El parlamentario británico que fingió su muerte en Miami y asumió múltiples identidades, pero fue descubierto
Una serie retrata cómo el plan de John Stonehouse se ofuscó al ser confundido con un delincuente aristocrático a miles de kilómetros del Reino Unido
- 10 minutos de lectura'
Fue su ropa, meticulosamente doblada y abandonada en una playa de Miami, la que encendió las alarmas. La había dejado ahí intencionalmente para que ocurriera lo que finalmente ocurrió. El miembro del Parlamento (MP) británico John Stonehouse había viajado a Estados Unidos en noviembre de 1974, y dejó desamparado su cargo sin avisarle al gobierno; a su regreso lo esperaba una reprimenda. Pero no volvió.
El 19 de ese mes salió a la playa del hotel en el que se alojaba y simplemente desapareció. Pese a que no había pruebas de que se hubiera metido en el mar, las autoridades concluyeron que había ocurrido una desgracia, que el Océano Atlántico se lo había tragado.
En Reino Unido, surgieron especulaciones sobre su misteriosa desaparición. Su amigo William Molloy, otro MP, afirmó que a Stonehouse lo habían matado los enemigos que tenía “en todo el mundo” por su defensa de la democracia y lucha contra la pobreza. Agregó que no se podía descartar tampoco que la mafia estuviera involucrada. Otros conjeturaron que se había suicidado por problemas de negocios, por los que enfrentaba una demanda.
Revivieron además los rumores de que había sido un espía en la década de 1960, disparados luego de que un exoficial de inteligencia checo, Josef Frolik, lo denunciara como tal en 1969, lo que obligó al primer ministro de este entonces, Harold Wilson, a negar las acusaciones en la Cámara de los Comunes.
Pero por más estrafalarias que sonaran las suposiciones, la realidad también lo era. El 24 de diciembre, Stonehouse fue detenido por la policía de Melbourne, Australia, en el balneario de St Kilda. ¿Qué había pasado?
Político indiscreto
En el momento de su “primera muerte”, Stonehouse tenía 49 años, una esposa y tres hijos. Había sido miembro del Partido Laborista desde los 16 años y del Parlamento desde 1957. Durante la década de 1960, escaló rápidamente, se convirtió en una joven estrella y llegó a ser considerado como un político con potencial de llegar a ser primer ministro.
Sin embargo, aunque su carrera parlamentaria fue digna, nunca llegó a ser espectacular. Para colmo, a finales de esa década estaba hundido en un miasma de sospechas de espionaje, luego de que Frolik asociara su nombre con el del “Agente Kolon”. Según el checo, en un archivo constaba que “en 1964 proporcionó información sobre los planes y políticas gubernamentales y sobre temas tecnológicos, incluidos los aviones, y había recibido pagos a lo largo de los años de £5.000 libras esterlinas en total”.
Interrogado por el Servicio de Seguridad interna del Reino Unido, MI5, Stonehouse negó rotundamente que era él pero, aunque nunca fue acusado formalmente de traición, su ascenso político tocó techo.
(Años más tarde, documentos desclasificados de la antigua Checoslovaquia y Reino Unido parecieron dar crédito a las sospechas. Entre otras cosas, se supo que en 1980 la primer ministra Margaret Thatcher aceptó el consejo del fiscal general Sir Michael Havers de encubrirlo, a pesar de que “estaba seguro de que el señor Stonehouse había sido un espía de los checoslovacos”, según minutas de Downing Street.
(La hija de Stonehouse, Julia, sigue negando que sea cierto).
Negociante dudoso
Sin abandonar su escaño, se dedicó entonces a crear una serie de empresas, en su mayoría involucradas en el negocio de importación y exportación, que fueron un rotundo fracaso. El más notorio fue el British Bangladesh Trust (BBT), cuyo objetivo declarado era fomentar el comercio entre Reino Unido y Bangladesh.
Pero tuvo un mal comienzo debido a un artículo desfavorable en el Sunday Times, que acusaba a la compañía de fraude por hacer circular un prospecto bengalí que contenía declaraciones falsas. Stonehouse esperaba recaudar £500.000 para el BBT, pero recibió solo £15.000, así que tuvo que complementar la falta con sus recursos personales y comerciales, y préstamos.
Más tarde diría que “había salido de apuros, pero en el proceso me había encadenado a las ruedas de un carruaje; al girar, sus clavos se me enterraban, drenándome lentamente de sangre y preparándome para un sacrificio final en un circo romano”.
Con sus asuntos comerciales yendo de mal en peor, sus negocios siendo investigados por la policía, una adicción a medicamentos y los rumores circulando de que era un espía de la Checoslovaquia comunista, quiso escapar...
...y qué mejor manera de huir que morir.
Solo que...
Morir no es tan fácil
Requiere mucha planeación, si lo que quieres es renacer en otra parte. Lo primero que hizo fue calcular fríamente la creación de dos identidades alternativas para sí mismo. En julio de 1974, se puso en contacto con un hospital en su circunscripción parlamentaria y pidió información sobre pacientes varones de mediana edad que hubieran muerto recientemente, diciendo que tenía dinero disponible para sus viudas.
Le dieron los nombres y direcciones de cinco hombres, incluidos los del Sr. Donald Mildoon y el Sr. Joseph Arthur Markham. Stonehouse visitó a las viudas de los dos hombres para reunir información que respaldara sus solicitudes de copias de sus certificados de nacimiento. Los utilizó para adquirir pasaportes y falsificó la firma de otro miembro del parlamento para obtenerlo.
Luego sacó una póliza de seguro sobre su vida por £125.000. Retiró dinero de sus compañías, lo depositó en cuentas bancarias con el nombre del difunto Markham y huyó a Miami para fingir su muerte e irse a Australia a comenzar una nueva vida con su secretaria y amante, Sheila Buckley.
Tragicomedia
Pero incluso los proyectos mejor trazados se truncan y los planes de Stonehouse empezaron a salir mal desde el principio. Como cuenta su hija Julia en el libro John Stonehouse, mi padre, el parlamentario solo pudo desaparecer tras un intento fallido.
El 6 de noviembre, llegó a Miami y pasó por inmigración como Stonehouse, se devolvió y reingresó como Joseph Markham. Al otro día, buscó un lugar donde dejar la ropa que usaría para huir tras pretender haberse ahogado en el mar. Fue al aeropuerto a comprar un boleto bajo el nombre de George Lewis, y adquirir una maleta y ropa, para dejarla, junto con los documentos falsos de Markham, en un locker.
Regresó y dejó una muda escondida en el lugar que había encontrado cerca de la playa. Todo estaba listo. Se puso su traje de baño, zapatos y una camisa, bajó de nuevo, dejó los dos últimos a la vista en la varanda del hotel y se metió al mar. Nadó hasta el lugar donde estaba la ropa oculta, se la puso, salió a la calle, tomó un taxi al aeropuerto y voló a Houston.
De ahí viajaría a México DF a tomar el vuelo semanal de Quantas, habiendo salido de EE.UU. como Markham. Pero llegó tarde y perdió el avión. Pensó que como alternativa podía llegar a Australia saliendo de Los Ángeles pero tampoco lo logró, así que tuvo que devolverse a Miami, donde se dio cuenta de que, a pesar de dos días de ausencia y de la ropa dejada para alertar al mundo de su desaparición, nadie lo había extrañado.
Desenlace caricaturesco
Sus líos continuaron. Regresó a Londres y celebró con su esposa su 26 aniversario, antes de volver a Miami para consumar su plan. Cuando por fin llegó a Australia, su vida como Joe Markham no duró mucho, pues asumió otra “personalidad paralela”, la de Donald Clive Mildoon, porque -según dijo después- la presencia de John Stonehouse, “era opresiva para mí, y tuve que poner una barrera adicional entre él y yo”.
Retiró la mayor parte de su dinero de la cuenta Markham en el Banco de Nueva Gales del Sur en Melbourne y abrió una cuenta a nombre de Mildoon en el Banco de Nueva Zelanda, a la vuelta de la esquina. Esa fue su perdición.
Un empleado del primer banco lo vio entrar en el otro y descubrió que tenía dos identidades. La policía del Estado de Victoria inicialmente pensó que estaba involucrado en un fraude bancario. Poco después empezaron a sospechar que se trataba de “Lucky” Lord Lucan, el aristócrata que había desaparecido dos semanas antes que Stonehouse, luego de que la niñera de su exesposa fuera encontrada asesinada en Londres.
Comprobaron que no era el lord, pues no encontraron en su pierna izquierda una cicatriz que delataba a Lucan. No obstante, había sido descubierto y, a pesar de que sus abogados trataron de impedir la extradición alegando que no era un crimen tener más de un nombre, tras tratar de obtener asilo de Suecia y Mauricio, fue deportado a Reino Unido en junio de 1975.
¿Suicidio psicológico?
Al llegar a Londres estuvo recluido en la cárcel, pero fue liberado luego en espera del juicio. Se negó a dimitir como diputado, antagonizando con el Partido Laborista y la prensa. En noviembre publicó La muerte de un idealista, en el que retrató lo ocurrido como una crisis provocada por “la hipocresía y la farsa de la sociedad y la política inglesas”, y afirmó que le produjo una división psicótica de su personalidad.
“Aunque no lo reconocí completamente en ese momento, estaba operando en tres niveles. Uno, el hombre de imagen: fresco, tranquilo y aparentemente al mando de todos sus sentidos, llevando la vida que normalmente se espera de él”. “Dos, el hombre original, que llevaba todas las capas pesadas del hombre imaginado como una carga y despreciaba ese papel, sufriendo un profundo tormento a medida que la desesperación de su posición se hacía más evidente”.
“Tres, el hombre Fénix: una persona imaginaria que estaba despejada de problemas y tensiones y, a través de la relajación natural, daba consuelo a los otros dos”. “Los primeros dos hombres tenían que morir porque para ellos la tensión de vivir era demasiado grande. Quería que quisieran morir. Quería que murieran. Quería morir. No había otra manera”.
Tanto él, como su abogado defensor, Geoffrey Robertson QC y, hasta hoy en día, su hija Julia, justificaron lo que hizo como una crisis existencial que lo llevó a cometer un suicidio psicológico.
No convenció
Poco antes de su juicio de abril de 1976, Stonehouse despidió a su equipo legal y emprendió su propia defensa, que incluyó la lectura de la declaración desde el banquillo más larga de la historia británica. Se extendió durante seis días y molestó tanto al juez que más tarde abogó, con éxito, para que ese antiguo derecho fuera abolido.
Al final, Stonehouse fue sentenciado a siete años de prisión por cargos de robo y falsas pretensiones. El juez concluyó diciéndole: “Usted no es un idealista desafortunado. Usted cometió estos delitos cuando tenía la intención de asegurarse su comodidad futura”.
Stonehouse fue liberado tres años después, recuperándose de una cirugía a corazón abierto, luego de sufrir tres infartos durante su tiempo en la cárcel. Se casó con Sheila Buckley en 1981, quien también había sido sentenciada a dos años de prisión, por su participación en los planes de Stonehouse. Con ella tuvo un hijo, escribió varias novelas e hizo varias apariciones en televisión antes de morir de un infarto en 1988. El paradero de Lord Lucan aún se desconoce.
Otras noticias de BBC MUNDO
Qué son los jubileos. La antigua tradición judía que la Iglesia católica celebra desde hace más de siete siglos
Horror en Guatemala. 160 niños rescatados de Lev Tahor, la secta ultraortodoxa judía acusada de tráfico de personas y abuso sexual
La radical teoría “poscuántica” que busca resolver lo que Einstein no pudo
- 1
Es latina, emigró a Nueva York y asegura que “el sueño americano” está idealizado: “Nadie te cuenta esto”
- 2
Así es la torre de Porsche que se hunde en la costa de Miami
- 3
Es de Chicago y devolvió un libro a la biblioteca 50 años después: las autoridades tomaron esta inesperada decisión
- 4
El momento exacto en el que el invierno regresa a Houston: ¿nevará esta Navidad según el pronóstico?