana un segundo mandato indultará a “gran parte” de los acusados por los incidentes, sino que también recaudó fondos para ellos, se acercó a sus familias y colaboró en una canción que se convirtió en un sorpresivo éxito en iTunes.
“Ahí estaban, orgullosos, ahí estaban con amor en el corazón. … Y fue un día hermoso”, dijo Trump en una reciente entrevista con CNN. Cuando le preguntaron si se arrepentía de sus reacciones de aquel día, Trump no solo no manifestó el menor remordimiento, sino que pareció más preocupado por la falta de atención que se le prestó a la magnitud de su masa de adherentes. “La multitud del 6 de enero fue la más grande a la que le haya hablado”.
Trump siempre se mostró reacio a condenar las acciones de sus partidarios, fogoneados por sus mentiras sobre el supuesto robo de la elecciones. Mientras se producían los hechos de violencia, Trump ignoró los desesperados ruegos de sus colaboradores y aliados más cercanos para que condenara a los insurrectos y les pidiera que se retiraran. Y cuando finalmente habló, horas después, su respuesta fue tibia: dijo que amaba a los amotinados y que compartía su dolor.
El giro de Trump empezó cuando estaba teniendo relativamente poca cobertura de los principales medios de comunicación, y se hizo eco de los esfuerzos de algunos republicanos en el Congreso, que venían tratando de restarle violencia a los hechos, a pesar de la gran cantidad de imágenes de video, testimonios públicos y relatos de miembros del Congreso, periodistas y policías del Capitolio, 140 de los cuales resultaron heridos.
El giro también coincidió con un cambio más amplio en la opinión pública. Las encuestas de la Universidad de Monmouth muestran que entre marzo y noviembre de 2021, los votantes republicanos se fueron inclinando cada vez más a decir que la furia que terminó con al asalto al Capitolio estaba justificada: en marzo 2021, el 40% respondió que la ira estaba total o parcialmente justificada, en septiembre, ese cifra ya alcanzaba el 54%.
El Centro de Investigaciones Pew también descubrió que entre marzo y septiembre de 2021 era menos probable que los republicanos dijeran que era importante que las fuerzas del orden encontraran y llevaran a juicio a los insurrectos: en septiembre, solo el 57% dijo que era muy o algo importante, frente al 80% de apenas seis meses antes.
Ese marzo, en una entrevista con Laura Ingraham de Fox News Channel, Trump afirmó que los agitadores habían representado “cero amenaza” para los legisladores reunidos aquel día en el Capitolio, a pesar de su intento por ocupar el recinto de la Cámara.
“Entraron y no deberían haberlo hecho. Pero algunos entraron y se abrazaban la policía y los guardias, con quienes tenían una excelente relación”, dijo Trump en esa entrevista.
Muy por el contrario, en la toma por asalto del edificio, muchos de los manifestantes se enfrentaron violentamente con la policía, rompiendo ventanas y puertas. Algunos blandían armas, otros vestían equipo táctico. Durante los incidentes, decenas de agentes de la ley resultaron gravemente heridos.
En ese momento, muchos de los partidarios de Trump ya describían a Ashli Babbitt, una de las cinco personas que murieron durante o inmediatamente después de los disturbios, como una mártir injustamente asesinada por la policía.
Babbitt recibió un disparo fatal de un oficial de policía mientras intentaba trepar por el vidrio rodo de una puerta barricada mientras la Policía del Capitolio evacuaba desesperadamente a los parlamentarios.
Durante los meses posteriores, Trump empezó a exigir públicamente la divulgación de la identidad del tirador, a pesar de que dos investigaciones federales absolvieron al oficial de cualquier delito.
“¿Quién le disparó a Ashli Babbitt?”, insistía Trump.
En una entrevista con Fox News, Trump dijo que Babbitt era “una mujer inocente y maravillosa” y cubrió de elogios a sus seguidores de aquel día, afirmando que fue “una fiesta de amor entre la policía y quienes marcharon al Capitolio”.
“Eran gente pacífica, todas grandes personas. Fue una multitud increíble”, dijo. “Ya mencioné la palabra ‘amor’, porque era lo que se sentía en el aire, y nunca había visto algo así.”
En marzo de aquel año, Trump grabó un video que fue proyectado en un evento para conmemorar el que habría sido el cumpleaños de Babbitt, donde exigía “justicia” para ella y su familia.
Indulto
En enero de 2022, en un acto proselitistas en Texas, Trump esbozó públicamente por primera vez la posibilidad de indultar a los acusados del 6 de enero.
“Si me postulo y gano, haremos justicia para esas personas del 6 de enero”, dijo Trump ante la multitud. “Y si hace falta indultarlos, los indultaremos, porque están siendo tratados muy injustamente”. En aquel momento, más de 670 personas ya habían sido condenadas por delitos relacionados con el ataque, incluidas algunas que fueron declaradas culpables de sedición y agresión contra la policía.
En septiembre de 2022, Trump le dijo a la presentadora de radio conservadora Wendy Bell que estaba ayudando a algunos de los acusados, aunque en ese momento sus colaboradores se negaron a dar más detalles o revelar en qué consistía esa ayuda.
“Estoy apoyando económicamente a estas personas increíbles, que incluso estuvieron en mi oficina hace dos días. Los tengo muy presentes”, dijo. “Es una vergüenza lo que les hicieron y necesitan ayuda.”
Días después, en un acto político de Trump en Pensilvania, también habló Cynthia Hughes, fundadora del Patriot Freedom Project, cuyo sobrino es uno de los condenados por el asalto al Capitolio. También habló Geri Perna, cuyo sobrino se suicidó mientras esperaba la sentencia tras de declararse culpable de los cargos relacionados con los disturbios.
Más tarde ese mes, el expresidente se sumó telefónicamente a la convocatoria de Micki Witthoeft, la madre de Babbitt, a una pequeña manifestación frente a una cárcel de Washington donde estaban detenidos los acusados el 6 de enero.
“La apoyo y estamos con usted. Esto es algo que no podemos permitir”, dijo a través de un teléfono celular sostenido frente a un micrófono.
El apoyo de Trump a los insurrectos se fue intensificando desde el lanzamiento formal de su tercera campaña por la presidencia.
En junio, Trump habló en un evento de recaudación de fondos para apoyar a los acusados organizado por el Patriot Freedom Project que se llevó a cabo en su club de Bedminster, Nueva Jersey.
“En muchos casos, a estas personas les han hecho pagar un precio muy injusto”, dijo Trump en el evento.
También grabó un video que fue proyectado en otro evento de recaudación que se realizó en Washington, y el 6 de enero de este año invitó a cenar a su casa de Mar-a-Lago a los abogados defensores de los acusados. “Está muy preocupado por sus familias”, dijo Cynthia Hughes tras el evento.
Jill Colvin
Traducción de Jaime Arrambide
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