Dolor por la muerte de Juliet, la latina que conmovió a todos al cumplir su último sueño con sus hijos

Juliet Osorio, de 35 años, era una colombiana que tenía cáncer terminal y que había pasado los últimos dos meses de su vida internada en un hospital de la isla española de Fuerteventura. El sábado pasado, la mujer murió y la noticia entristeció a todos aquellos que conocían su historia. Sin embargo, el final de esta persona oriunda de Pereira tuvo antes un toque dulzura y alivio, ya que ella pudo cumplir en los días previos con su sueño más deseado: poder abrazar a sus dos hijos antes de partir.

Los hijos de Juliet, Gabriela, de 12 años, y Matías de 10, se encontraban en su país de origen, lejos de su mamá y gracias a una colecta en la que participaron muchos majoreros (habitantes de Fuerteventura) de corazón solidario pudieron viajar para darle un último adiós a Juliet. Junto a ellos estaba también Nelsy, la mamá de la mujer, que gracias al dinero recaudado pudo fundirse en un postrero abrazo con su hija.

Juliet se encontraba en el Hospital Virgen de La Peña de Fuerteventura, en compañía de su hermana Yenifer, que vivía en España. Estaba internada y en tratamiento contra un cáncer de pulmón, que había ingresado en su etapa más agresiva cuando la mujer se encontraba en Europa, donde fue en busca de un porvenir mejor para ella y su familia.

Según lo que cuenta el medio Onda Fuerteventura, a Juliet le habían detectado un pequeño tumor en el útero cuando se encontraba en su Pereira natal, los primeros meses de 2022, y los médicos le recomendaron que comenzara un tratamiento de radioterapia. Pero entonces, ella optó por recurrir a la medicina homeopática y, al menos el dolor que sentía desapareció. En ese entonces, además, ella tenía ya proyectado su viaje a Europa y no pensó en postergarlo.

En septiembre de 2022, la mujer viajó a Italia, donde trabajó durante tres meses hasta que comenzó a sentir dolores en la espalda. Los doctores le detectaron una masa tumoral en los pulmones y se sometió a viarias sesiones de radioterapia.

Ante esta reaparición de la enfermedad, Juliet viajó a España. Primero pasó por el País Vasco, luego fue la ciudad de Teruel donde vivía un amigo de la infancia y después, ella y su amigo se trasladaron a Alicante, donde vive Yenifer, la hermana de la mujer. Como el hombre con el que se reencontró en España tenía familiares en Fuerteventura, isla del archipiélago español de Canarias, hacia allí se dirigieron ambos.

En ese lugar, Juliet comenzó a sentir un fuerte dolor en el brazo y al acudir al hospital local le diagnosticaron lo que ya habían anticipado otros estudios: un cáncer de pulmón.

Entonces, al percibir que la situación de salud de su hermana era grave y muy probablemente irreversible, Yenifer se trasladó de Alicante a Fuerteventura y se quedó al lado de Juliet las 24 horas del día. En ese momento, comenzó a organizar una campaña en la plataforma Crownfunding para recaudar fondos para que sus sobrinos y su mamá pudieran llegar a la isla española a despedir a la mujer.

Gracias a la colaboración solidaria de cientos de personas de Fuerteventura, que se conmovieron por el caso de Juliet, finalmente se logró juntar el dinero suficiente para los tres pasajes y el viaje de Gabriela, Matías y Nelsy pudo realizarse a comienzos de la semana pasada.

Así, el martes pasado, cuando caía la tarde, finalmente los niños y la mamá de Juliet pudieron llegar hasta el hospital Virgen de La Peña para reencontrarse con su querida familiar. Besos, lágrimas y abrazos fueron los protagonistas de ese momento tan especial que Juliet había soñado durante mucho tiempo.

Juliet Osorio, la mujer colombiana que viajó a Europa a buscar su destino y se encontró con una noticia de esas que nadie espera, aparece en una foto que circula por las redes y en los medios de España en la que se la ve sonriente en la cama del hospital, rodeada por sus seres queridos. “Es una medicina. La medicina más importante para ella”, decía en aquel momento Yenifer al programa local La voz de Fuerteventura, sobre ese estremecedor encuentro entre Juliet y su familia. Un encuentro colmado de abrazos que, si bien no llegó a curarla, funcionó como una tierna y amorosa despedida.

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