El sorprendente antes y después de un icónico parque de Miami: así cambió con el paso de los años
Un lugar que tuvo intensos debates por encontrar su identidad y para convertirse en lo que se puede disfrutar en la actualidad; una prueba más de la irrupción de lo moderno en Estados Unidos
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El paso del tiempo todo lo transforma. Esto aplica también a ciudades y países enteros que se rinden ante la modernidad. Los rincones de Miami no están exentos de este efecto y, en este sentido, el área de Maurice A. Ferré Park, conocida antes como Museum Park, no se parecía en nada al lugar que es ahora, según mostró el Miami Herald. Con casi 8,5 hectáreas en el centro de la ciudad, tiene el paseo frente al mar más largo y además brinda acceso peatonal a una increíble colección de edificios emblemáticos, como el Museo de Arte Pérez de Miami y el Museo de Ciencias Patricia y Phillip Frost.
El área frente al mar parece el sitio ideal para caminar, también se puede visitar la Plaza de la Armada Española, un monumento que honra su llegada a las Américas el 12 de octubre de 1942. Después, la ruta puede seguir con el recorrido a American Airlines Arena o Bayside Marketplace. Para verse así, esta zona que ahora se considera una extensión de Bayfront Park y se encuentra justo en la Bahía de Biscayne, en la que además sobresale el anfiteatro al aire libre y abundantes áreas verdes, pasó toda una lucha de identidad.
El Maurice A. Ferré Park, nombrado así en honor al difunto exalcalde y por la fuerza cívica de Miami, se inauguró en 1976 como Bicentennial Park. Los visitantes no se acercaban ante el temor de ser víctimas de la delincuencia y también por las personas sin hogar que acudían a la zona. Luego, unos años más tarde, entre la década de los 90 y 2000, se volvió un lugar para eventos, donde llegaban las compañías de circos o se armaban los escenarios para los conciertos.
En un artículo de esa década, publicado en 1995 y citado por el Miami Herald, Howard Kleinberg dejó ver que la identidad de esta zona era todo un debate. “En lugar de un espacio pasivo, es una llaga enconada que necesita una redefinición”, enfatizaba.
Después, en un recorrido por su historia, Beth Dunlop escribió una nota publicada el 25 de marzo de 2001 que se quedó en el archivo del medio citado, bajo el nombre de “Una visión urbana” y en ella denunciaba el panorama desolador: “El parque Bicentenario ha sido rehén durante casi un cuarto de siglo, víctima de la política, el mal diseño y los valores fuera de lugar. Podría ser el espacio verde más grandioso de Miami, un parque frente a la bahía que nos permitiría celebrar la historia y la cultura, la naturaleza y la arquitectura”.
Beth lo describió como una extensión de tierra subdesarrollada, peón en esquemas y sueños ocasionales de convertirlo en una pista de carreras, un anexo al puerto de Miami, un estadio de béisbol, un museo o incluso un refugio para personas sin hogar. “Un parque del Bicentenario restaurado proporcionaría un espléndido patio delantero para los habitantes de apartamentos a lo largo de Biscayne Boulevard (...)”, pedía la autora en aquel entonces. “El momento de convertir el Bicentenario en un parque es ahora”.
En enero de 2008, Michael Vásquez hizo un artículo que rememoró el Miami Herald. Para entonces, analizaba sus deficiencias, remarcando que la sombra era escasa. La fuente del Parque Bicentenario se había vuelto un cubo de basura improvisado y las personas sin hogar usaban las bancas para colgar su ropa: “No es atractivo”, admitía también quien era alcalde de Miami, Manni Díaz.
Había un plan masivo para que fuera más sombreado y bonito, con 68 millones de presupuesto pasaría a llamarse Museum Park, en honor a los dos museos que todavía estaban por construirse en el extremo norte. “Se están refinando los detalles más completos de cómo Miami revivirá su parque frente al mar descuidado por mucho tiempo”, consignó el Herald al citar ese artículo y también las opiniones divididas que generó esta inversión. Un visitante incluso aseguró que se trataba de un “ridículo desperdicio de dinero”.
El parque ahora
El clima de la costa sur de Florida creó un espacio muy diferente con el paso del tiempo. Casi como si se tratara del Central Park de Nueva York o del Park Güell de Barcelona, el de Miami se ha convertido en un parque de primer orden a escala mundial, que parece haber encontrado su identidad y que tiene una gran variedad de ofertas para sus visitantes, como los museos y el planetario, restaurantes, grandes jardines que suscitan conexión con el paisaje y la bahía, sobre cuyas aguas se puede realizar un inolvidable paseo en barco, además de campos de fútbol y pistas de carreras.
Asimismo, en 2018, se inauguró el Museo Centro de Museos que lleva el nombre de Patricia y Philipp Frost.
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