La monarca británica se reunió protagonizó momentos icónicos junto a los entonces líderes de estos dos países norteamericanos
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Durante un período de más de 70 años, la reina Isabel II se reunió con más de una decena de presidentes estadounidenses y 12 primeros ministros canadienses. El único jefe de Estado elegido durante su reinado con el que no tuvo un encuentro fue Lyndon Johnson. El resto, desde Harry Truman hasta el actual mandatario Joe Biden, todos conocieron a la monarca británica que más tiempo reinó. La reina visitó Canadá, cuya jefatura de Estado ostentaba, más de dos docenas de veces y recorrió todas sus provincias y territorios.
Truman fue el primer mandatario estadounidense que conoció. Lo hizo en 1951, cuando ella era aún princesa y llegó a Washington para una visita de dos días junto a su marido, el príncipe Felipe. El presidente los recibió en el aeropuerto internacional de la ciudad y se refirió a ellos como “una pareja joven y maravillosa que cautivó por completo los corazones de todos” los estadounidenses. “Dejarán muchos recuerdos felices entre quienes los recibieron aquí”, dijo. Y agregó: “Queremos que vuelvan”.
Seis años después, la reina fue recibida por el presidente Dwight Eisenhower y la primera dama Mamie Eisenhower en la Casa Blanca durante cuatro días.
Una visita a Escocia de los Eisenhower dos años después terminó con la promesa de que Isabel II enviaría al presidente la receta de los drop scones, una delicia escocesa con la que este quedó encantado. “Ver una foto suya en el periódico de hoy frente a una parrilla asando codornices me recordó que nunca le envié la receta de los scones que le prometí en Balmoral”, escribió la reina al año siguiente. “Ahora me apresuro a hacerlo y espero que sean un éxito”.
Canadá, el país que más visitó
La reina visitó Canadá más que cualquier otro país durante su reinado. En su visita de 1977, el primer ministro Pierre Trudeau llevó a Isabel II a un partido de fútbol canadiense. Más tarde comentó que la ocasión fue una de las pocas apariciones públicas en las que sus críticos no lo interrumpieron.
La reina fue presentada al hijo del primer ministro, Justin Trudeau, de 5 años, quien más tarde se convertiría en el último líder canadiense en conocerla.
En julio de 1976, el presidente Gerald Ford y su esposa Betty recibieron a la reina en la Casa Blanca para conmemorar el bicentenario de la declaración de independencia de Estados Unidos. En la cena, el presidente Ford y la reina bailaron “The Lady is a Tramp” (“La señorita es una vagabunda”), una elección quizás no muy afortunada, señalaron muchos comentaristas más tarde.
“Fue fácil tratar con la reina”, escribió más tarde Betty Ford en sus memorias. Y adhirió: “Fue muy clara sobre lo que quería y lo que no quería”.
El vigésimo primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, conoció a la reina cuando era ministro en 1967. Tres años más tarde, a cargo de la cartera de Asuntos Indígenas y Desarrollo del Norte, la acompañó a los Territorios del Noroeste a bordo de una avioneta. “Fue una gran ocasión”, dijo Chrétien a la cadena CTV de Canadá. Agregó que tanto la reina como el príncipe Felipe aprovecharon la oportunidad para practicar francés, idioma que ella hablaba con fluidez.
La reina mantuvo una relación particularmente cálida con el presidente Ronald Reagan, con quien compartía su amor por la equitación. Los dos cabalgaron juntos en varias ocasiones, tanto en Reino Unido, como en el rancho de la familia Reagan en California, donde ella disfrutó de los platos mexicanos favoritos del presidente. “Debo admitir que la reina es una hábil jinete”, escribió más tarde el presidente Reagan sobre su experiencia.
En 1991, la reina y George H.W. Bush plantaron un tilo en los terrenos de la Casa Blanca. El árbol reemplazó a uno más antiguo, plantado en 1937 por su padre, el rey Jorge VI, después de que aquel fuera destruido por una tormenta.
El presidente Barack Obama y su esposa Michelle conocieron a la reina en Londres en 2009. Regresaron a Reino Unido dos años después para un banquete organizado por la reina. En un discurso esa noche, Isabel II elogió los estrechos lazos entre los dos países y bromeó sobre las diferencias entre el inglés británico y el estadounidense.
“A lo largo de los años, disfrutamos de algunas de las producciones musicales más espectaculares de Estados Unidos y de lo que llamamos films (películas)”, dijo. “A las que ustedes prefieren llamar movies”.
En 2018, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rompió involuntaria y famosamente el protocolo al caminar frente a la reina en el Castillo de Windsor. Fiona Hill, asesora presidencial en aquel entonces y nacida en Gran Bretaña, escribió más tarde que Trump “siempre se mostraba un poco asombrado cuando hablaba de ella”. “Una reunión con la reina de Inglaterra fue la última señal de que él, Trump, triunfó en la vida”, escribió.
La relación de la reina Isabel con Canadá cerró el círculo en octubre de 2015, cuando celebró una audiencia privada con Justin Trudeau en el Palacio de Buckingham, durante uno de sus primeros viajes al extranjero como primer ministro. “Eras mucho más alta que yo la última vez que nos reunimos”, dijo Trudeau, lo que llevó a la reina a comentar que la reunión fue “extraordinaria”.
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