El misterio de Melania Trump: aislada, ausente y entre rumores de separación, cómo es la vida de la exprimera dama en Florida
La mujer de Donald Trump siempre mantuvo un halo de misterio, incluso cuando residía en la Casa Blanca; está instalada en Mar-a-Lago y no participa activamente de la campaña de su marido
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PALM BEACH.- Una mañana de octubre, antes de que el club abriera para su temporada de invierno, todo estaba tranquilo en Mar-a-Lago, en Florida. Las cinco canchas de tenis de tierra batida estaban impecables. Las sombrillas de la playa estaban sin abrir. El césped perfectamente cuidado que rodeaba el Spanish Revival de 17 acres estaba desocupado.
El equipo de seguridad, sin embargo, permaneció activo. Un guardia apostado en una entrada lateral no estaba interesado en charlar sobre si una residente difícil de detectar se encontraba en algún lugar del complejo.
“¿Alguna vez ve a Melania Trump?”, le preguntamos.
“Señor, tendrá que dar un paso atrás y seguir caminando”, respondió.
Ella está por aquí. Si no en este momento, entonces en general. Durante meses, la ex primera dama ha estado viviendo en una de las muchas habitaciones de Mar-a-Lago, aislada y casi completamente fuera de la vista del público. Pero a medida que las grandes historias de 2024 (si su marido, Donald Trump, regresará a la Casa Blanca y si será declarado culpable de crímenes y enfrentará una posible pena de prisión) se han intensificado, Melania Trump se ha destacado más por dónde y cuándo no apareció.
No apareció al lado de su marido en el tribunal de Nueva York cuando el expresidente se declaró inocente de 34 cargos relacionados con el dinero pagado a la actriz porno Stormy Daniels para mantener su silencio; aunque nadie realmente esperaba que lo hiciera. Pero tampoco fue vista en el tribunal de Miami cuando su esposo se declaró inocente de 37 cargos relacionados con su manejo de documentos clasificados. No fue vista en el juzgado de Washington cuando él se declaró inocente de cuatro cargos relacionados con presuntos intentos de anular las elecciones presidenciales de 2020. Tampoco no se presentó en el tribunal de Georgia cuando él se declaró inocente de 13 cargos.
Melania también ha estado ausente de las apariciones de la campaña presidencial de Donald Trump desde que asistió a su inauguración en noviembre pasado en Mar-a-Lago.
Fuera de los muros de la propiedad de los Trump aquí en Florida, Melania realmente no ha sido vista en absoluto, según nuestro sondeo informal de lugares de reunión locales para gente rica con tiempo libre.
Ni en ninguna de las tiendas de lujo de Worth Avenue, situadas a sólo tres kilómetros de Palm Beach: “Solía venir, pero hace años que nadie la ve”, dijo un vendedor de Salvatore Ferragamo, haciéndose eco de lo que dijeron los empleados en más de una docena de tiendas. Tampoco se la ve en los restaurantes caros o en el circuito de fiestas de Palm Beach: “Aquí hay una sensación de pueblo pequeño para la gente muy rica, un lugar donde ves a todos en eventos sociales”, dijo Ryan Williams, consultor republicano y miembro de la alta sociedad de Palm Beach. “Pero nunca la he visto fuera de los muros de Mar-a-Lago”.
La campaña de Trump no permitió entrevistarla. En respuesta a una solicitud de comentarios sobre varios detalles de este artículo, el portavoz de Trump, Steven Cheung, envió un comunicado: “Siempre habrá quienes busquen relevancia y ganancias financieras metiéndose en las historias. La señora Trump siempre ha estado y siempre estará centrada en su familia, ya que es su prioridad número uno. Cualquier informe que afirme tener información sobre su vida debe leerse con precaución”.
La ausencia de Melania ha deleitado a los críticos de Trump, que la ven como una posible señal de que Trump ha perdido el respaldo de su partidaria más leal en su intento por la reelección/exoneración. Si su esposa realmente lo había superado, entonces tal vez la lealtad de sus otros fanáticos de toda la vida podría desvanecerse.
Alguien que compite contra Trump está, al menos, tratando de llamar la atención sobre la ausencia de Melania. En septiembre, aparecieron volantes que decían “Missing Melania” (”Extrañanado a Melania”) en Iowa y un avión sobrevoló un partido de fútbol universitario, arrastrando una pancarta que decía: “¿Dónde está Melania?”
No es un gran misterio: pasó algún tiempo en la Torre Trump en Nueva York, que se dice que prefiere al club en Bedminster, Nueva Jersey. Le han pagado para asistir a varios eventos, entre ellos, según el New York Times, unos 500.000 dólares de los republicanos de Log Cabin y de una organización electoral conservadora llamada Fix California. Ha hecho algunos intentos poco entusiastas de realizar un segundo acto, incluida su colección de NFT con el tema del Apolo 11 (cuya acuñación y venta pueden haber violado las políticas de la NASA) y un programa de becas para niños adoptivos que envejecen fuera del sistema.
Sin embargo, en general está aquí, en Mar-a-Lago. Si está ausente, es sólo en el sentido de que no está tan presente como podría estarlo si quisiera.
Y esto nos lleva de nuevo a esa vieja pregunta: ¿Qué está pensando Melania Trump? ¿Qué está tratando de mostrarnos, si es que intenta algo, al permanecer fuera de la vista del público? ¿Y qué podría estar diciendo con su silencio?
Detrás de su silencio
La tendencia de Donald Trump a decir aparentemente todo lo que se le viene a la cabeza, y la tendencia de Melania a no decir nada en absoluto, han inspirado durante mucho tiempo especulaciones entre los intérpretes aficionados del lenguaje corporal en Estados Unidos. Cuando ella no lo apoyó físicamente, eso debe significar que no podía soportarlo... ¿no? Cuando ella le apartó la mano, ¿no deberíamos tomarlo como una señal de angustia?
En realidad no.
“Ella siempre dijo que iba a hacer lo que quería hacer”, dijo Stephanie Winston Wolkoff, ex amiga y asesora de Melania. “Su frase favorita cuando vio esas cosas fue: ‘Dame un respiro’”.
Melania siempre odió las historias que la presentaban como una damisela que necesitaba ser rescatada, dice Stephanie Grisham, su ex jefa de personal.
Sí, Melania podría enojarse con su marido. Ella estaba tan disgustada con él después de que se conoció la noticia de Stormy Daniels que deliberadamente faltó al discurso del Estado de la Unión y se presentó en el Air Force One por separado para un viaje, dijo Grisham. Estaba menos enojada por el intento de comprar el silencio de Daniels, la pieza central del caso penal de Nueva York, y más porque las acusaciones de infidelidad la habían avergonzado públicamente, según Grisham.
Sin embargo, por lo general la ausencia de Melania se debía a razones más mundanas: a ella realmente no le gustaba hacer ciertas cosas y no sentía que su esposo la necesitara. Parecía encontrar vergonzosa la forma en que Jill Biden siempre parecía estar rondando a Joe, y una vez le dijo a Grisham que no necesitaba “sostener a su marido” de la misma manera.
Guardar silencio era “la armadura de Melania”, dijo Winston Wolkoff.
“Era una forma de protegerla al no permitir que nadie supiera quién es ella”, dijo, y agregó que ella y Melania tenían una “lista permanente preaprobada” de palabras para describirla, como “confiada” y “fuerte” e “independiente”.
“Discutimos cómo su falta intencional de comunicación con los medios mantendría a todos en vilo y, en última instancia, mantendría la narrativa de ser misteriosa y enigma”, dijo. La armadura permanece en uso, cuando sea efectiva. En una entrevista reciente con Megyn Kelly, Trump se ciñó al guión cuando se le preguntó sobre el paradero de Melania y dijo: “Creo que parte de la belleza es ese misterio”.
Aquí hay otras palabras -no aprobadas- que también podrían usarse para describir a Melania Trump: Exigente. Tenaz. Particular.
Podría resultar desesperante para quienes trabajaron con ella. Winston Wolkoff, quien finalmente abandonó la órbita de Trump y escribió unas memorias reveladoras, recuerda su sorpresa cuando la primera dama tardó meses en mudarse a la Casa Blanca. Había una variedad de razones, dijo, incluyendo que Melania se negó a vivir allí hasta que instalaran un nuevo baño. No tenía miedo de decir lo que pensaba y hacer exigencias, incluso ante su poderoso marido.
“La actitud que más admiraba de ella es que hacía lo que quería, cuando quería”, dijo Grisham. “Ella fue prácticamente la única persona que he visto ante quien él se inclina”.
Melania a menudo ha pasado largos períodos sin aparecer junto a Trump, pero incluso entonces ella era a menudo su primera llamada después de eventos de campaña o cuando necesitaba consejo. Los empleados dicen que le dan la bienvenida porque Trump reduce su lenguaje soez y grosero con su esposa y se comporta menos agresivamente con los demás.
“Él la llamaba desde el Oval todo el tiempo y le hacía preguntas”, dijo un ex miembro de su personal, que habló bajo condición de anonimato para describir eventos privados. Para su lanzamiento de reelección en 2020, esta persona nos dijo: “Llamó y dijo: ‘¿Debería bajar las escaleras mecánicas otra vez?’. Ella dijo: ‘No, ya lo hiciste’”.
En el detrás de escena de la campaña, Melania es descrita como una presencia “ocasional”. Asiste a algunas reuniones, pero rara vez permanece presente. Y, según un miembro del personal, ella “nunca tiene reparos en dar su opinión”. Trump escucha cuando Melania ofrece sugerencias, pero no siempre sigue los consejos. Ella, por ejemplo, le ha sugerido que dejara de burlarse de los atletas transgénero y se abstuviera de su ridículo baile con brazos que a menudo presenta en el escenario. Él lo siguió haciendo.
“Ella dijo: ‘Cariño, te amo, te amo, pero esto no es presidencial’”, dijo Trump a una multitud recientemente en Sioux City, Iowa, antes de anunciar más tarde: “El país se va al infierno en una canasta. Bailemos un poco”.
A Melania nunca le ha gustado la política y nunca le ha gustado estar atrapada en eventos mientras él “habla y habla y ella se sienta allí y se espera que sonría”, dijo el ex empleado de Melania. Además, agregó el empleado, la gente “se vuelve espeluznante e invasiva con ella”, siempre tratando de abrazarla o preguntarle qué perfume usa o la marca de sus gafas de sol.
“No puedo imaginar que ella quisiera que él volviera a postularse”, dijo el exempleado. “Pero ella nunca diría eso”.
De una forma u otra, Winston Wolkoff tenía una predicción sombría para quienes fantaseaban con que Donald Trump perdiera un respaldo clave en medio de su campaña de reelección: Melania seguirá apoyando a su esposo. “Ningún escrutinio, ninguna cantidad de trampas, mentiras, robos, lo que sea, cambiará eso”, dijo.
“Ella lo ha apoyado y seguirá apoyándolo porque es como él”, continuó. “Es un matrimonio completamente transaccional para ambos. Sabía exactamente con quién se casaría y le advirtió que todos sus secretos saldrían a la luz si se postulaba para presidente. Sabía exactamente en lo que se estaba metiendo. Ella lo aceptó y lo sigue aceptando. La gente se sorprendería de lo mucho que están de acuerdo en algunas cosas”.
¿Dónde está?
Entonces, ¿dónde está Melania? Donde ella quiere estar y no donde no quiere estar.
Así es como funcionó a menudo en la Casa Blanca. Por mucho que Grisham apreciara el descaro de Melania, eso podría dificultar el trabajo: la primera dama cancelaría apariciones en el último minuto. Se negaba a asistir a eventos de menor escala, dijo Grisham, y no parecía “entender que algo como un corte de cinta alegraría el día a la gente y la haría aparecer en las noticias”.
Grisham dijo que ni siquiera sus principales asesores sabían cómo pasaba sus días en la Casa Blanca. “Era un misterio”, dijo, y agregó que a menudo pensaban que estaba comprando en línea o leyendo revistas.
Durante los disturbios del 6 de enero, escribió Grisham en sus memorias, Melania estaba en una sesión de fotos para alfombras en la residencia y no quiso emitir una declaración. La ex primera dama dijo después a Fox News que habría denunciado la violencia si hubiera estado “completamente informada de todos los detalles” y que la sesión de fotos fue “una tarea muy importante y requiere mucho cuidado, atención al detalle y concentración, tanto en la planificación como en la ejecución”.
Grisham dijo que a menudo era difícil lograr que Melania aceptara asistir a un evento por semana y que todavía se quejaba de cuánto tiempo le llevaría viajar con su esposo y de que a menudo no había un papel real para ella en los eventos. La primera dama solía decir que no cuando la campaña la quería en el camino y, a menudo, usaba como excusa que necesitaba pasar más tiempo con su hijo. Según todos los indicios, Melania es una buena madre para su hijo, Barron, y el hecho de que él esté terminando la escuela secundaria en el área de Palm Beach es la razón principal por la que ha pasado tanto tiempo en Mar-a-Lago.
“Otra armadura”, dijo Winston Wolkoff. “No se puede decir nada malo de una buena madre”.
Las viviendas de la familia allí son pequeñas, dicen antiguos asistentes. A menudo va a la sauna y le llevan comida. A veces, se une a Trump en el patio para cenar. Su círculo sigue siendo chico. Pasa tiempo con sus padres, habla con un puñado de amigos y continúa empleando a un estilista que, según los documentos presentados ante la Comisión de Elecciones Federales, recibió un pago de 108.000 dólares en los primeros seis meses de este año. De más está decir que el trabajo del estilista no ha tenido mucha exposición entre el público en general.
Los asesores de campaña dicen que esperan que ella asista a algunos eventos el próximo año: eventos grandes donde se espera su presencia o donde se celebra una ocasión especial.
Pero no es que su marido necesite refuerzos en este momento. Ninguno de sus rivales republicanos se ha acercado a él en ninguna encuesta reciente. Ese cartel de “¿Dónde está Melania?” en Iowa pudo haber sido, más que nada, una señal de desesperación entre sus rivales.
Pero para cualquiera que todavía esté cautivado por el misterio no tan misterioso, aquí hay una pista: a fines de octubre, Mar-a-Lago marcó el inicio de su temporada de invierno con una gran fiesta de Halloween.
WATCH: Donald Trump and Melania spotted at Mar-a-Lago Halloween party
— Insider Paper (@TheInsiderPaper) November 1, 2023
pic.twitter.com/Imvs7ExNUU
Un hombre vestido como Joe Biden estaba acompañado por otro hombre vestido como su hijo, Hunter, portando una pipa. Había una mujer con un micrófono que pretendía entrevistar a una figura de cartón de Trump.
Luego estaba el verdadero Donald Trump, caminando hacia la terraza, aplaudiendo y levantando los puños mientras sus invitados aplaudían su llegada. Y allí, de pie junto a él, vista por las cámaras por primera vez en meses, estaba su esposa.
En un video publicado más tarde, se la ve sentada en una mesa acordonada. Ella no dice una palabra. Pero para cualquiera que todavía se haga la pregunta, aquí hay una respuesta: Melania Trump está donde siempre ha estado.
Por Ben Terris y Josh Dawsey
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