El equipo de Trump busca opciones para revertir su histórica condena por soborno
El juez bloqueó muchas vías de apelación, aunque los abogados podrían cuestionar la teoría legal que sostiene el caso que generó un terremoto político en EE.UU.
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NUEVA YORK.– “Esto recién empieza”, desafió el expresidente norteamericano y actual condenado Donad Trump momentos después de que un jurado de Manhattan lo declarara culpable de 34 delitos de falsificación de documentos contables para encubrir un escándalo sexual.
Trump, el candidato de los republicanos para las próximas elecciones presidenciales, apuesta a que el jurado no tenga la última palabra en el caso. Y ya delineó un plan para apelar el veredicto, que calificó de “fraude”.
Pero aunque el expresidente –con posibilidades de volver a serlo– pueda persuadir a sus votantes de ignorar su condena, la corte de apelaciones podría no ser igual de empática. Varios expertos legales plantearon dudas respecto de sus chances de éxito y señalaron que el caso podría demorarse años en los tribunales.
Pero, en cambio, aseguraron que Trump seguirá estando condenado cuando se celebren las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Así que después de cinco años de investigación y un juicio de siete semanas, la odisea legal de Trump en Nueva York recién comienza.
Quienes apoyan al expresidente piden la intervención de la Corte Suprema de Estados Unidos, aunque es muy poco probable que eso ocurra. Lo más probable es que Trump presente una apelación en un tribunal de Nueva York, donde tendría recursos para atacar la condena, dicen los expertos, pero mucho más reducidos de lo que él mismo asegura.
La apelación será un referéndum para el juez Juan Merchan, que condujo el caso a través de un campo plagado de minas legales y políticas, mientras Trump profería invectivas contra él y toda su familia.
Merchan, un exfiscal que de imprudente no tiene nada, señaló que tenía total consciencia de los derechos del magnate inmobiliario, como el de “defenderse contra los ataques políticos”.
Mark Zauderer, un experimentado abogado litigante de Nueva York que integra un comité que analiza demandas en el mismo tribunal que recibirá la apelación de Trump, dice que Merchan evitó cualquier tropiezo que pudiera echar por tierra la condena.
“Este caso no contiene ninguno de esos puntos oscuros que permiten una revocación del fallo”, señala Zauderer. “La conducta del juez fue impecable”, añade.
Si bien Trump tiene poco para discutir respecto del desempeño de Merchan, sí podría cuestionar las bases de la acusación del fiscal. Los abogados de Trump señalan que Alvin Bragg, el fiscal del distrito de Manhattan, utilizó una teoría novedosa para acusar a Trump con 34 cargos por falsificación de registros comerciales.
Esa falta es un delito menor en Nueva York, salvo que los registros hayan sido falsificados para ocultar otro delito. Para elevar los cargos al rango de delito grave, Bragg sostuvo que Trump había falsificado los registros para encubrir violaciones a una ley estatal poco conocida que prohíbe conspirar para ganar una elección por “medios ilegales”.
Argumentos
La conspiración de Trump ocurrió durante su primera campaña por la Casa Blanca. Cuando el líder republicano llegó a un acuerdo para comprar y enterrar relatos perniciosos sobre su vida sexual, incluido el de una cita con una estrella porno, Stormy Daniels, según Bragg, intentaba influir en la elección presidencial de 2016, que le ganaría a Hillary Clinton.
Es probable que los abogados de Trump sostengan en la apelación que Bragg extendió inapropiadamente el alcance de una ley electoral estatal para cubrir una campaña a nivel federal. Y podrían argumentar que la propia ley de documentos falsos no se aplica al caso de Trump.
Ninguna de estas críticas sorprenderá a Bragg, un fiscal de carrera que demostró sentirse cómodo aplicando el derecho de maneras innovadoras. El jefe de apelaciones de Bragg, Steven Wu, asistió a gran parte del juicio. Cuando se leyó el veredicto, estaba sentado en la segunda fila, a la derecha de Bragg.
Ahora, el trabajo de Wu es garantizar que Trump no escape a su condena.
Trump, cuya vida en materia legal siempre ha sido opaca, aprendió a retrasar o esquivar las consecuencias judiciales. Cada vez que las autoridades parecían arrinconarlo y sus adversarios entendían que estaba contra las cuerdas, Trump se salía con la suya.
En sus cuatro años como presidente, sobrevivió a dos juicios políticos, una investigación federal y una investigación de un fiscal especial. En su vida pospresidencial, fue acusado cuatro veces en cuatro ciudades diferentes, pero tres de esos casos están prácticamente estancados, en parte gracias a la Corte Suprema norteamericana.
Pero ahora, al igual que para cualquier otro individuo declarado culpable de un delito en Nueva York, las cartas están en su contra. Las cortes de apelaciones por lo general se rehúsan a revertir los fallos de los jurados, salvo algún error flagrante o falta de ética profesional.
Merchan sentenciará a Trump el 11 de julio, días antes de que el condenado asista a la Convención Nacional Republicana para ser nombrado candidato presidencial del partido. El juez podría darle una sentencia de hasta cuatro años de prisión o simplemente dictar la libertad condicional.
La sentencia le dará 30 días a Trump para presentar una notificación de apelación. El exmandatario entonces tendrá que montar la apelación en la División de Apelaciones del Estado de Nueva York.
Lo más probable es que el panel de jueces de la corte de apelaciones recién escuche los argumentos el año que viene, y su fallo podría hacerse esperar hasta principios de 2026. Y ese no será necesariamente el punto final del resonante caso. Trump o Bragg podrían solicitar que la Corte de Apelaciones de Nueva York, el más alto tribunal del estado, revise el fallo.
Trump también podría elegir la opción final: la Corte Suprema. El magnate, que ya probó y no logró trasladar el caso al tribunal federal, podría volver a intentarlo si fuera elegido presidente.
Pero es una posibilidad remota. El proceso indica que es extremadamente difícil que un acusado de un estado acceda a la Corte Suprema sin antes agotar todas las instancias del estado.
Así que el destino político de Trump estará sellado mucho antes de que se conozca el fallo sobre su apelación. Desde que el jurado lo condenó, las donaciones para su campaña se dispararon, y Trump dice que “el verdadero veredicto” será el día de las elecciones presidenciales, por parte del “pueblo”.
Su rival, el presidente Joe Biden, dijo que la condena por sí sola no evitaría la llegada de Trump a la Casa Blanca. “La única manera de mantener a Trump alejado del Salón Oval es en las urnas”, advirtió el mandatario demócrata.
Ben Protess, William K. Rashbaum y Jonah E. Bromwich
Traducción de Ignacio Mackinze
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