El temor a una recesión en Estados Unidos: la Reserva Federal volvió a subir la tasa de interés
El banco central norteamericano decidió mantener la velocidad del ajuste y subió su tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos, con una luz de alerta sobre el futuro de la economía
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WASHINGTON.- En medio de los temores a un freno en la economía de Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera) decidió mantener la velocidad del ajuste en su política monetaria y subió su tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos con una luz de alerta sobre el futuro de la economía: dijo que los últimos indicadores de consumo y producción se habían “suavizado”. Pero el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo que el país no estaba en recesión.
La nueva decisión de la Fed llevó la tasa de interés al rango del 2,25-2,5%, el mismo nivel que tenía a fines de 2018 y el más alto desde principios de 2008, antes del azote de la crisis financiera global, una suba que reafirmó el compromiso del banco central norteamericano con la estabilización de la economía y el control de la inflación, el principal problema que enfrenta la primera potencia global.
“No creo que Estados Unidos esté actualmente en recesión”, dijo Powell, al responder preguntas de los periodistas luego del anuncio de la Fed.
En el tradicional comunicado que acompaña las decisiones de política de la Fed, los miembros del comité que timonea la economía norteamericana reconocieron signos de una actividad económica lenta, pero a la vez destacaron que el empleo se mantiene sólido. Powell dijo que la economía todavía muestra varios signos de fortaleza, y sus palabras y el comunicado dieron a entender que el endurecimiento de la Fed está aún lejos de haber terminado.
El compromiso de la Fed con el control de los precios y las declaraciones de Powell fueron bienvenidas por los mercados –los índices de Wall Street cerraron al alza–, que este año han sufrido un retroceso áspero por la inflación y los temores a un freno brusco en el ritmo de actividad de Estados Unidos, uno de los motores de la economía global. La Casa Blanca se sumó al optimismo que transmitió Powell.
“Como lo vemos, no estamos en una recesión o en una pre-recesión. Vamos a dejar que la Fed haga lo suyo. Vamos a dejar que sigan siendo independientes”, dijo la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre.
La discusión acerca de si Estados Unidos está o no en una recesión ha ganado espacio en las últimas semanas. El gobierno federal difundirá este jueves la estimación oficial sobre el producto bruto interno del segundo trimestre. El primer trimestre dejó una caída. Si esa tendencia se repite, el país estaría en recesión, según una definición tradicional. Pero la Casa Blanca ha rechazado esa definición, desatando un debate: ¿quién dice si el país está o no en caída? Históricamente, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, según sus siglas en inglés) declara las recesiones.
Cruzada contra la inflación
Con la suba, la Fed mantiene su política de ajuste que comenzó este año, cuando resultó evidente que el alza del costo de vida comenzaba a expandirse y a golpear sin sutilezas el bolsillo de los norteamericanos. A mediados de junio, y luego de subestimar la inflación durante meses, la Reserva Federal anunció la mayor suba en su tasa de interés desde 1994, en otro dramático endurecimiento de su política monetaria para intentar controlar el alza del costo de vida –que en junio marcó un nuevo pico del 9,1% para los últimos 40 años– aun a riesgo de enfriar la economía, o llevarla a una recesión.
Esa decisión llegó en medio de una enorme presión. Durante meses, Powell y los otros miembros del comité que define la política monetaria del banco central ningunearon la gravedad del rebrote inflacionario que despuntó junto con la reactivación a la pandemia, al tildarlo de “transitorio”. La Casa Blanca se sumó a ese libreto.
Todo cambió a principios de este año, cuando la guerra en Ucrania y la persistencia y la amplitud de los aumentos de precios llevaron a la Fed a adelantar el ajuste en la tasa de interés. La Fed comenzó ese ajuste con prudencia y cautela, fiel a su historial. Aun hasta mayo, Powell había desestimado la posibilidad de acelerar aún más el endurecimiento en la política monetaria para controlar la inflación, al afirmar que la Fed “no estaba considerando activamente” una suba de 75 puntos básicos, aunque no la descartó del todo.
La ofensiva de la Fed y de otros bancos centrales le puso punto final a la era de liquidez extrema que siguió a la crisis financiera global de 2008. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que el mundo se encuentra en un “endurecimiento monetario sincronizado” para explicar este momento. .
Días atrás, la ofensiva de la Fed para controlar la inflación tuvo una primera señal alentadora: las expectativas de inflación se enfriaron en julio luego de haber alcanzado un pico en marzo y abril, un dato que podría marcar un cambio de tendencia. Los norteamericanos esperan una inflación anual en el 5,2% dentro de un año, según un índice que elabora la Universidad de Michigan.
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