En Estados Unidos, los estados republicanos salen ganando en la economía pospandémica
Miles de trabajadores y empleados se mudaron de las ciudades costeras hacia el centro del país y el estado de Florida, lo que propició una veloz recuperación económica en esas regiones
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NUEVA YORK.- La pandemia alteró la geografía económica de Estados Unidos. Los números revelan que la recuperación económica en los “estados rojos” –los de inclinación republicana– ha sido más veloz que en los “estado azules”, de orientación tradicionalmente demócrata, y que miles de trabajadores y empleados se han mudado de las zonas costeras de Estados Unidos hacia el interior y centro del país, y al estado de Florida.
Desde febrero de 2020, el mes anterior al inicio de la pandemia, la proporción de empleos localizados en “estados rojos” creció en más de medio punto porcentual, según el análisis realizado por el grupo de expertos de la Brookings Institution en base a datos oficiales del Departamento de Trabajo del gobierno norteamericano. Desde esa fecha, los “estados rojos” sumaron 341.000 empleos, mientras que hasta mayo de este año, en los “estados azules” había 1,3 millones de empleos menos.
Varias grandes empresas anunciaron recientemente el traslado de sus casas matrices de “estados azules” a “estados rojos”. La firma de fondos de inversión Citadel avisó que mudará su sede central de Chicago a Miami, y Caterpillar Inc. tiene planeado trasladarse de Illinois a Texas.
Detrás de esas cambios hay una migración masiva de personas. Entre febrero de 2021 y febrero de 2022, más de 46 millones de personas cambiaron de código postal nacional, la mayor diferencia interanual de la que se tenga registro, según el análisis hecho por Moody’s de los informes de crédito y consumo de Equifax Inc. Los estados que más migrantes internos recibieron son casi todos rojos, con Florida en el primer puesto, seguida de Texas y Carolina del Norte. Y los estados que más población perdieron son casi todos azules, con California al frente, seguida por Nueva York e Illinois.
Los analistas atribuyen gran parte de esta migración a la pandemia, que cortó el vínculo entre lugar geográfico y lugar de trabajo. El teletrabajo hizo posible que muchos trabajadores se mudaran a “estados rojos”, no por preferencia ideológica, sino por razones económicas o de estilo de vida: vivienda más accesible, mejor clima, menos tránsito e impuestos más bajos.
No hay datos sobre el rol, si es que lo tuvo, de las preferencias políticas al momento de decidir mudarse de estado. Algunos investigadores señalan que las restricciones pandémicas pueden haber influido. Y todavía es muy pronto para saber si la decisión de la Suprema Corte sobre el aborto tendrá efecto en los patrones migratorios.
Pero ese masivo desplazamiento humanos ya tiene efectos en la economía y las finanzas de los estados. Florida va camino a registrar un superávit presupuestario récord durante el año fiscal que concluyó el 30 de junio, que en parte de atribuye a la llegada de nuevos residentes.
Florida decidió destinar la mayor parte de ese dinero inesperado a un fondo de reserva anticíclico, para proteger a los organismos de gobierno y los residentes de un eventual declive económico en el futuro, aunque también está invirtiendo en infraestructura escolar y aumentar el sueldo de los maestros, informó una vocera del gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Durante los 30 años que precedieron a la pandemia, la globalización y los avances tecnológicos impulsaron la “economía del conocimiento”, dominada por profesionales universitarios que se concentraron en el área metropolitana de las grandes ciudades del oeste y el noreste de Estados Unidos. Y obviamente el valor de la vivienda en esas zonas se disparó, mientras que en otras regiones quedó rezagado.
Pero la pandemia de Covid-19 alteró esa dinámica.
“Estilo de vida”
“Siento que la pandemia es algo distinto de cualquier otro momento que haya vivido, porque la gente definitivamente apuesta por el estilo de vida”, dice Chris Camacho, director ejecutivo del Consejo Económico del Gran Phoenix, una consultoría privada que recluta empresas para que se radiquen en Arizona. “Ahora las personas están eligiendo dónde quieren vivir”.
Según una reciente encuesta dirigida por investigadores de la Universidad de Stanford, la Universidad de Chicago y la universidad mexicana ITAM, alrededor del 16% de los trabajadores entrevistados dijeron que no planean volver al trabajo presencial, y otro 31% planea adoptar un horario de trabajo “mixto”: medio tiempo en el oficina y el resto en casa. Según el sondeo, la mayoría de esos trabajadores remotos son graduados universitarios con buenos sueldos.
“Antes, teníamos que ir al lugar donde había trabajo”, dice Sankeerth Bommi, de 40 años, un trabajador del sector tecnológico que emigró de la India a Estados Unidos a principios de la década de 2000. Hasta la llegada de la pandemia, Bommi vivía en Los Ángeles y tenía que viajar diariamente a Pasadena, a las oficinas de la empresa de tecnología financiera Green Dot Corp., donde es director de productos. Pocas semanas después, la empresa les avisó a sus 900 empleados que podían trabajar para siempre desde dónde quisieran.
Así que Bommi se mudó a Austin, Texas, para estar más cerca de sus primos y conseguir vivienda a precios más accesibles. Acaba de comprar su primera casa, y desde ahí piensa trabajar cuando concluya la construcción. “Es la primera vez que puedo elegir el lugar donde realmente quiero vivir”.
Finalmente, hasta la empresa que lo emplea hizo el mismo movimiento: en 2021, trasladó su sede a Austin, y así logró reducir drásticamente el costo de sus oficinas y viajes de negocios, debido a la ubicación estratégica de Austin, en el centro del país.
Desde que cerró sus oficinas en marzo de 2020, Green Dot se ocupó de encuestar regularmente a sus empleados sobre la política del teletrabajo, y más de dos tercios respondían que no querían volver a la oficina, señala el CEO de la empresa, Daniel Henry. Ahora, Green Dot tiene apenas 25 empleados trabajando de manera presencial en su nueva ubicación en Austin. El resto ya están repartidos por todo el país.
En Austin y Houston, la ocupación de los espacios de oficina se recuperó más rápido que en Estados Unidos en general: la ocupación supera el 50%. En los distritos comerciales de San Francisco y San José, por el contrario, la ocupación del espacio de oficinas ronda el 30%, y en Los Ángeles, se ubica alrededor del 40%.
Hay que ver cuántos de esos movimientos resultan ser permanentes y si muchos de esos inmigrantes recientes no regresan finalmente a las grandes metrópolis. Desde hace unos meses, varias empresas han empezado insistirles a sus empleados para que vuelvan al trabajo presencial.
Quienes se mudaron durante la pandemia eligieron mayormente los estados con menos restricciones, como el cierre de escuelas y oficinas y la cancelación de eventos, según un artículo de investigadores de la Universidad de Vanderbilt y del Instituto Tecnológico de Georgia.
En general, los “estados rojos” tenían menos margen que los “estados azules” para imponer el uso de barbijo, el distanciamiento social o la enseñanza remota. Durante la pandemia, la inscripción en las escuelas primarias y secundarias públicas cayó a nivel nacional, pero los descensos más pronunciados se vieron en distritos escolares que tenían más días de aprendizaje remoto y menos de clases presenciales, según un estudio reciente del American Enterprise Institute.
La inscripción en las escuelas públicas de California cayó un 4,4% desde la pandemia, según el mismo estudio. En Oakland, la junta escolar votó recientemente el cierre de varias escuelas debido a la disminución de la matrícula.
Florida, por el contrario, vivió un aumento de nuevos residentes, muchos de ellos del nordeste de Estados Unidos, donde las restricciones relacionadas con el Covid-19, como el cierre de escuelas, eran mucho más estrictas.
El auge inmobiliario que vivieron durante años las ciudades costeras de Estados Unidos hizo ricas a muchas familias, por la valorización de sus propiedades. Lo mismo está sucediendo ahora en los “estados rojos”. De enero 2021 a enero 2022, Florida encabezó esa lista con un aumento del 31% en el precio de la vivienda promedio.
Pero ese aumento de precios puede reducir el diferencial del costo de vida con los”estados azules” de los que huyen los migrantes, y aumentar los costos de vida para los residentes históricos que no tienen vivienda propia.
Sin ir más lejos, en estos días la vocera de DeSantis dijo que una de las principales quejas que recibe la oficina del gobernador es por el aumento de los alquileres.
Josh Mitchell
The Wall Street Journal
Traducción de Jaime Arrambide
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