El gran hotel de Miami que fue un ícono cultural y hoy está a punto de ser demolido
El Deauville Beach Resort, ubicado sobre la avenida Collins, hospedó a personalidades como los Beatles, John F. Kennedy y Frank Sinatra; está cerrado desde 2017 y avanza el plan para tirarlo abajo
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MIAMI.- En el invierno de 1964, cuando todavía tenían cara de nenes, los Beatles pasaron seis días de sol en este lugar, mientras miles de jóvenes fans se agolpaban en los alrededores del hotel para pescar aunque fuese desde lejos una imagen de los cuatro chicos de Liverpool mientras disfrutaban de un poco de libertad en la playa.
Los Beatles se habían alojado en el Deauville Beach Resort de la avenida Collins, y fue la transmisión en vivo para 70 millones de personas de su presentación en el Ed Sullivan Show desde el Salón Napoleón del hotel, después de su debut en Nueva York, la que contribuyó a consolidar la extraordinaria popularidad de la banda en Estados Unidos, así como la reputación del Deauville como un ícono cultural del sur de la Florida.
En su época de gloria, el hotel hospedó a personalidades como Sammy Davies Jr., el presidente John F. Kennedy y Frank Sinatra. El Deauville era inconfundible: los autos de los huéspedes ingresaban por una grandiosa puerta-cochera formada por dos arcos parabólicos que cubrían la entrada, uno de los rasgos arquitectónicos del estilo modernista de posguerra del hotel. En la marquesina, la letra “i” del nombre del hotel estaba coronada con una estrella, y todo parecía salido de un episodio de “Los supersónicos”, encarnación de las promesas futuristas.
Hoy el Deauville está cerrado, y lo rodea una fea valla perimetral con varios carteles de “PROHIBIDO PASAR”. Es muy probable que pronto sea demolido, para disgusto y sorpresa de los conservacionistas del patrimonio de la ciudad, que temen que la lenta defunción del hotel deje establecido un preocupante precedente para sus esfuerzos de preservación de la historia del sur de la Florida.
“Es patético que estemos hablando de rescatar baratijas y recuerdos de este edificio”, dijo Jack Finglass, el saliente presidente de la Junta de Preservación Histórica de Miami Beach, durante una reunión de la semana pasada. “Es un verdadero horror.”
La zona de Miami Beach le debe gran parte de su icónico estatus a la preservación de su distrito art-déco, famoso en todo el mundo por su hilera de hoteles boutique de colores pasteles —como el The Colony o el Delano—, que bordean Ocean Drive y la avenida Collins en South Beach.
Pero a los conservacionistas siempre les ha resultado difícil convencer a los vecinos y funcionarios locales de otras partes del sur de Florida -una zona metropolitana relativamente nueva y en constante reinvención- para que inviertan en el mantenimiento y protección de edificios antiguos. Siempre pendiente de lo más nuevo y novedoso (¡Propiedades de lujo! ¡Tecnología de punta! ¡Criptomonedas!), la región suele manifestar poco aprecio por su pasado.
“El sur de Florida es un lugar de pioneros”, dice Daniel Ciraldo, director ejecutivo de la Liga de Preservación del Diseño de Miami. “Y ese impulso por progresar hace que la gente pierda de vista lo primero que nos atrajo de este lugar, como las palmeras, la sensación de cielo abierto y la construcción de poca altura”.
Caída
Los propietarios del hotel Deauville decidieron cerrarlo después de un incendio de origen eléctrico en 2017. La ciudad de Miami Beach los llevó ante la Justicia con la esperanza de forzarlos a hacer las reparaciones necesarias. Pero los dueños adujeron que el seguro no cubría los arreglos y desde entonces todo sigue mayormente igual, incluso después de que el año pasado la ciudad le impusiera una multa de 5000 dólares por día.
Y este mes, después de que los propietarios presentaran un informe de ingeniería que determinó que el edificio no era seguro, la ciudad recomendó su demolición. El escrutinio al que está sometida la condición estructural de los edificios más antiguos, especialmente los que están junto al mar, se redobló tras el colapso del condominio Champlain Towers South en junio pasado, donde murieron 98 personas.
El Deauville fue construido en 1957 y en determinado momento fue incluido en un distrito histórico que busca preservar un estilo arquitectónico conocido como “Miami Modern”, o MiMo. El hotel era considerado uno de los grandes impulsores de la economía de la zona de North Beach, un vecindario mucho menos turístico que South Beach, dueño de la movida nocturna, o que la majestuosa Mid-Beach, hogar del famoso hotel Fontainebleau.
Lo que más preocupa a los conservacionistas en el caso del Deauville es que ni siquiera la ordenanza municipal destinada a evitar las “demoliciones por abandono” —la demolición obligada de un edificio descuidado— logró proteger a este hotel de casi 540 habitaciones.
Algunos acusan a la ciudad de no presionar más a los propietarios con mayores sanciones, o a la Justicia, para que se expidiera antes.
Muchos han acusado a los dueños del hotel de dejar que el edificio se venga abajo deliberadamente, para evitar las costosas reparaciones y poder reconstruirlo desde cero. El terreno, que tiene 1,6 hectáreas y hace algunos años fue valuado en 100 millones de dólares, es propiedad de una persona jurídica registrada a nombre de la familia Meruelo, que administra otros hoteles y casinos y también opera en el rubro de la construcción.
José Chanfrau, abogado de los Meruelo, negó que los propietarios hayan dejado intencionalmente que el edificio se deteriorara después del incendio y los daños causados por el huracán Irma en 2017.
Los propietarios han gastado “millones de dólares para salvar el hotel”, dijo Chanfrau en un comunicado, donde agrega que los dueños “están decididos a devolver al Deauville a sus días de gloria”.
Por ahora, los conservacionistas tienen la esperanza de retrasar la probable demolición del hotel con una solicitud para que la ciudad realice su propia inspección de ingeniería. El viernes, el funcionario de construcción designado por la ciudad finalmente accedió al edificio. Pero los conservacionistas quieren una revisión más a fondo: creen que aunque la torre de habitaciones del hotel resulta irrecuperable, tal vez sea posible salvar al menos el Salón Napoleón. En caso de una demolición total, el distrito de Miami Beach tendría derecho legal a limitar la futura construcción al mismo tamaño que tiene el Deauville.
A pesar de su supuesta intención de devolver el hotel “a sus días de gloria”, los propietarios no han hecho promesas concretas.
Conservación
La incertidumbre por el destino del Deauville llega en momentos en que los conservacionistas están presionando a Miami Beach para que también tome acciones concretas para proteger las viviendas unifamiliares más antiguas. Muchas casas antiguas de la playa han sido demolidas para dar paso a gigantescas mansiones nuevas, que en su mayoría son cajas arquitectónicas de vidrio y hormigón pintado de blanco.
“Está lleno de gente forrada en dinero que quiere casas nuevas y flamantes”, dice Tanya Bhatt, miembro de la Junta de Planificación de Miami Beach. “Hasta demolieron una casa porque los propietarios juraban que tenían una plaga de cucarachas”.
Dan Gelber, alcalde de Miami Beach, se resiste a los reclamos de salvar viviendas unifamiliares antiguas, algunas de las cuales datan de la década de 1920, en parte porque tales protecciones podrían impedir que los propietarios encaren las mejoras necesarias para enfrentar una de las amenazas más graves que sufre Miami: el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático.
Pero la semana pasada los conservacionistas lograron una victoria decisiva: la junta de conservación del distrito avanzó un paso más en la designación como “residencia histórica” de una mansión de 600 metros cuadrados situada en el número 93 de Palm Island, construida en 1922.
Es la mansión que alguna vez perteneció al famoso gángster Al Capone.
Por Patricia Mazzei
Traducción de Jaime Arrambide
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