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El día que la reina Isabel II revolucionó Miami: llegó en el Concorde y recibió particulares regalos

La tercera visita de Estado de la monarca fue en la ciudad de la Florida, en donde la recibieron en medio de protocolos, con obsequios y con una atípica lluvia para la época; así fue ese 17 de mayo de 1991

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Regina Montañez
La reina Isabel II y el Duque de Edimburgo saliendo de un Concorde en 1991 en una base militar estadounidense en Texas
La reina Isabel II y el Duque de Edimburgo saliendo de un Concorde en 1991 en una base militar estadounidense en TexasUSAF - DOMINIO PÚBLICO

La reina Isabel II fue una nómada que recorrió varios países del mundo luego de ocupar el trono en 1953 y convivió con generaciones de políticos estadounidenses. La primera vez que visitó el país como Su Majestad fue en 1957, un octubre en el que conoció al presidente Dwight Eisenhower. Recorrió tantas millas que, según expertos en la realeza, hizo en vida lo equivalente a 42 vueltas alrededor del mundo. Este jueves por la tarde, la corona anunció su fallecimiento a sus 96 años.

Entre sus visitas al país norteamericano resaltó una en 1991, cuando llegó a Miami. En un recorrido a través de la historia, así fue aquel día en el que se bajó del avión supersónico Concorde mientras las personas a su alrededor gritaban: “La reina está aquí”.

El noticiero Eyewitness News 10 reportó toda su travesía hace más de 30 años. Llegó al puerto de Miami para una velada de gala por la noche y la alfombra roja real se desplegó para que pueda dar sus pasos, un 17 de mayo. Arribó a bordo del Concorde a la 1.53 pm, con su comitiva. Aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de esta ciudad, ella acompañada del príncipe Felipe. Ambos saludaron a quienes ya los esperaban, como el entonces alcalde Xavier Suárez.

Estaba vestida de los colores blanco y azul, que siempre la representaron. También el gobernador Lawton Chiles le dio una cálida bienvenida.

Visita de la Reina Isabel a Miami en 1991
Visita de la Reina Isabel a Miami en 1991Eyewitness News 10

El Miami Herald narra que la Policía estatal y el servicio secreto de ese país, así como perros detectores de bombas y francotiradores montaban guardia cuando la reina entró en una limusina de color negra, antes de trasladarla al Booker T. Washington.

Su agenda era apretada, por lo que viajó a Booker T. Washington Middle School, en Overtown, y le dio a los alumnos una experiencia única en la vida, pero, en una visión contrastante, también hubo manifestantes que reclamaban el dinero gastado para su recibimiento y recordaban a Mandela con carteles.

“Estoy emocionada”, decían quienes convivían con ella, a alguien que solo habían visto en los libros de historia. La gente se mostraba feliz de que todo hubiera transcurrido de acuerdo con el protocolo.

Posteriormente, pasó por la avenida Brickell hacia Vizcaya, donde recibió regalos y llegó media hora antes de lo previsto, pero con una corta visita. De obsequios informales recibió una canasta de frutas, fotografías y relojes para sus nietos.

El Herald señala que en el camino a Vizcaya, la mansión mediterránea construida entre 1914 y 1916 por James Deering, la reina posó con espectadores congregados en la acera de Brickell. Entre los que se reunieron con ella estaba la ecologista Marjory Stoneman Douglas, de 101 años, mientras que el entonces alcalde de Metro-Dave, Steve Clark, le dio una copia del clásico Everglades: River of Grass de Douglas.

Así fue la visita en 1991 de la Reina Isabel en Miami

No obstante, todo se interrumpió con la llegada de una tormenta justo donde estaba la reina.

Tras este recorrido, Isabel II viajó al yate estacionado en el puerto de Miami, donde ella y el Duque de Edimburgo abordaron a la barcaza real “Birtannia”, acompañados de su séquito. Juntos dieron un recorrido hacia donde tendrían su gran cena con mandatarios estadounidenses, entre congresistas y senadores, al igual que los expresidentes Ford y Reagan.

“En la cena exclusiva, la reina se sentó flanqueada por el expresidente Ronald Reagan y el gobernador Lawton Chiles, quienes arribaron con una bolsa de regalo con una caracola, miel de azahar y mermelada (...) Juntos degustaron del menú: bogavante y huevo en tomate, cordero, zanahorias y soufflé de limón”, recuerda el Herald.

Esta cena y las socializaciones en el Britannia fueron los últimos deberes de la monarca que había empezado su día en la capital de Estados Unidos. Su visita, que fue la tercera de Estado, terminó con un servicio de oración en la Catedral Nacional de Washington.

Por Regina Montañez
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