El huracán Beryl se dirige a México: alerta naranja, operativo de emergencia y la advertencia a los turistas
El potente ciclón ya dejó por lo menos diez muertos en su paso por islas del Caribe y se debilitó a categoría 3, aunque sigue siendo peligroso
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PLAYA DEL CARMEN.- El huracán Beryl arrancó tejados en Jamaica, golpeó barcos de pesca en Barbados y dañó o destruyó el 95% de las viviendas en un par de islas en San Vicente y las Granadinas antes de avanzar hacia las Islas Caimán y encarar hacia la costa caribeña de México, donde se desplegó un amplio dispositivo de emergencia antes de la llegada del ciclón que mató a por lo menos diez personas en distintos países.
El potente huracán dejó hasta ahora diez muertos, pero se esperaba que esa cifra aumentara a medida que se restablecieran las comunicaciones en las islas caribeñas devastadas por las inundaciones y los fuertes vientos.
La madrugada del jueves, el huracán, la tormenta más temprana en alcanzar la categoría 5 en una temporada del Atlántico, se debilitó a la categoría 3, pero seguía siendo un fuerte ciclón. Se esperaba que su centro pasara durante la noche justo al sur de las Islas Caimán.
“Se pronostica su debilitamiento en uno o dos días, aunque se prevé que Beryl siga siendo un huracán hasta tocar tierra en la península de Yucatán”, señaló el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) en su actualización del jueves por la mañana.
La popular costa caribeña de México preparaba refugios, evacuó algunas poblaciones costeras pequeñas e incluso trasladó huevos de tortuga marina desde las playas bajo amenaza de marejada ciclónica, aunque en los boliches de Playa del Carmen y Tulum los turistas tuvieron una noche más para salir.
Para apoyar a la población, fueron desplegados más de 13.000 efectivos de asistencia de las secretarías de Defensa y de Marina, la Guardia Nacional, la Comisión Federal de Electricidad, la Comisión Nacional del Agua y la policía estatal, así como más de 2000 vehículos, informó la directora del sistema de protección civil de México, Laura Velázquez. Además, se han habilitado decenas de refugios temporales para albergar a cerca de 5000 personas en Quintana Roo, donde rige una alerta naranja de peligro alto.
La Armada mexicana patrullaba zonas como Tulum, explicando a turistas en inglés y en español que se preparasen para la llegada de la tormenta.
El jueves temprano, el vórtice de la tormenta estaba unos 80 kilómetros al suroeste de la isla Gran Caimán, y a 620 kilómetros al este-sureste de Tulum, según informó el NHC. Mostraba vientos máximos sostenidos de 195 kilómetros por hora y se desplazaba hacia el oeste-noroeste a unos 31 km/h. Más tarde, el centro actualizó que el ciclón ya había pasado por las islas Caimán y seguía su rumbo a la península de Yucatán, donde se esperaba su llegada el viernes por la mañana con “fuertes vientos, peligrosas marejadas ciclónicas y olas dañinas.
Estaba previsto que Beryl tocara tierra en una zona poco poblada de lagunas y manglares al sur de Tulum en las primeras horas del viernes, probablemente con categoría 2. Después se espera que cruce la península de Yucatán y atraviese el Golfo de México para volver a golpear en el norte del estado Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos, como categoría 1 el domingo por la noche o en la madrugada del lunes, dijo también Velázquez.
El aeropuerto de Cancún estaba abarrotado de turistas que esperaban tomar los últimos vuelos antes de la llegada de la tormenta. Los trabajadores llenaron sacos de arena y tapiaron puertas y ventanas de los comercios para protegerse.
Paso destructivo
La tormenta ya ha mostrado su potencial destructivo en una larga franja del sureste del Caribe.
El centro de Beryl rozó el miércoles la costa sur de Jamaica, donde provocó apagones y arrancó tejados. El primer ministro, Andrew Holness, dijo que Jamaica no ha visto “lo peor de lo que podría pasar”. “Podemos hacer todo lo humanamente posible y dejamos el resto en manos de Dios”, manifestó Holness.
“Es terrible. Todo ha desaparecido. Estoy en mi casa y asustado”, dijo Amoy Wellington, un cajero de 51 años que vive en Top Hill, una comunidad rural agrícola en el sur de la parroquia de Santa Isabel. “Es un desastre”.
Varios caminos de los asentamientos del interior del país se vieron afectados por la caída de árboles y de postes del tendido eléctrico, mientras que algunas comunidades de la sección norte se quedaron sin electricidad, según el servicio de información del gobierno.
El golpe más duro podría haber llegado antes en la trayectoria de Beryl, cuando azotó dos islas pequeñas de las Antillas Menores. En torno al 95% de las viviendas en las islas de Mayreau y Unión habían resultado dañadas, indicó Michelle Forbes, directora de la Organización Nacional de Manejo de Emergencias en San Vicente y las Granadinas.
La tormenta azotó San Vicente y las Granadinas a principios de semana. El primer ministro Ralph Gonsalves dijo que la Isla de la Unión había quedado “arrasada” y que “sería un esfuerzo hercúleo reconstruirla”.
En Granada, el primer ministro, Dickon Mitchell, describió condiciones “similares a las del Armagedón” después de que la tormenta impactara a principios de semana, sin electricidad y con destrucción generalizada, al tiempo que confirmó tres muertes.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró a la televisión estatal que tres personas habían muerto, cuatro estaban desaparecidas y más de 8000 viviendas habían sufrido daños.
Beryl es el primer huracán de la temporada atlántica de 2024 y en su punto álgido, a principios de esta semana, fue la tormenta de categoría 5 más temprana de la que se tiene constancia. Un huracán de ese nivel trae vientos de 252 km/h o superiores, capaces de causar daños catastróficos, incluida la destrucción de viviendas e infraestructuras.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ya pronosticó un gran número de grandes huracanes en una temporada “extraordinaria” este año. La temporada se extiende desde principios de junio hasta finales de noviembre
El poder destructivo de Beryl, al llegar tan temprano en la temporada de huracanes, subraya las consecuencias de un Océano Atlántico más cálido, que los científicos citan como un signo del cambio climático causado por el hombre que alimenta el clima extremo.
Agencias AP y Reuters
LA NACION
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