Cómo las mujeres se convirtieron en la gran apuesta de Kamala Harris para ganarle a Trump
La campaña demócrata busca atraer el voto femenino para inclinar la balanza con un discurso centrado en el aborto; a diferencia de 2016, no hizo énfasis en el posible hito de la primera presidenta
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Hacia el final de la campaña en Estados Unidos, la exprimera dama Michelle Obama lanzó un poderoso mensaje desde Michigan con un destinatario claro: los hombres.
“Si no hacemos bien las cosas en esta elección, tu esposa, tu hija, tu madre, nosotras como mujeres seremos un daño colateral de su ira”, dijo, en un mensaje de alerta ante un posible triunfo de Donald Trump. “¿Están ustedes como hombres preparados para mirar a los ojos a las mujeres y las niñas que aman y decirles que apoyaron este ataque [a nuestros derechos]?”, agregó la exprimera dama, días después de que su marido, el expresidente Barack Obama, cuestionara a los hombres negros por su renuencia a votar por Kamala Harris. “Me hace pensar que no sienten la idea de tener a una mujer como presidenta”, les había dicho con un tono inusual en Pensilvania, otro estado que puede resultar decisivo.
Con distintos mensajes, los Obama buscaron recortar la brecha de género, la distancia que separa la intención de voto de las mujeres hacia Harris y la de los hombres hacia Trump, una diferencia sustancial y que puede inclinar la balanza en una de las elecciones más peleadas de la historia norteamericana, si los números finales coinciden con los de las últimas encuestas.
Un estudio de Pew Research del mes pasado indicaba que Harris contaba con una ventaja de nueve puntos entre las mujeres y Trump, de ocho puntos entre los hombres. Un análisis de la cadena ABC sobre más de 500 encuestas de octubre daba una diferencia apenas mayor, de 10 puntos para Harris entre las mujeres y 9 para Trump entre los hombres, en sintonía con la brecha de género de 19 puntos en los sondeos de boca de urna desde 1996, según la cadena.
El Partido Demócrata llega a esta elección nuevamente con la posibilidad de consagrar a una mujer por primera vez como presidenta de Estados Unidos, como sucedió en 2016, y con el mismo candidato enfrente, un hombre denunciado por abuso sexual, con un historial de declaraciones misóginas y que se jacta por haber designado a los jueces conservadores de la Corte Suprema que revocaron el histórico fallo de Roe vs. Wade, que protegía el derecho al aborto a nivel nacional.
En ese contexto, el equipo de Harris apuesta a incentivar a las mujeres, más allá de su base electoral, a salir a votar, con la intención de que el voto femenino supere la cantidad de hombres que esta vez no votarán por los demócratas.
“La última vez que Trump se enfrentó a una mujer para la presidencia, en 2016, solo obtuvo el 39% del voto femenino. Fuera de las mujeres blancas sin educación universitaria, nunca ha recibido apoyo de ningún subgrupo de mujeres. Si las mujeres participan, como parece que ya lo están haciendo, es muy posible que [Trump] pierda estas elecciones”, dice a LA NACION Lesley Lopez, directora del programa de Relaciones Públicas y Comunicaciones de la Escuela de Gestión Política de la Universidad George Washington.
En números
La apuesta de los demócratas se basa en números: en Estados Unidos, las mujeres además de ser más que los hombres, son las que más votan (en 2020, representaron un 53% de la participación, tasa similar que en el voto anticipado hasta el domingo) y suelen ser más favorables hacia los demócratas desde la década del 80. Además, según un análisis de Brookings Institution, en seis de los siete estados clave de este año, las mujeres representaron una mayor proporción del electorado en 2020, a excepción de Wisconsin, donde hubo paridad.
“En los últimos 40 años, las mujeres votaron más que los hombres en todas las elecciones, por lo que son las votantes más fiables y, por lo tanto, las que pueden cambiar el resultado de una elección”, señala Kelly Dittmar, directora de investigación en el Centro Rutgers para Mujeres y Política, en diálogo con LA NACION.
María, cuyo nombre real prefiere que no se publique porque en su familia y su trabajo está rodeada de republicanos, dice que ella siempre vota según el candidato y no el partido; una votante independiente. En 2016 votó por Hillary Clinton y en 2020, por Trump. Este año, esta cubana residente de Florida consideró no votar, porque ningún candidato la entusiasmaba, pero finalmente se inclinó por Harris. “He visto la realidad y lo que Trump representa, y me aterroriza”, dice a LA NACION, y aclara que su voto en realidad fue “en contra” del expresidente.
“Al principio yo no quería votar por ella [Harris], pero creo que es más razonable, tiene más respeto por la humanidad. Porque este hombre es un loco puro. Necesitamos algo mejor”, señala María, de 66 años. “La mayoría de cubanos van a votar a Trump, pero a mí me parece una locura”, agrega, y menciona que en su propia familia hay fanáticos del expresidente, ante quienes prefiere guardar silencio para no discutir sobre sus posturas extremas sobre las vacunas, las armas o el resultado de las elecciones de 2020.
Según datos de Pew Research, en 2020, Joe Biden ganó entre las mujeres por 55% frente a un 44% que eligió a Trump, mientras que los hombres votaron con menos diferencias (50% a Trump y 48% a Biden). En 2016, la brecha había sido mayor. Hillary Clinton ganó por 15 puntos entre las mujeres (54% a 39%) y Trump, por 11 puntos entre los hombres (52% a 41%).
La brecha de género se ensancha cuando se cruza con otras variables, como la educación. La encuesta de Pew muestra que los hombres sin educación universitaria eligen a Trump a una tasa del 55% frente al 39%. En cambio, el 61% de las mujeres con educación universitaria votarían a Harris, y el 34%, a Trump. Esta diferencia de 43 puntos está incluso por encima de 2016 (41 puntos), la más alta hasta el momento.
Aborto
El mensaje de la campaña demócrata para cautivar el voto femenino no estuvo centrado en el género de la candidata sino en las implicancias que puede tener para las norteamericanas un eventual triunfo de Trump, con los derechos reproductivos en el centro de la escena, incluso con discursos de celebrities como Beyoncé y Jennifer Lopez.
El aborto es el tema más importante para las jóvenes, según distintas encuestas, incluso por encima de la economía y la inmigración, los temas que dominaron la campaña. En este rango etario puede estar otras de las llaves de un triunfo de Harris: la candidata demócrata tiene una ventaja de 40 puntos entre las mujeres de 19 a 29 años en comparación con la ventaja de 5 puntos de Trump entre los hombres en esa misma franja, según una encuesta de ABC News e Ipsos publicada este fin de semana.
“Mis amigas y yo votamos todas, especialmente en temas locales y en contra de Trump. Creo que él tiene opiniones inconsistentes sobre los derechos reproductivos y el aborto. Si mirás lo que decía antes de su carrera política, estaba a favor, y ahora su opinión pareció cambiar. Me gusta que Harris tiene una propuesta específica al respecto -reinstaurar Roe vs. Wade- y no cambia esa opinión. No me encanta Harris, pero creo que será mejor para el país”, dice Lilo Arakelian, una votante de 26 años de California, el estado donde Harris fue la primera mujer en llegar a fiscal general.
Además, este martes se llevarán a cabo distintas consultas para consagrar el derecho al aborto en nueve estados, incluso en dos de los decisivos, como Arizona y Nebraska. “¿Por qué el gobierno me va a dictar a mí, a las mujeres en general, lo que tenemos que hacer? La política no debe entrar en ese tema”, dice María, quien votó a favor de la enmienda sobre el derecho al aborto en Florida.
Las restricciones sobre el derecho al aborto ya mostraron su capacidad de movilización en 2022, al año siguiente de la caída de Roe vs. Wade, cuando un aumento en la cantidad de mujeres que fueron a votar les dio a los demócratas una elección mejor de la prevista.
Esta vez, también se prevé que aliente a más mujeres a votar. Según un estudio de la iniciativa Gender on the Ballot, del Instituto de Mujeres y Política de la American University, publicado el mes pasado, casi la mitad de las mujeres afirmaron que esta será la elección más importante de su vida, un aumento de 29 puntos desde el año pasado. Además, un 66% de votantes mujeres dijo estar más comprometida que en general, nueve puntos más que el año pasado.
Según se desprende de esa encuesta, además, las mujeres confían en que Harris sería mejor en abordar el tema del aborto (55% confían más en ella y 27% en Trump), pero también en otros temas como la inflación (51% a 37%), la economía (46% a 38%) y la inmigración (44% a 40%).
“El aborto es un tema clave porque tiene que ver con algo más que la atención médica; es sinónimo del valor de la vida de las mujeres. El tema domina el mensaje de esta elección, por lo que todos los demás temas que afectan a las mujeres también se ven desde ese marco. La economía, por ejemplo, se traduce en diferentes políticas para cada partido, pero en última instancia, temas como el cuidado infantil y la deuda por préstamos estudiantiles son cuestiones que afectan desproporcionadamente a las mujeres”, señala Lesley Lopez.
Ocho años después
“Soy claramente una mujer, no necesito señalarlo”, respondió Harris entre risas cuando en una entrevista le preguntaron por qué no ponía el foco en su género. Así, marcó una diferencia con la campaña de Hillary Clinton hace ocho años, que decía como uno de sus lemas “Estoy con ella”.
“Todavía no rompimos ese techo de cristal más alto y duro, pero algún día alguien lo hará, y esperemos que antes de lo que creemos ahora”, dijo Clinton cuando asumió su derrota en 2016, después de ganar el voto popular, pero perder en el Colegio Electoral que define la presidencia. ¿Llegó ahora ese momento?
La respuesta la conoceremos después del martes, pero algunos números demuestran que la respuesta no es tan sencilla:
- Según la encuesta de Gender on the Ballot, una mayoría de norteamericanas cree que es importante elegir a más mujeres para cargos políticos y también cree que el país está más abierto a una mujer presidenta que hace ocho años.
- Según un estudio de Gallup de enero, el 5% de los estadounidenses todavía dice que no votaría a una mujer, mientras que el 93% dijo que votaría por una mujer bien calificada de su partido político preferido, un número similar desde 2015 (92%).
- En una encuesta de Pew de agosto, un 30% de votantes dijo que creían que el género de Harris perjudicaría sus posibilidades de ser elegida, el 40% dijo que la ayudaría y el 30% dijo que no haría mucha diferencia.
- En otro sondeo de Pew, del año pasado, apenas un 18% de estadounidenses consideró extremadamente o muy importante que el país tenga una presidenta durante sus vidas. Los números eran mayores entre las mujeres que entre los hombres (21% y 13%) y la diferencia era más marcada entre demócratas y republicanos (31% y 5%). Además, casi la mitad de los consultados veía probable que hubiera una presidenta mientras vivieran.
Si bien las mujeres cuentan con una alta tasa de participación en las elecciones (en 2020, un récord de 68% de las mujeres en el padrón fue a votar), la representación femenina en la política sigue siendo baja, aunque en ascenso. Desde 2016, la cantidad de mujeres en el Congreso pasó del 20% al 28%, con diferencias entre los dos partidos: en la Cámara de Representantes, el 43% de las bancas demócratas son ocupadas mujeres; y 15% en el caso republicano. Con estos números, Estados Unidos ocupa el puesto 43 en el último Informe Global sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial.
“Hemos vivido una cantidad increíble de cosas desde 2016. Los votantes vieron a más mujeres que nunca presentarse como candidatas y ocupar cargos públicos, incluida Harris, que fue la primera vicepresidenta. Ver a más mujeres en puestos de liderazgo ayuda a romper los estereotipos que tienen los votantes sobre cómo es una líder”, señala Amanda Hunter, exdirectora ejecutiva de la Barbara Lee Family Fundation.
“Quiero creer sinceramente que nuestro país está preparado para una presidenta, pero veo muchas formas en las que hemos normalizado el sexismo. Por ejemplo, hay una doble vara persistente: las candidatas tienen que ser ‘impecables’, mientras que Trump puede estar ‘fuera de la ley’”, señala Lopez, en relación al primer candidato convicto de la historia de Estados Unidos.
Trump y las mujeres
Mientras el foco de la campaña viraba hacia las mujeres durante estas últimas semanas, Trump también las fue incluyendo en su discurso, aunque con polémicas.
El expresidente dijo varias veces que sería un “protector” para las mujeres y, aun cuando desde su campaña le había advertido sobre el efecto negativo de esas palabras, insistió en que lo será, “les guste a no” a las mujeres. Trump también utilizó lenguaje sexista, llegó a decir que Kamala Harris se vería “abrumada” frente a autócratas como Vladimir Putin y Xi Jinping, mientras su candidato a vice, JD Vance, se hizo popular por sus críticas a las “señoras con gatos y sin hijos”. Buscaron así ensanchar más la brecha de género. En los últimos siete años, la proporción de hombres jóvenes que cree que Estados Unidos fue “demasiado lejos” al promover la igualdad de género se duplicó, según el American Enterprise Institute.
“Hay algunas mujeres que son muy hermosas entre el público. Pero si dijera que son hermosas, sería el fin de mi carrera política”, se quejó Trump en un acto, apuntando al malestar esos jóvenes.
Dittmar remarca que en Estados Unidos puede ganar una mujer, como hizo Clinton en 2016 en el voto popular, pero que la clave para lograr el voto femenino está en las políticas de género que promueve un candidato, más que en su propia identidad. Y, en ese sentido, considera que Trump con su narrativa solo logrará ratificar la voluntad de las mujeres que ya votan por él, y que comparten una mirada tradicional sobre las mujeres y la familia, pero no ampliar esa base.
Lopez señala que con sus declaraciones, Trump incluso puede motivar a otras personas a votar en su contra. A esas posibles votantes pareció hablarles Harris la semana pasada cuando dijo: “[Trump] Simplemente no respeta la libertad de las mujeres ni la inteligencia de las mujeres para saber qué es lo mejor para ellas y tomar decisiones en consecuencia. Pero confiamos en las mujeres”.
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