El pueblo fantasma de Pennsylvania que se convirtió en una pesadilla tóxica
Un incendio que se produjo en mayo de 1962 afectó a la región por décadas; hace 20 años que no llega el correo y en la actualidad viven allí menos de 10 personas
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El estado de Pennsylvania tiene uno de los pueblos fantasmas más fascinantes de Estados Unidos. Aunque también se convirtió en una pesadilla tóxica luego de un incendio, actualmente miles de curiosos que buscan una aventura distinta suelen visitarlo. Sus paisajes abandonados, sus calles levantadas y su escasa población de apenas unos cuantos habitantes se vuelven un imán para quienes aman el misterio.
Centralia se encuentra dentro de la región de carbón de los Montes Apalaches. La población está en el condado de Columbia, en la intersección de las rutas 61 y 42. Al oeste se encuentran la ciudad de Shamokin y el pueblo Mount Carmel; en tanto que al sur está Ashland. Esta población fue fundada en 1866 por Alexander Rea y alcanzó su apogeo alrededor de 1890, cuando tenía más de 2500 residentes, de acuerdo con el blog de la población.
Un incendio lo convirtió en un pueblo fantasma
A mediados del siglo XX, comenzó el declive, a medida que caía la demanda de carbón y muchos trabajos se trasladaban a otros sitios. Su historia cambió para siempre en mayo de 1962, cuando se produjo un incendio en el basural del pueblo, que se extendió por todo el valle y amenazó la existencia de la comunidad, indican en el sitio Uncovering PA.
De acuerdo con el relato del libro Fire Underground: The Ongoing Tragedy Of The Centralia Mine Fire (Fuego subterráneo: la tragedia en curso del incendio de la mina Centralia), de David DeKok, retomado en Centralia.org, ese día los bomberos locales prendieron fuego al basural para limpiarlo, uno de los preparativos del lugar para el feriado del Memorial Day o día del Día de los Caídos, que se conmemora en EE.UU. el 29 de mayo.
Después, se detectaron más incendios que se extinguían rápidamente. Sin embargo, unas semanas después, los bomberos encontraron un agujero que iba directo a los antiguos túneles de las minas de carbón, sobre los que se construyó Centralia. “Cuando no había incendios activos en la superficie, los residentes aún podían ver y oler el humo de la quema, parte del cual era tóxico con niveles peligrosos de monóxido de carbono”, indican en Legends of America.
Centralia, el pueblo que se volvió tóxico y ardió por años
El alcance del problema se conoció recién en 1979, cuando el entonces alcalde y propietario de una estación de servicio, John Coddington, insertó una varilla medidora en su pozo subterráneo para comprobar el nivel de combustible. Cuando la sacó, notó que estaba caliente, al colocar un termómetro descubrió que la temperatura de la nafta era muy alta. La situación empeoró cuando se abrió un socavón de casi 50 metros de profundidad en el patio trasero de una vivienda y un niño de 12 años resultó afectado.
Al año siguiente, la población de Centralia se había reducido a unas 1000 personas. A principios de la década de 1980, después de dos décadas de quemas incontroladas, el incendio presentaba riesgos reales para la salud y la seguridad. El monóxido de carbono se filtró en las casas y se abrieron sumideros a medida que la tierra se hundía. Para 1984, se inició un programa para sacar a los residentes de sus hogares. Muchos aceptaron ofertas y se mudaron.
En 1990, solo quedaban unas 60 personas; en tanto que, en 1992, el entonces gobernador de Pennsylvania, Bob Casey, invocó la expropiación de todas las propiedades de la comunidad. En 2002, el Servicio Postal de EE.UU. discontinuó el código postal de Centralia y en 2009, el gobernador Ed Rendell comenzó el desalojo formal de los residentes restantes.
En 2013, a los menos de 10 residentes restantes se les permitió quedarse. Hoy en día solo quedan unos pocos edificios dentro del municipio y menos de cinco personas viven ahí.
Es legal visitar Centralia, el pueblo fantasma de Pennsylvania
En la actualidad, es legal explorar Centralia, ya que no hay nada que impida a los visitantes manejar hasta el municipio y recorrerlo. Sin embargo, algunos sitios tienen restricciones, como el tramo abandonado de la Ruta 61, que ahora se conoce popularmente como Graffiti Highway, en el que solo está permitido el tránsito de peatones.
La mayoría del llamado pueblo fantasma es propiedad de la Commonwealth de Pennsylvania. Fue adquirido mediante el poder de expropiación a principios de la década de 1990, por esa razón la mayor parte del terreno dentro del municipio es propiedad pública.
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