El debate sobre la vejez de Biden en la carrera por la Casa Blanca se intensifica e inquieta a los demócratas
La mayoría del electorado lo toma con preocupación, señalan las encuestas, pero el gobierno y el equipo del presidente, que está por cumplir 81 años, se muestran inmutables a las dudas sobre su desempeño
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WASHINGTON.- Antes de arrancar esta semana con su agenda en las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tuvo una cena de campaña en Nueva York para recaudar fondos para su reelección. De buen talante, recordó los motivos por los que decidió competir por la presidencia en 2020 –su tercer intento–, repasó los logros de su gobierno, y bromeó sobre un tema sensible, y, para muchos, el gran “elefante en la sala”: su edad.
“Ahora me estoy postulando de nuevo. Y como habrán notado, mucha gente parece enfocarse en mi edad”, dijo Biden, despertando risas entre los comensales. “Bueno, lo entiendo, créanme. Lo sé mejor que nadie”, bromeó.
La vejez de Biden, que cumplirá 81 años el próximo 20 de noviembre, ya se ha convertido en uno de los principales temas de la campaña presidencial de Estados Unidos. En Washington, es una conversación prácticamente ineludible al hablar de la próxima elección. El escritor y columnista del The Washington Post David Ignatius escribió recientemente que Biden debería dar un paso al costado. Otra nota del periódico llevó el título: “La ansiedad recorre el Partido Demócrata por Biden”, reflejando el temor de que la vejez del presidente se convierta en el gran talón de Aquiles de los demócratas, y favorezca a Donald Trump en un eventual segundo round. Biden ya es el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos –cada desliz suyo es amplificado en las redes–, y si logra imponerse en los comicios del año próximo podría gobernar hasta los 86 años. Las encuestas le dan oxígeno a las inquietudes: para la mayoría de los votantes, la edad de Biden es un problema, y el promedio de sondeos de RealClearPolitics se dio vuelta en las últimas semanas, y ahora Trump aparece delante por unas décimas.
Pero, por ahora, Biden y su equipo se muestran inmutables a las dudas y las suspicacias. El mensaje que baja del anillo de confianza presidencial es que las ansiedades por su edad tienen ya años, y Biden respondió con triunfos electorales y logros en la Casa Blanca, y confía en su reelección.
“Los 80 son los nuevos 40, ¿no has escuchado?”, ironizó la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, días atrás, en una de sus habituales conferencias de prensa, cuando le preguntaron cómo Biden convencerá al electorado de que ya no está demasiado viejo para gobernar. “Me hacen esta pregunta una vez por semana, tal vez dos veces por semana. No sé. Perdí la cuenta”, continuó, poniendo en evidencia las inquietudes. “Entiendo la pregunta sobre la edad. Ciertamente, todos lo entendemos. Pero de lo que vamos a seguir hablando es de los logros que ha tenido este presidente. Son logros históricos”, insistió.
El propio Biden ofreció, en la cena de recaudación de Nueva York, un anticipo de la línea argumental que seguirá su campaña para enfrentar su vejez: hablar sobre los logros de su gobierno, sus políticas, y la defensa de la democracia y la amenaza latente que representa el trumpismo, uno de los arietes de su estrategia.
“Pero hay algo más que sé –siguió Biden en la cena, luego de las bromas sobre su edad–. Cuando llegué al cargo y esta nación estaba de espaldas, sabía qué hacer para vacunar a la nación y reconstruir la economía. Cuando Rusia invadió Ucrania, supe qué hacer para reconstruir la OTAN y las alianzas, reconstruir nuestras alianzas y unir al mundo. Y, sobre todo, cuando la democracia estaba en juego, sabía qué hacer para redimir el alma de esta nación”.
“Entonces, déjenme responder de la manera más simple que pueda. Me postulo porque hemos logrado avances, pero nuestra democracia todavía está en juego”, cerró el presidente.
En 2020, Biden y los demócratas lograron sacar a Trump de la Casa Blanca argumentando que estaba en juego “el alma de la nación”. Biden insistió con esa misma línea dos años después, antes de las elecciones de medio término de 2022, en un discurso en Filadelfia, cuna de la independencia de Estados Unidos, en el que atacó frontalmente a Trump y al trumpismo. La estrategia dio resultado: los demócratas hicieron una de las mejores elecciones legislativas de la historia, y los republicanos volvieron a culpar a Trump por su mal desempeño.
“Me postulé para presidente porque creía que estábamos en una batalla por el alma de esta nación. Todavía creo que eso es cierto. Creo que el alma es el aliento, la vida y la esencia de quiénes somos. El alma es lo que nos hace ‘nosotros’ a nosotros”, dijo en ese momento Biden.
Pero el contexto en el que se librará la próxima batalla por la Casa Blanca será distinto. Y Biden será más viejo. La gerontocracia norteamericana ha quedado al descubierto en el último tiempo. Algunas figuras políticas contemporáneas de Biden ya dieron un paso al costado, como Nancy Pelosi, o el senador republicano Mitt Romney, quien anunció que no irá por su reelección, y otras han quedado muy mal paradas en público por sus años, como los senadores Mitch McConnell o Diane Feinstein, dos históricos de la Cámara alta. El propio Trump tiene 77 años, y, consciente de ello, ha evitado criticar a Biden por su edad al afirmar recientemente que “no es demasiado viejo” para gobernar, aunque sí “incompetente”.
El equipo de Biden apuesta a que los votantes pondrán temas claves, como el acceso al aborto, la salud y la igualdad, por encima de su edad. Y le prenden velas a la economía. La administración demócrata se adueñó de un término que nació en la prensa, “Bidenomics”, para apuntalar la agenda del presidente. Los demócratas confían en dos datos: nunca hubo tanta gente trabajando en Estados Unidos como ahora, y la inflación baja. La perspectiva a un “aterrizaje suave” desplazó, de momento, los augurios de una recesión, aunque la mayoría de la gente cree que el país va en la dirección equivocada.
Jim Messina, estratega de la campaña de relección de Barack Obama en 2012, preparó una presentación de 20 diapositivas sobre las fortalezas de Biden de cara a la próxima campaña presidencial, revelada por el sitio Politico. Entre sus argumentos, Messina destacó justamente que el llamado “índice de la miseria” –la suma de la tasa de inflación y la tasa de desempleo, una medida informal del estado de la economía– está en declive, y en un nivel más bajo que a la misma altura de las presidencias de Obama, Bill Clinton y Ronald Reagan antes de su reelección.
Messina apuntó que Biden tiene al menos cuatro “caminos” para sumar los 270 votos electorales necesarios para conseguir la reelección. Además de la economía, Messina destacó la importancia que tendrá el acceso al aborto en la campaña, un tema que en el que los demócratas están más alineados con el público. De hecho, Trump comenzó a moderar su postura en una entrevista reciente con NBC, en la que se negó a respaldar una prohibición federal al aborto, y dijo que la ley restrictiva de Florida impulsada por uno de sus rivales, el gobernador Ron DeSantis, era un “terrible error”. Los demócratas, le dijo Messina a Politico, se preocupan por “mojigatos”. Razones y argumentos de lado, la edad de Biden seguirá en discusión.
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