En Carolina del Norte: las organizaciones de latinos que prestan ayuda a los afectados por el huracán Helene
El ciclón, que inicialmente tocó tierra en Florida, dejó a miles de familias afectadas, muerte, destrucción y pérdidas millonarias; algunos lugares funcionan como centros de acopio
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El huracán Helene impactó en el oeste de Carolina del Norte a fines de septiembre como una potente tormenta tropical, lo que dejó a muchas comunidades, especialmente las latinas, en una situación crítica. Frente a esta catástrofe, diversas organizaciones locales se pusieron en marcha para llevar a cabo operaciones de apoyo dirigidas a los principales afectados del desastre natural.
Estas entidades desplegaron centros de acopio en los condados afectados, recogiendo alimentos, agua y artículos esenciales, y entregándolos directamente a las áreas más golpeadas, incluidas muchas comunidades latinas que residen en parques de casas móviles. Este esfuerzo fue impulsado por agrupaciones que se dedican al bienestar de los inmigrantes hispanos, quienes constituyen una parte significativa de la población en los 25 condados más afectados.
La distribución de las organizaciones
Algunas de las organizaciones que se destacan por su labor son Bounty & Soul Latino, que estableció su centro de operaciones en el condado de Buncombe; el Center for Participatory Change (CPC) y la Colaborativa La Milpa, las dos con sede en Asheville. Estas no solo coordinan la distribución de bienes esenciales, sino que también brindan apoyo emocional y logístico a cada uno de los afectados.
Además, otras entidades como CIMA y el Comité Popular de Asheville por la Justicia Social movilizan activamente recursos y voluntarios en toda la región.
En otros condados como Henderson, Catawba y McDowell, hay agrupaciones como True Ridge, Western North Carolina Worker’s Center y el Centro Unido Latino Americano que también hacen lo propio. Todas estas entidades adaptaron sus operaciones para maximizar el alcance de su ayuda, incluso colaborando con voluntarios de otras regiones de Carolina del Norte.
En el caso de Worker’s Center, se destaca por ser un centro de trabajadores que tiene premisas bien marcadas como crear poder entre los trabajadores de color a través de la organización, la educación y la acción directa, desde un punto de vista interseccional, para promover así la justicia laboral. Normalmente, enfrentan desafíos comunes diarios en el lugar de trabajo, como robo de salarios, condiciones laborales inseguras, discriminación y agresión sexual.
El impacto del huracán dejó una huella duradera, pero la respuesta comunitaria fue una luz de esperanza que mostró la fortaleza y la solidaridad constante de los latinos y las organizaciones que los apoyan y le ofrecen una salida que pone de manifiesto que, al fin y al cabo, no todo está perdido.
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