“El niño más dulce”: los desgarradores mensajes de los familiares de las víctimas del tiroteo de Texas

Una auténtica masacre se vivió en la Robb Elementary School en Uvalde, Texas, en donde Salvador Ramos, de 18 años, abrió fuego y esfumó la vida de 21 personas: 19 niños de entre ocho y 10 años y dos mujeres, ambas maestras. El dolor que sintieron los familiares con su pérdida fue desgarrador y recurrieron a las redes sociales para darles el adiós y para hacer súplicas desesperadas para encontrar a los niños desaparecidos. Cuando la noche cayó, la cifra de los muertos empezó a subir y predominaron las imágenes de la gente que lloraba mientras esperaba una respuesta en el centro de la escuela.

Federico Torres, padre del alumno Rogelio Torres, había escrito que tenía miedo, no sabía como estaba su hijo. “No nos dicen nada, no más una foto. Esperemos que todo esté bien”. Horas más tarde supo que era otra de las víctimas mortales del tiroteo.

Las despedidas siguieron llegando. En redes sociales se publicaron fotos de niños sonrientes, las últimas que los padres tenían en sus teléfonos. El martes había sido de Footlose and Fancy y se suponía que los niños debían vestirse de manera divertida con zapatos elegantes. El día cambió radicalmente.

“El niño más dulce que he conocido”, dijo Manny Renfro, el abuelo de Uziyah García, quien tenía ocho años, sobre su nieto. Era uno de ellos, víctima del último episodio de asesinatos masivos con armas de fuego en Estados Unidos, el peor tiroteo desde el ataque de Sandy Hoock.

La última vez que estuvieron juntos fue cuando el pequeño lo visitó en San Angelo en las vacaciones de primavera: “Comenzamos a lanzar el balón juntos y le enseñaba los patrones. Era un niño tan rápido”, recordó.

Lisa Garza, de 54 años, de Arlington, Texas. También lloró la muerte de su primo, Xavier López. “Era un niño amoroso de diez años, disfrutando la vida sin saber que esta tragedia iba a suceder”. Estaba en cuarto grado y, según su primo, la madre de Xavier había estado en su ceremonia de premios un par de horas antes del tiroteo, aunque desconocía que sería la última vez que lo vería, cuando su hijo acababa de recibir un reconocimiento en el cuadro de honor.

Pocas horas antes de la tragedia, su mamá le tomó una foto. Le dijo que estaba orgullosa y que lo amaba, antes de despedirse con un abrazo.

Xavier esperaba con ansias el verano para ir a natación. “Era muy burbujeante, le encantaba bailar con sus hermanos, su mamá. Esto nos acaba de pasar factura a todos”, añadió Lisa y pidió endurecer las leyes que permiten el acceso a las armas en este país. “Deberíamos tener más restricciones, sobre todo si estos niños no están en su estado mental adecuado y lo único que quieren hacer es lastimar a las personas, especialmente a los niños inocentes que van a las escuelas”,

Ahora su familia inició una campaña para poder recaudar fondos que los ayuden a cubrir los elevados gastos del funeral.

“No quería ir a la escuela”, Verónica Luevanos compartió cómo fue perder a su hija Jailah Nicole, de 10 años, y a su sobrino, en la tragedia. Devastada, la mujer recordó la alegría de su niña y contó que les pidió no asistir a la escuela.

La masacre ocurrió en la escuela primaria Robb en Uvalde, una comunidad latina al oeste de San Antonio, cerca de la frontera con México. Del total de la matrícula de 570 niños, casi el 90% de ellos son latinos.

Una heroína en la masacre en Texas

Amerie Jo Garza, de diez años, fue identificada por la familia como una de las víctimas. Su padre, Ángel Garza, declaró para ABC News que acababa de cumplir diez años apenas el pasado 10 de mayo y expresó:

“Mi pequeño amor vuela alto con los ángeles arriba. Por favor, no des ni un segundo por sentado. Abraza a tu familia. Diles que los amas. Te quiero Amerie Jo. Cuida a tu hermanito por mí”.

Ángel Garza había escrito un mensaje desesperado: “No suelo pedir mucho y casi no subo nada aquí, pero por favor, han pasado siete horas y todavía sigo sin saber nada de mi querida. Por favor, Facebook, ayúdame a encontrar a mi hija”.

Luego, confirmó lo peor: “Gracias a todos por las oraciones y por la ayuda en la búsqueda de mi bebé, ya la encontraron”.

De acuerdo con su abuela, en declaraciones al The Daily Beast, fue una heroína:

“A mi nieta le dispararon y la mataron mientras intentaba llamar al 911, ella murió como una heroína, tratando de obtener ayuda para ella y sus compañeros de clase”.

Esta masacre llegó un poco más de una semana después de que diez personas fueron asesinadas en un supermercado en una comunidad predominantemente negra de Buffalo, Nueva York, que se investiga como un crimen de odio.

Ellie García estaba en cuarto grado. Un mensaje guardado para su padre será la única forma de escuchar su voz.

Maestras murieron protegiendo a sus alumnos

Eva Mireles fue unas docentes asesinadas. Era una madre casada de 44 años que llevaba 19 en su profesión. En el sitio web de la escuela, describe a su familia, compuesta por su esposo, hija y tres mascotas, como divertida y amorosa.

“¡Me encanta correr, ir de excursión, y ahora podrías verme montando una bici!”. Lydia Martínez Delgado, su tía, dijo al The New York Times, que Mireles murió intentando proteger a sus alumnos.

También fue recordada como una madre y esposa amorosa. “Era aventurera. Definitivamente, diría esas cosas maravillosas sobre ella. Definitivamente, la vamos a extrañar mucho”, declaró Amber Ybarra, pariente de 34 años, de San Antonio.

Ybarra se preparaba para donar sangre para los heridos y reflexionó sobre cómo nadie vio los problemas con el tirador a tiempo.

Irma García, la otra maestra asesinada, era madre de cuatro niños, tenía 24 años de casada y fue docente durante 23. Su sobrino la describió en Twitter como una “heroína” que se sacrificó por proteger a los niños de su clase”.

A estos nombres se suman los de más víctimas, todos niños que estudiaban en la Robb Elementary School en Uvalde.

Hillcrest Memorial Funeral Home compartió que ayudaría a las familias de las víctimas del tiroteo sin costo alguno para los funerales.

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