Elecciones legislativas en Estados Unidos: los cuatro posibles resultados de la batalla por el Congreso
Desde que los demócratas retengan el Senado y logren una contienda reñida en la Cámara de Representantes hasta una victoria arrasadora de los republicanos están dentro de los escenarios para esta noche
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NUEVA YORK.- Casi todo es posible en las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos.
Todo –desde que los demócratas retengan el Senado y una contienda bastante reñida en la Cámara de Representantes hasta algo parecido a una derrota republicana– está dentro del rango de posibilidades realistas de este martes.
¿Por qué existe esta gama tan amplia de posibilidades? Con tantas bancas en disputa, no hace falta mucho para que el resultado final sea muy bueno o muy malo para cualquiera de los dos partidos.
En el Senado, las predicciones en los estados más probables para decidir el control siguen siendo excepcionalmente ajustadas, y los promedios de las encuestas muestran esencialmente un empate en Georgia, Pensilvania, Nevada, Arizona e incluso Nuevo Hampshire. Con un poco de suerte, cualquiera de los dos partidos podría tomar el control.
La historia es similar en la Cámara de Representantes. Aunque los republicanos son claramente los favoritos, muchas carreras son de poca importancia. A los demócratas no les costaría demasiado mantener la competencia bastante apretada, lo que podría retrasar los resultados durante muchas horas o incluso días. Por otro lado, los republicanos podrían ganar con facilidad decenas de escaños, lo que dejaría la impresión de que 2022 fue algo así como una elección arrasadora.
A continuación una visión general de lo que aún podría suceder: cómo podría ocurrir, por qué hay tantas posibilidades y qué señales hay que tener en cuenta la noche de las elecciones.
Escenario 1: La clara victoria republicana
Con cinco contiendas clave en el Senado y decenas en la Cámara Baja que parecen ser impredecibles, incluso algunos resultados aleatorios podrían dar a los republicanos una clara victoria en el Congreso.
De hecho, no haría falta mucho para que el marcador final se pareciera más a una goleada que a una carrera reñida y competitiva. En casi todas las contiendas críticas, las encuestas finales del Times/Siena indican que los votantes prefieren el control republicano del Congreso y desaprueban la actuación del presidente Joe Biden; no obstante, a menudo, los demócratas tienen la ventaja de estar en el cargo o los republicanos tienen la desventaja de un candidato impopular.
Otro factor es la participación, especialmente en las elecciones a la Cámara de Representantes en los estados con disputas menos competitivas. Esto puede ser suficiente para que los republicanos consigan algunas victorias adicionales.
Sin embargo, podría pasar mucho tiempo antes de que un claro éxito republicano se convierta en una certeza. Días en Arizona, Pensilvania y Nevada, y en Georgia, los resultados podrían demorarse hasta diciembre, si ningún candidato alcanza el 50% necesario para evitar una segunda vuelta.
Pero el martes por la noche, las señales de una clara victoria republicana podrían empezar a acumularse con resultados holgados en Carolina del Norte, Florida, Wisconsin y Ohio. Nuevo Hampshire también podría ser reñido, incluso si los demócratas consiguen conservar el estado. Las probabilidades de que los demócratas se mantengan en los estados cruciales, pero de conteo más lento, comenzarían a ser bastante sombrías.
Escenario 2: La sensación de victoria para los demócratas
Los demócratas podrían estar satisfechos si logran mantener el control del Senado. Para lo que probablemente necesitarán ganar tres de las cuatro contiendas clave: Pensilvania, Georgia, Arizona y Nevada.
El camino demócrata hacia una noche aceptable cuenta con que los votantes apoyen al candidato que más conocen, aunque no les encante la idea de que el partido controle el Senado. Para evitar la vergüenza, los demócratas tendrían que ganar en estados alejados del centro de atención nacional: los estados en los que el Senado no está en juego, en los que el aborto no está en la boleta y en los que ningún candidato que defiende que hubo fraude en las elecciones tenga una oportunidad realista de ganar a nivel estatal.
Pasará mucho tiempo antes de que quede claro que los demócratas están en camino de ganar. Hay una posibilidad de que ninguna de las contiendas clave para el Senado se defina en la noche de las elecciones, aunque resultados parciales positivos en estados como Ohio, Wisconsin y Carolina del Norte, y conservar la delantera en las carreras clave de la Cámara de Representantes de la Costa Este, podrían despertar el optimismo.
Escenario 3: La arrolladora victoria republicana
Si las encuestas vuelven a subestimar a los republicanos, el resultado no solo se sentirá como una arrolladora victoria: efectivamente lo será.
Una ola republicana no sería una sorpresa. Los índices de aprobación del presidente Biden están estancados abajo de 40, una cifra tan o más baja que los índices de aprobación de Donald Trump en 2018, de Bill Clinton en 1994 y de Barack Obama en 2010. En cada caso, la oposición ganó 40 o más escaños en la Cámara y el voto popular nacional por alrededor de siete puntos porcentuales o más.
Es tentador pensar que una victoria republicana decisiva no es posible en un país tan polarizado, especialmente porque los demócratas han ganado el voto nacional en siete de las últimas ocho elecciones presidenciales. Pero en noviembre del año pasado, los republicanos ganaron las elecciones a gobernador de Virginia por dos puntos porcentuales, exactamente el tipo de resultado que equivaldría a una ola republicana en todo el país.
La ola republicana no requiere necesariamente que las encuestas estén sistemáticamente sesgadas de la misma manera que hace dos años, aunque eso podría suceder. Puede que solo se requiera que los votantes indecisos decidan, como a menudo han hecho, usar su voto como un control sobre el partido del presidente, independientemente de sus sentimientos sobre los titulares demócratas individuales. O tal vez solo se necesitaría una participación republicana inesperadamente fuerte el día de las elecciones.
Escenario 4: Una sorpresa demócrata
Una noche sorprendente para los demócratas —mantener la Cámara y el Senado— es poco probable. Pero sigue siendo una posibilidad.
A diferencia de ciclos anteriores, siguen siendo competitivos en suficientes contiendas como para ganar el control de la Cámara.
Desde cualquier perspectiva histórica, sería difícil de explicar que los demócratas consiguieran mantener ambas cámaras del Congreso. Ningún presidente con un índice de aprobación inferior al 50% ha visto a su partido ganar escaños en la Cámara de Representantes en unas elecciones de mitad de mandato. Pero este no es precisamente un momento ordinario en la historia de Estados Unidos. La polarización partidista es extrema. Muchos votantes demócratas perciben que la democracia está amenazada. Otros están furiosos por la decisión de la Corte Suprema de anular el caso Roe contra Wade. En otras elecciones de mitad de mandato, estos votantes podrían haberse quedado en casa. En este ciclo, es posible que voten. Y una parte importante de votantes insatisfechos con Biden y los demócratas podría sentir que no tiene otra opción que votar contra los republicanos.
La fuerza de los demócratas entre los votantes de alto nivel de estudios sería probablemente una parte crucial de cualquier cambio. Estos votantes no solo están bien representados en los distritos clave, sino que también es más probable que constituyan una mayor parte del electorado en unas elecciones de mitad de mandato con baja participación. Es una tendencia que podría ir en contra del patrón habitual de que el partido del presidente sufra una baja participación. Al mismo tiempo, los demócratas necesitarían que elementos relativamente descontentos de la base de su partido —votantes negros, hispanos y jóvenes— se queden en casa en la recta final.
La posibilidad de que las encuestas se equivoquen en este sentido también puede parecer difícil de imaginar. Después de todo, las encuestas han subestimado a los republicanos en los últimos ciclos. Pero históricamente, no hay mucha relación entre el error de las encuestas en una elección y la siguiente.
Por Nate Cohn
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