Cómo bajar la fiebre en niños
En los niños se habla de febrícula cuando la temperatura es de entre 37° y 38°; si es superior, ya se considera fiebre
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La fiebre en bebés y niños suele presentarse por infecciones virales y bacterianas, entre otros motivos. Para bajarla se pueden hacer varias cosas, entre ellas aplicar compresas frescas. En cualquiera de los casos, siempre resulta recomendable consultar con un pediatra de confianza.
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Niños y bebés: qué se considera como fiebre y cuáles son los síntomas
Ya sea en niños o en adultos, la fiebre nunca implica una enfermedad en sí. Se trata de un signo que da cuentas de un problema más profundo, por lo general de tipo infeccioso.
Lo que ocurre con los niños y los bebés es que la fiebre se puede presentar con mayor frecuencia debido a que están desarrollando su sistema inmunológico y aún no tienen las defensas tan altas como los adultos. En otras palabras, son más propensos a padecer infecciones virales y bacterianas.
Un aspecto importante a considerar consiste en que cuanto menor sea la edad del niño (en especial cuando son bebés de meses de vida), mayores son las probabilidades de que la fiebre se deba a una infección bacteriana. Si bien siempre se aconseja la consulta médica, en estos casos la misma es aún más necesaria.
Cuando la temperatura corporal oscila entre los 37° y los 38° centígrados, se considera febrícula. Cuando la misma ya es superior a los 38°, se habla de fiebre.
La temperatura elevada se suele sentir al tacto, y muchas veces también se observa que los niños tienen las mejillas más coloradas que de costumbre. Otros síntomas de fiebre en niños y bebés son cansancio, falta de apetito, irritabilidad, dolor de cabeza, dolores corporales y sensación de malestar general.
Bajar la fiebre en niños: consejos a tener en cuenta
Que un niño tenga temperatura alta a priori no justifica una preocupación excesiva, sobre todo cuando la misma entra en el rango de la febrícula y no de la fiebre.
No obstante, siempre se considera recomendable realizar una consulta con un pediatra, tanto para descartar que se trate de algo grave como para saber si resulta conveniente darle al niño algún medicamento antifebril.
En la mayoría de los casos, el estado febril en un niño no suele durar más de cinco días, que es lo que aproximadamente dura un proceso infeccioso. Si transcurre este plazo y la temperatura se mantiene, la consulta con un profesional de la salud toma carácter de indispensable.
Dejando de lado el uso de antifebriles, hay varias acciones que se pueden realizar para bajar la fiebre en niños. La aplicación de compresas frescas es una de ellas.
En este caso, se recomienda utilizar una prenda limpia y que esté fresca, pero no muy fría, para evitar los cambios bruscos de temperatura. Lo mismo aplica para otra de las cosas que se pueden hacer, que es darle un baño fresco al niño afectado.
Para finalizar, es muy importante que la criatura esté hidratada: por más que diga o parezca no tener sed, la ingesta de abundante agua fresca resulta sumamente beneficiosa.
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