En racha positiva, Joe Biden tomó una nueva postura que puede ser un punto de inflexión en su presidencia
Para lograr la aprobación de leyes que los demócratas anhelan infructuosamente desde hace décadas, el presidente norteamericano tomó una decisión clave: excluirse a sí mismo de las negociaciones
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WASHINGTON.- El presidente norteamericano, Joe Biden, pasó el sábado sentado junto a la pileta de la Casa Blanca, disfrutando del calor de Washington y en contacto telefónico con los senadores de su partido, mientras su largamente postergada agenda económica estaba a punto de ser votada en el Senado.
Era un momento estimulante y frágil a la vez, y Biden -que se había mantenido prudentemente al margen de las negociaciones-, no quería dejar nada librado al azar. Entre otros, Biden se comunicó con los senadores demócratas Mark R. Warner (Virginia), Amy Klobuchar y Tina Smith (ambas de Minnesota), para alentarlos a seguir adelante y elogiar su trabajo con los detalles finales de la ley de salud, impuestos y cambio climático que es la pieza central de su agenda doméstica de gobierno.
El domingo, finalmente, el Senado aprobó la ley y de ese modo Biden coronó una notable buena racha de tres semanas, durante las cuales se aprobaron importantes leyes de ayuda a los veteranos militares con problemas de salud y de aliento a la fabricación de microchips, se conocieron cifras históricas de creación de empleo, se registraron bajas sostenidas del precio del gas, se avanzó en la mayor ampliación de la OTAN en décadas, y Estados Unidos logró su demorado objetivo de asesinar al líder de al-Qaeda. El paquete de leyes económicas de Biden llegará el viernes a la Cámara de Representantes, donde los demócratas confían en tener los votos para aprobarlo.
Pero las buenas rachas no han sido la norma para Biden, que enfrentó bajísimos niveles de popularidad y una sucesión de crisis en cascada. Sus partidarios dicen que ahora el desafío para Biden es convertir esta racha favorable en un punto de inflexión para relanzar su gobierno y motivar a los demócratas, para que no se diluya como un repunte fugaz de expectativas dentro de un primer mandato complicado. Para lograrlo, Biden debe convencer al electorado de que los avances de estas semanas son buenos no solo para su gobierno, sino para el pueblo norteamericano.
Los éxitos recientes “lograron que los demócratas convirtieran una tormenta de categoría 5 en una de categoría 3″, dice David Axelrod, exasesor de Barack Obama. “La diferencia es enorme”.
Pero esa diferencia solo importará si los demócratas logran golpear a los republicanos donde más les duele. “Los demócratas han logrado éxitos realmente significativos en las últimas semanas, pero es importante que contrapongan esos logros con la creciente imagen del Partido Republicano como rehén de los extremistas”, dice Axelrod. Los republicanos han sufrido el efecto rebote de haberse opuesto a poner límite al precio de la insulina y de su inicial bloqueo a la ley de salud de los veteranos.
La victoria más resonante
La aprobación del proyecto de ley de presupuesto, la victoria más resonante de Biden, fue resultado de su decisión de apartarse del tema y dejar que los senadores negocien entre ellos, en vez de desempeñar un papel de liderazgo, una postura difícil para un autoproclamado maestre en el manejo el Senado. En diciembre, cuando se cayeron las negociaciones previas con el senador demócrata Joe Manchin III, Biden ordenó a sus colaboradores que no revelara detalles de ninguna de sus interacciones con los miembros del Congreso y así correrse de la escena pública.
“Una de las grandes lecciones aprendidas fue reconocer el error de dejar que las negociaciones con los senadores dominaran la conversación pública, porque dejaba en el centro de la escena los desacuerdos sobre minucias y no sobre el impacto que tendrían esas leyes en la vida de la gente”, dice Jen Psaki, exsecretaria de prensa del gobierno de Biden. “A veces, las mejores cosas suceden sin que la gente se entere.”
Además, los demócratas tienen la esperanza de que la decisión de la Corte Suprema que anuló el fallo Roe versus Wade -que garantizaba el derecho al aborto— anime a los votantes alarmados por lo que consideran una deriva extremista del Partido Republicano, una esperanza que se vio reforzada por el reciente rechazo de los votantes de Kansas a una medida antiaborto.
Los demócratas también afirman que el proyecto de ley presupuestaria, que contiene incentivos para el desarrollo de energías renovables y permite que el sistema de salud Medicare negocie los precios de los medicamentos, será un alivio para el bolsillo de muchos norteamericanos.
“Es la acción más significativa que el Congreso y el presidente pueden tomar para enfrentar la inflación y llevar un alivio significativo a las familias estadounidenses, como es el abordaje del precio de los medicamentos”, dice Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca.
Los republicanos, sin embargo, dicen que en el corto plazo el proyecto de ley no hará bajar los precios de mostrador y que lo único que logrará el mínimo impuesto corporativo que incluye la norma es dañar la economía.
La senadora Klobuchar dijo que los pasos en falso de los republicanos y los logros de los demócratas han modificado el clima político en el país.
“Está pasando dos cosas al mismo tiempo”, dice Klobuchar. “Por un lado, se ha levantado el velo sobre parte de la Corte Suprema y al extremismo republicano. Y al mismo tiempo, el gobierno está haciendo las cosas básicas que hay que hacer para solucionar los problemas de la gente.”
Test político
Mientras el Capitolio era escenario de frenéticas negociaciones, en Kansas ocurría un hecho que nadie veía venir.
El 2 de agosto los votantes de Kansas debían expedirse sobre la propuesta de eliminar de la Constitución de ese estado las garantías que protegen el derecho al aborto, el primer test político sobre la reacción del electorado ante el “fallo Dobbs” de la Corte Suprema. El Comité Nacional Demócrata usó parte de su ejército de voluntarios para organizarse en Kansas y así evitar que la participación de Biden transformara el tema en una polémica nacional más amplia que irritara al electorado de ese estado acérrimamente republicano.
Inesperadamente, los votantes de Kansas rechazaron rotundamente la medida: alrededor del 60% votó a favor de mantener la protección del aborto. La participación en las elecciones primarias superó con creces otras contiendas electorales de los últimos años, y ahora los demócratas tienen la esperanza de que el tema también empuje a los votantes en las elecciones de medio mandato previstas para noviembre.
El domingo por la tarde, finalmente, y varias horas después de que Biden llegara a su casa en Rehoboth Beach, el Senado aprobó el proyecto de ley del paquete de salud y cambio climático largamente anhelada por los demócratas.
En cierto sentido, las bases de ese logro fueron plantadas hace varios meses. En enero, cuando Biden dio una conferencia de prensa para conmemorar su primer año en el cargo, su respuesta a la pregunta de un periodista fue un reconocimiento explícito de que había cometido errores y de que estaba decidido a adoptar un enfoque de gobierno diferente.
“La gente no quiere que sea el ‘Presidente Senador’. Quiere que yo sea el presidente y que los senadores sean senadores”, dijo Biden. “Si he cometido un error, es por estar acostumbrado a negociar para sacar adelante las cosas, y puede decirse que en el pasado he tenido bastante éxito en el Senado, y también como vicepresidente. Pero creo que el presidente tiene un rol diferente.”
Yasmeen Abutaleb y Tyler Pager
Traducción de Jaime Arrambide
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