El increíble pueblo al norte de Nueva York construido con basura
Un artista especializado en instalaciones cumplió su sueño de construir varias casas en un terreno boscoso, al pie de la montaña Vedder; todas las viviendas fueron fabricadas con ítems que estaban destinados a desecharse
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Un hombre construyó un pequeño pueblo con basura y objetos abandonados, en el norte de Nueva York. Siempre había sido su sueño, dado que quería un lugar especial para compartir con el público en general, y lo logró hace algunos años. Aunque sigue haciendo remodelaciones, al día de hoy tiene lo necesario para vivir, según comentó. Lo edificó desde cero, cuando aún dormía en una carpa; ahora tiene habitaciones y hasta espacios de recreación.
Matt Bua, de 53 años, es un artista de instalaciones que soñó con este lugar, llamado b-Home Studio, en 1990. Sin embargo, recién 2006 encontró un terreno de 11 hectáreas perfecto y lo compró por $33.000 dólares, según contó para The New York Post. Su objetivo era crear un conjunto de viviendas fuera de la zona urbana y ahora las tiene, al pie de la montaña Vedder.
El hombre comenzó desde lo más básico: cuando no tenía dónde quedarse, dormía dentro de una carpa, sobre la tierra. Su intención de empezar a sentirse como en un hogar era tan intensa, que poco después levantó las estructuras de un cobertizo y más tarde lo convirtió en una cabaña equipada con más amenidades, como estufa de leña.
Después de 17 años de trabajo, b-Home Studio es un “fantástico parque de esculturas en el bosque, una ciudad mítica reutilizada y una construcción colaborativa de muestras de arquitectura vernácula, experimental y visionaria a pequeña escala”, según el sitio web oficial de la propiedad. Aunque, por supuesto, no lo hizo solo. A lo largo del tiempo invitó a sus amigos a colaborar y muchas personas también se ofrecen a ayudar, según compartió para el medio citado.
Cómo es la casa hecha con basura en Nueva York
Respecto a cómo luce el pueblo de Bua, hay al menos 30 edificaciones hechas con madera, concreto y hasta latas de metal. Todos los materiales estaban destinados a ser residuos, pero él los reutilizó para crear este espacio. Algunas de estas pequeñas casas son habitables y otras no, dado que también hay variaciones de tamaños.
Es como una pequeña comunidad, en la que a cualquier lado que se mire hay un estilo de casa del árbol. Para llegar a cada una hay puentes fabricados con madera. B-Home Studio también tiene su propia iglesia de estilo Tudor, con bancos y vidrieras. Además, posee otros espacios muy peculiares, como un búnker compuesto por bolsas llenas de tierra y una versión en minúsculas de la casa clásica con estructura en A.
Por ahora, el pequeño pueblo no tiene sistemas de plomería ni electricidad, por lo que quienes lo visitan tienen que adaptarse a las instalaciones sustentables. Por ejemplo, hay un inodoro que composta, generadores de energía y un manantial natural de agua fresca.
Bua no vive allí, dado que su objetivo es abrirlo al público en un futuro cercano para ofrecer recorridos y actividades de recreación. Su deseo es hacer de este un “destino educativo” para aquellos interesados en el “arte de la construcción intuitiva, estudiando y viviendo de la retícula y hablando del trabajo artesanal”.
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