Cómo la crisis de migrantes impulsó los precios de los hoteles de Nueva York a niveles récord
La tarifa promedio alcanzó los 301 dólares la noche tras la firma de contratos millonarios de los establecimientos con le municipio para recibir refugiados después de la pandemia
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NUEVA YORK.- A fines de 2022, el municipio de Nueva York se enfrentó al grave problema de buscar alojamiento para los miles de migrantes que llegaban a la ciudad, pero rápidamente encontró anfitriones dispuestos a recibirlos: los hoteles que todavía no lograban recuperarse del derrumbe del turismo provocado por la pandemia.
Tras firmar acuerdos multimillonarios con el municipio, decenas de hoteles neoyorquinos, desde establecimientos otrora lujosos hasta alojamientos más modestos, cerraron para el turismo y empezaron a funcionar exclusivamente como refugios para migrantes. De pronto, la crisis humanitaria se había convertido en el salvavidas de la industria hotelera de Nueva York, y los hoteles en un refugio seguro para las decenas de miles de solicitantes de asilo.
Dos años después, y a punto de que comience la temporada alta de turismo en la ciudad, aquella crisis inmigratoria modificó drásticamente el paisaje hotelero de Nueva York. La reconversión de hoteles en refugios para migrantes produjo una abrupta caída de la oferta de habitaciones, pero ahora la demanda turística se ha recuperado casi a niveles prepandémicos y se proyecta que este año alcanzará niveles récord.
Los refugios para inmigrantes —junto con otros factores, como la inflación, la disminución de oferta de alquileres temporarios y la menor cantidad de proyectos de construcción de nuevos hoteles— han impulsado la tarifa en una habitación promedio a niveles récord.
De 2022 a 2023, la tarifa promedio de estadía en un hotel de Nueva York aumentó de 277,92 dólares a 301,61 dólares la noche, un incremento del 8,5% en apenas un año, según datos de la empresa de análisis de inmuebles comerciales CoStar. Durante los primeros tres meses de 2024, cuando los precios tradicionalmente suelen bajar, la tarifa de la estadía promedio se mantuvo un 6,7% por encima del mismo período del año pasado: 230,79 dólares la noche frente a 216,38 dólares en 2023.
Al programa de refugios se sumaron alrededor de 135 de los casi 680 hoteles de la ciudad, la mayoría de ellos concentrados en Midtown Manhattan, Queens y cerca del Aeropuerto Internacional J.F. Kennedy, todos imanes tradicionales para el turismo. Según datos del municipio, a los hoteles signatarios del convenio se les paga hasta 185 dólares por noche y habitación. Ninguno de ellos ha revertido para volver a ser un hotel tradicional.
Entre los establecimientos del Midtown neoyorquino se cuentan el Row NYC, un hotel de cuatro estrellas situado en pleno distrito de los teatros, y el centenario Roosevelt Hotel, cerca de la Estación Central.
Según los datos compilados por CoStar, el uso de hoteles urbanos como refugio para inmigrantes representa una pérdida de 16.532 habitaciones, dejando 121.677 para turistas y viajeros en toda la ciudad.
La cifra supone 2812 habitaciones menos que las que existían en el período inmediatamente anterior a la pandemia, y esa escasez empieza a sentirse en profundidad.
“En temporada pico, el que intente conseguir habitación en el centro de Manhattan para un miércoles o jueves por la noche puede terminar pagando cualquier precio”, apunta Daniel H. Lesser, cofundador de LW Hospitality Advisors, una asesoría de la industria hotelera. “Todo responde a la oferta y la demanda, y las habitaciones para inmigrantes redujeron mucho la oferta”.
En Nueva York hay unos 65.000 inmigrantes albergados en hoteles, carpas y otros refugios, en gran parte debido a la obligación legal de la ciudad de proporcionarle una cama todo aquel que la necesite. Por la crisis migratoria, la ciudad tiene proyectada una erogación de 10.000 millones de dólares durante tres años fiscales.
A partir de fines de 2022, la ciudad y una cámara del sector hotelero celebraron un contrato de hasta 980 millones de dólares para pagarle a los hoteles que decidieran alojar a migrantes en el marco de su Programa de Hoteles Santuario. Los funcionarios municipales dicen que los hoteles reciben entre 139 y 185 dólares por noche y habitación, esté ocupada o no, lo que les garantiza un flujo de ingresos fijo. (Esas cifras no incluyen el dinero que la ciudad gasta en alimentos y otros servicios para los inmigrantes, y también hay informes de hoteles que reciben más de 185 dólares por noche).
Un problema para los viajeros de clase media
Muchos de los hoteles luego convertidos en refugios —algunos de los cuales estaban muy endeudados, al borde de la ejecución hipotecaria, o habían recibido malas reseñas de los huéspedes— atendían a viajeros de bajo presupuesto y de clase media. Si bien muchos eran hoteles independientes, aproximadamente la mitad de ellos pertenecían a alguna cadena, como Courtyard, Holiday Inn Express, SpringHill Suites, o Super 8.
Dado que los inmigrantes básicamente ocupan las habitaciones más baratas de la ciudad, quienes probablemente más sufran el impacto del aumento de precios son los turistas de gama media, señala Sean Hennessey, asesor de la industria hotelera y profesor adjunto de la Universidad de Nueva York.
“Los hoteles de dos, dos estrellas y media realmente salieron muy favorecidos y están aprovechando la situación para cobrar lo que de otra forma no podrían”, apunta Hennessey.
El factor Airbnb
Pero hay otros factores, incluidos algunos que son resultado de las políticas impulsadas por el alcalde Eric Adams y su predecesor, Bill de Blasio, también contribuyeron al actual aumento de precios de los hoteles.
En septiembre, los funcionarios de la ciudad comenzaron a aplicar una nueva ley destinada a frenar la proliferación de alquileres temporarios a corto plazo, como los de Airbnb, que representaban más del 10% de todo el alojamiento turístico disponible en la ciudad. La aplicación de la nueva ley acabó con la mayoría de los anuncios de Airbnb a corto plazo, algo que según algunos observadores habría tenido un impacto en los precios aún mayor que la crisis migratoria.
En marzo de 2024, la cantidad de avisos de Airbnb en la ciudad de Nueva York para estancias cortas (menos de 30 días) se desplomó un 83% a solo 3705 departamentos ofrecidos, frente a los 22.247 de agosto de 2023, el mes anterior a que la ley entrara en vigor, según AirDNA, una empresa no vinculada con Airbnb que recopila datos de anuncios de alquileres a corto plazo. La mayoría de los alojamientos de Airbnb que quedan en la ciudad, alrededor del 90%, sólo se ofrecen para estadías de más de 30 días.
La ley contó con el contundente respaldo de la industria hotelera y el sindicato de trabajadores de hoteles y afines, ambos cercanos al alcalde Adams. Según los analistas, no sorprende que la desaparición de los alquileres a corto plazo haya aumentado la demanda de habitaciones de hotel y haya alentado a algunos hoteleros a subir sus tarifas.
“Era esperable”, dice Jamie Lane, economista en jefe de AirDNA. “Por eso los hoteleros hicieron un lobby tan fuerte para que se aprobara esta ley, para poner tarifas más altas y aumentar su rentabilidad”. (Los partidarios de la ley argumentaron que los alquileres a corto plazo estaban exacerbando la escasez de vivienda en la ciudad).
Y es probable que los proyectos de construcción en danza no alivien esa tensión en los precios. Según analistas y desarrolladores inmobiliarios, si bien actualmente está proyectada la construcción de más de 8000 habitaciones de hotel, con el tiempo se irán construyendo cada vez menos. Eso se debe la nueva zonificación de la ciudad y los permisos especiales que hacen falta —también respaldados por el influyente sindicato hotelero— que han restringido el desarrollo del sector, encareciendo la construcción y operación de los hoteles.
A través de un comunicado, una vocera del alcalde Adams rechazó que el aumento de las tarifas hoteleras se deba a las políticas implementadas por el jefe comunal y los atribuyó al crecimiento del turismo. (El año pasado visitaron la ciudad alrededor de 62,2 millones de personas, apenas por debajo del récord de 66,6 millones en 2019.)
“El regreso de los turistas a la ciudad de Nueva York se refleja también en los hoteles, donde la demanda ha crecido”, dice el comunicado. “La ciudad de Nueva York es más segura, está más limpia y, como demuestran las cifras, sigue siendo uno de los destinos más populares de Estados Unidos”.
Por Luis Ferré-Sadurní
Traducción de Jaime Arrambide
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